“No aceptamos que el Estado no pueda encontrar a un desaparecido”

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, el joven del que nada se supo por más de 5 años tras ser torturado por la policía, pasó por Mar del Plata para relatar su historia e interpelar al sistema judicial argentino.

Orieta expuso en Mar del Plata la dantesca realidad policial. (Foto Romina Elvira)

25 de Noviembre de 2014 13:52

Presentado como un “espacio de reflexión colectiva”, lindante a la exposición de la Celda Itinerante", tuvo lugar este martes en la plaza del Agua la charla abierta "Jóvenes y Violencia Institucional", organizada por la Mesa Contra la Violencia de Mar del Plata y que contó con la voz cantante de Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, el joven de Lomas del Mirador que se hallaba desaparecido desde 2009 y que fue encontrado hace pocos meses enterrado como NN, luego de una serie de episodios de violencia institucional en la que quedó seriamente involucrado personal policial.

Del debate, que contó con numerosa cantidad de asistentes, participaron también Julián Axat, ex  defensor público juvenil y actualmente coordinador de Atajo, -el programa comunitario de acceso a la justicia en los barrios-; y el reconocido periodista de Página 12, Horacio Cecchi, quienes realizaron sus aportes respecto a la problemática.

Durante su sentida alocución, sostenida en múltiples argumentos, Orieta no dudó en desparramar sus serios cuestionamientos contra la policía bonaerense y los aparatos políticos que comandan las áreas de seguridad del Estado. “El de Luciano es un caso emblemático, pero no es el único. Durante seis años, con la organización independiente `Familiares y amigos de Luciano´, venimos luchando para empezar a entender las lógicas del poder judicial y para que poco a poco pongamos en evidencia el derecho que tenemos de saber cómo avanza una causa y el derecho de lograr que sean juzgados los funcionarios que participan de las investigaciones”.

En su recuerdo sobre los más de cinco años de angustiosa búsqueda, Orieta hizo foco en los pormenores del caso y al recordar que a Luciano lo hicieron desaparecer por negarse a robar para la Policía, aclaró: “si él no se hubiera negado, yo hubiera estado aquí igual”. De acuerdo al expediente, Arruga ya había sido detenido y torturado en septiembre de 2008 en el mismo destacamento, luego de lo cual relató a sus familiares las exigencias que los efectivos policiales le efectuaban continuamente. Tanto Vanesa como sus parientes, fueron testigos de la última detención del joven: “escuchamos como lo torturaban. Psicológicamente lo hicieron pelota”.

Ese destacamento policial de Lomas del Mirador fue inaugurado en septiembre de 2007, instalado entre dos barrios carenciados a pedido de la gente de las zonas residenciales. Sólo un año después, los policías ya convocaban a robar a los pibes” graficó la joven. Enseguida, procedió a dar una noticia reconfortante: “La comisaría se clausuró y tengo entendido que es la primera que ha sido cerrada en democracia. El inmueble se expropió y dará lugar a la creación de un Museo de la Memoria”.

Durante esos cinco años y medio, el cuerpo del joven fue buscado en zonas cercanas a la comisaría, pero la familia reclamó que se reanudaran las excavaciones y que interviniera el Equipo Argentino de Antropología Forense. La fiscal que comandó inicialmente la causa, nunca atendió personalmente a Vanesa y desligó la investigación precisamente en la cuestionada policía.

En julio último, la Cámara Federal de Casación Penal hizo lugar a un hábeas corpus presentado por el Cels, que patrocina a la familia. Para Orieta, “eso nos dio la posibilidad de encontrar a Luciano. Nosotros ya habíamos presentado la solicitud de Habeas Corpus sólo cinco días después de que mi hermano desapareciera. Quedó en evidencia que el Estado tiene los elementos para poder encontrar a una persona desaparecida. Sin embargo, en casos como éste, que son de desaparición forzada, la acción rápida no se efectúo y eso es clave. Nos negamos a que el Estado no pueda encontrar a un desaparecido”.

Plantada en esa línea, en el último tramo de su exposición, Orieta interrogó a los presentes: “¿Acaso escuchan hablar a los funcionarios sobre violencia institucional. Padecemos aún a la maldita policía bonaerense. Hay mafias organizadas que aumentan el delito. ¿Por qué la respuesta de los políticos sigue siendo poner más policías?. Esto a nosotros nos destrozó, nos dañó cada uno de los segundos de nuestra vida, por eso llevamos nuestro objetivo hacia allí, contra los monstruos asesinos que aún no encuentran el castigo”.

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