Un llamado “inusual” y un grito desesperado de auxilio

José Ignacio Andoir golpeaba tres veces en la panadería para avisar que era él. Esta mañana alguien golpeó solo dos veces. Minutos después se oyeron los gritos de la víctima que murió desangrado.

La víctima recibió un disparo, bajó de su auto armado, pero el agresor escapó. Foto: 0223.

3 de Octubre de 2014 15:01

Por Redacción 0223

PARA 0223

Los robos que sufrieron con anterioridad modificaron algunas costumbres y generaron nuevas medidas de cuidado en la panadería. Cuando José Ignacio Andoir llegaba cada mañana al negocio ubicado en Tripulantes de Fournier casi Sáenz Peña tocaba tres veces el timbre para que supieran quién estaba en la puerta. Este viernes cambió la rutina y llamó gritando a sus compañeros: ya lo habían baleado.

Los investigadores tienen por delante una difícil tarea de reconstrucción de lo sucedido. A la falta de testigos oculares –apenas un par de vecinos escucharon un disparo y un auto que aceleraba- se suma un llamado previo que habían tenido en el local y el hallazgo del arma de la víctima a pocos metros del rodado.

Uno de los dueños de la panadería le dijo a 0223 que minutos antes del ataque, alguien tocó dos veces el timbre y que no abrieron porque no era la manera en la víctima anunciaba su llegada. “Desde que José se compró el auto, esperaba en su interior varios minutos y luego llamaba tres veces para que abriéramos sin preocuparnos”, explicó.

El tiempo entre ese llamado hecho por un tercero y el pedido desesperado de ayuda de Andoir es lo que la investigación a cargo del fiscal Alejandro Pelegrinelli deberá descubrir. No solamente los motivos –para algunos el atacante tenía como intención ingresar a la vivienda ubicada en la parte superior-, sino también la mecánica completa del homicidio.

“Si bien está claro que Andoir recibió un único disparo que le ingresó por la clavícula derecha cuando estaba en el interior del Fiat Duna, no sabemos aún en que momento logró bajar con un arma que quedó tirada a pocos metros del lugar”, explicó el fiscal a este diario digital.

Las pericias de Policía Científica confirmarán si el repartidor de pan alcanzó a disparar el revólver calibre .22 que fue hallado en la vereda. Las dudas iniciales acerca del arma utilizada en el homicidio quedaron despejadas cuando los efectivos encontraron la vaina calibre .40. Un proyectil de ese calibre fue el que atravesó el parabrisas e hirió mortalmente al hombre de 54 años.

Aunque en los primeros momentos trascendió que un persona ubicada a cien metros del lugar observó pasar corriendo a una persona, la totalidad de los testimonios recabados en el lugar coinciden en que se escuchó una sola detonación y segundos después el ruido de un motor acelerando. Los dichos posteriores de los vecinos no pudieron aportar ninguna descripción de interés.