Muchas gotas para vasos llenos

Crece la tensión entre empresas de estibaje y trabajadores eventuales del Centro de Contrataciones.  Abusos e informalidad con la falta de trabajo como telón de fondo.

16 de Octubre de 2014 08:35
El calamar domina el humor de los estibadores del congelado en el puerto marplatense. Mientras la zafra del molusco crece y toma impulso, desparrama sus bondades entre los muelles a razón de casi 800 pesos, por turnos de 6 horas, para descargarlo de las bodegas de los buques poteros. Y las miserias se esconden bajo la alfombra.
 
Pero cuando el tiempo de bonanza que regala el illex se termina, aflora la tensión como la infección en aquellas heridas mal curadas. Y en la estiba marplatense sobran marcas de batallas que nadie atiende, cura ni remedia.
 
La tensión que recorre hoy de punta a punta a la estiba no es otra que los cortocircuitos por el trabajo que ahora falta. Para colmo el fracaso de la zafra de anchoíta y caballa contagió la malaria a quienes descargan pescado fresco. Porque en épocas de vacas flacas queda en evidencia que hay muchos brazos para tan poca carga.  Y para que haya  peleas hacen falta dos bandos enfrentados.
 
El abanico que le da forma a la patronal está compuesto de 17 empresas de servicios portuarios de estibaje. Las “Espes”, para la papelería burocrática del Consorcio Portuario, que es quien las habilita para trabajar en los muelles. Si hace unos años no hubiesen cedido a la presión de algunos popes de la estiba, quizás hoy serían muchas menos las “plásticas” habilitadas para hacer fuerza en los muelles del puerto como monotributistas.
 
Del otro lado hay un centenar de estibadores eventuales nucleados en torno al Centro de Contrataciones.  Afiliados al Supa, no pertenecen a ninguna empresa sino que son convocados a trabajar cuando la eventualidad de la demanda lo requiere.
 
Aunque pareciera que habitaran dos mundos diferentes, Juan Carlos Ferreira, ex secretario General del Supa, los hermanó en el CCT 1190/11. A los monotributistas les dio derechos sindicales, a espaldas de los hasta ese momento, únicos afiliados al gremio. El gesto  le valió subir la recaudación pero también ser eyectado del gremio a patadas en el culo. Aunque no lo consigne el primer parte médico, tras la llegada de Ferreyra al hospital.
 
Carlos Mezzamico, quien reemplazó a Ferreyra, debe ser dueño de un raro privilegio: ser el primer Secretario General de un sindicato desde el monotributo. El dirigente es socio de la cooperativa La Nueva Unión, abocada al congelado.
 
Antes del cambio de mando en el Supa, la cooperativa que tenía que descargar un barco debía tomar el 30% de una lista rotativa de eventuales del Centro de Contrataciones. Con los votos mayoritarios, los monotributistas cambiaron la modalidad y pasaron a elegir a dedo a los estibadores de la parada.
 
El cambio tuvo un motivo principal: las cooperativas buscaron ponerle freno a los abusos que cometían un grupo de eventuales cuando ingresaban a trabajar. En vez de ir al barco acudían a a la ART. La nueva legislación dispone que los primeros 10 días del “accidente” los cubra la aseguradora. El tiempo posterior, corre por cuenta de la empresa. Para liquidar el salario promedia sus últimos ingresos. Y un estibador con cierta continuidad percibe ingresos que rondan los 20 mil pesos mensuales.
 
“El pago de la ART implica el 40% de la masa salarial”, señala Emilio Bustamante, asesor contable de la Cámara de Empresas de Servicios Portuarios. “Es cuatro veces más que lo que paga cualquier empresa; es imposible afrontar ese costo”.
 
Las Espes comenzaron a elegir a dedo y el Centro de Contrataciones a disminuir su plantilla de personal. Fabián Ríos y Federico Blanco, referentes del grupo, fueron los primeros marginados de una lista de catorce. Nadie los despidió ni pagó indemnización... simplemente no los llaman a trabajar. Así llevan más de un año. Se fueron del puerto hace un tiempo. Antes le hacieron juicio a las cooperativas y a las empresas armadoras que las contratan. Y denunciaron el convenio colectivo firmado por Ferreyra.
 
Desde el SUPA buscaron cambiar el hábito de los eventuales y promovieron incentivos económicos en aquellos turnos de trabajo donde no se registraran accidentes. “La siniestralidad bajó y la paz social se mantuvo”, dice Mezzamico. Hasta que se terminaron de descargar las más de 80 mil toneladas de calamar que recibió Mar del Plata.
 
Hipocoop es la cooperativa de Alberto Ovejero, más conocido como “Chamusca”. El gremio y los eventuales la denunciaron el mes pasado por no respetar la designación del 30% para descargar dos barcos congeladores de Moscuzza y otro de Mattera. En vez de personal del Centro de Contrataciones, convocó a trabajar a asociados de “Producciónes”, la cooperativa de Carlos Sepúlveda, otro peso pesado en la estiba local, dedicada a la rama del pescado fresco.
 
Los memoriosos recuerdan que Sepúlveda le agregó dos letras a su empresa. “Producción” fue dada de baja en el Inaes con una abultada deuda en cargas previsionales. Muchos de los viejos estibadores que reclamaban una jubilación especial,  fracasaron justamente por falta de aportes. La historia puede repetirse con la actual generación. Hoy Sepúlveda se saca fotos con su referente político, “Manino” Iriart, y habilita el local partidario sobre Av. Juan B. Justo.
 
La relación de Moscuzza con “Chamusca” viene de cuando los estibadores no eran monotributistas.  “Chamusca” ya trabajaba para el armador. Y  excede los muelles del puerto: Hipocoop era un famoso equipo de Futsal, que incluso compitió en torneos nacionales. Hasta que Aldosivi lo incorporó para que los represente en el flamante torneo de la Liga Marplatense. “Chamusca” es el director técnico.
 
“Tenemos un acuerdo con ellos hace dos año y nunca hubo problemas. La están pasando mal en el fresco, cómo no voy a poder darles trabajo”, se pregunta Ovejero. “Acá somos todos estibadores”, sentenció
 
En andas de los eventuales, el Supa acudió al Ministerio de Trabajo y denunció el incumplimiento de Hipocoop. A instancias de la delegada Goyeneche se abrió un cuarto intermedio para encontrar una solución. En paralelo, casi la mitad de los eventuales envió cartas documento a la cooperativa intimándolo a que los convoquen a trabajar.
 
El problema es que no resulta sencillo encontrar un punto intermedio que deje conforme a ambas partes. Y el clima de tensión va en aumento. La semana pasada Marcelo Tabaira, acompañado por un par más de compañeros que figuran en la lista negra de las cooperativas del congelado, reclamaron en el Consorcio Portuario, el Ministerio de Trabajo y el propio Sindicato.
 
“En la última década Tabaira solo trabajó 15 meses. El resto se la pasó en el seguro”, afirmó Bustamante, quien encargó un estudio para determinar de manera fehaciente una comparación entre los “accidentes” de los eventuales y el resto de los monotributistas. “Los socios no son de goma y no tenemos los niveles de siniestralidad tan altos”, asegura.
 
“Que paguen el seguro con los 27 años que llevan robándose los aportes”, contestan los eventuales. “Solo quieren a los compañeros que agachan la cabeza y no reclaman lo que les corresponde”, avisan.
 
Para bajar un poco los decibeles, las cooperativas se reunieron en asamblea y dejaron algunos puntos en claro. “No tenemos la obligación legal de llevar eventuales pero tomamos el compromiso de hacerlo cuando sea necesario para descomprimir la situación”, dijeron desde la patronal casi que para no decir nada.
 
Los eventuales siempre reclamaron por un salario garantizado para estos tiempos en que el calamar cambia el humor de propios y extraños. Para demostrar que no alcanza con suscribir actas acuerdos para que los compromisos se cumplan, recuerdan que en el epílogo del 2010 las Espes acordaron crear una UTE que los tomaría bajo relación de dependencia  a partir del 1 de enero del 2011, con una antigüedad mínima de 2 años.
 
Desde las cooperativas dicen lo contrario. Que fueron los eventuales que no quisieron nunca pasar a la relación de dependencia. “La deslealtad y el abuso sistemático serían condición suficiente de despido. Prefieren seguir defraudando al sistema existente”.
 
El próximo lunes se vence el cuarto intermedio dispuesto por el Ministerio de Trabajo. Las cartas ya parecen estar echadas. Caen muchas gotas sobre vasos llenos. El tiempo de encontrar una solución es ahora. Antes que rebalsen.