Piden que se declare de "interés patrimonial" al Hotel Hurlingham

Vecinos del barrio Stella Maris solicitan que se declare de "Interés Patrimonial" al edificio que perteneciera al Hotel Hurlingham, construido en 1937, al que consideran "parte del paisaje costero marplatense desde la década del '40" y "un referente en la arquitectura de la zona".

Vecinos del barrio Stella Maris solicitan que se declare de "Interés Patrimonial" al edificio que perteneciera al Hotel Hurlingham, construido en 1937, al que consideran “parte del paisaje costero marplatense desde la década del ‘40” y “un referente en la arquitectura de la zona”.
En una nota enviada a la redacción de 0223.com.ar, habitantes del barrio Stella Maris están solicitando que el Concejo Deliberante declare de Interés Patrimonial al edificio del ex Hotel Hurlingham, ubicado sobre el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos, entre las calles Bernardo de Irigoyen y Carlos Pellegrini, por considerar que la construcción “forma parte del paisaje costero marplatense desde la década del ‘40”, además de ser “un referente en la arquitectura de la zona”.
Dicho inmueble, construido en el año 1937, posee un marcado estilo racionalista náutico, con rasgos similares al edificio de La Normandina y al de la sede del Yatch Club Argentino, ambos emplazados en Playa Grande; y, como lo confirma su gran volumen, constaba en su proyecto original de 300 habitaciones, 200 cocheras, un salón de importantes dimensiones y un ascensor que llegaba a la playa.
Por ese motivo, los vecinos del Hotel Hurlingham solicitan “restaurar y recuperar la belleza de sus orígenes”, teniendo en cuenta que actualmente se encuentra deteriorado por variadas reformas y las diversas publicidades que se colocaron en su fachada.
En tanto, reclamaron que, en caso de que se proceda a analizar proyectos de remodelación y explotación, “se respete toda su fachada exterior y se contemplen los derechos de los vecinos, en cuanto al respeto por el medioambiente y la calidad de vida, evitando emprendimientos que produzcan contaminación visual, acústica y aromática”.

AUTOR / FUENTE: Luciana Acosta