Imponente caravana de Aldosivi

El plantel llegó a Mar del Plata con una hora de retraso, pero a nadie le importó. Los jugadores fueron en un colectivo descapotable. Miles de personas los acompañaron hasta el puerto. 

16 de Diciembre de 2014 17:07
No alcanzan los adjetivos para explicar lo que se vivió durante cinco horas y media en la ciudad, desde unos metros antes de la rotonda de la autovía 2 y Constitución, hasta la Manzana de los Circos, donde se puso fin a la caravana de la alegría, que recorrió Mar del Plata teñida de verde y amarillo, para festejar el ascenso de Aldosivi a Primera División. Fiesta arriba del micro descapotable que trasladó a los jugadores y abajo, con miles y miles de hinchas del “Tiburón” que salieron a disfrutar del logro más importante de la historia del fútbol local.
 
El comunicado que envío Aldosivi el lunes por la noche, poco después de consumado el ascenso, decía que el plantel estaría llegando alrededor de las 13. Si bien a la mañana ya se sabía que esto no iba a ser posible, fueron varios los que no se enteraron y pasado el mediodía llegaron a la rotonda de acceso. Y ahí se quedaron, a la espera de los “héroes” que iban a terminar llegando cinco horas después. Pero nada importaba, porque con el correr de las horas se fue acercando más y más gente, hasta poner un marco increíble, de cancha, con las calles vestidas de verde y amarillo, y era todo felicidad, todo abrazo, todo algarabía. Aldosivi era de primera y lo demás no importaba.
 
18.02 el micro hizo su aparición triunfal y la fiesta explotó. Fuegos artificiales, mucha pirotecnia, bombos, cornetas y canciones, armaron clima de cancha en un ratito. Incluso no faltó la espuma cuando el colectivo se acercó a la gente y la ovación a los jugadores fue estruendosa. Ellos, felices, envueltos en cotillón, con Vildozo en cuero, César Carranza tapando la pelada con una peluca verdeamarela. El histórico Pablo Corti era parte importante de los festejos de adentro, arriba del techo de la cabina. 
 
  “Señores dejo todo, me voy a ver al verde, porque los jugadores me van a demostrar, que salen a ganar, quieren salir campeón, que lo llevan adentro, como lo llevo yo”.
 
Fueron casi 15 kilómetros, los cuales fueron recorridos a pie por algunos, que se apostaron detrás del micro y lo siguieron a paso de hombre, acelerando cuando el chofer pegaba un “tirón” para acortar los tiempos, ya que también había que entender que los jugadores habían partido desde Córdoba a la 1 de la mañana. De todas formas, ellos parecían los más eufóricos con la consagración, con el recibimiento, con el calor de la gente. Ángel Vildozo, crítico post partido, fue el director de orquesta desde arriba del micro, el que empezaba las canciones en las que se prendían sus compañeros, el propio “Teté” Quiroz y, por supuesto, los hinchas que estaban abajo.”Ohhh somos de primera, que la cuenten como quieran…”, fue el principal hit que resonó una y otra vez a lo largo del recorrido.
 
Desde las casas la gente salía a saludar y vivar a los ascendidos. No importaba si son futboleros, si son hinchas de Aldosivi, lo único que sabían es que había un equipo que había hecho historia y si toda esa gente los había ido a recibir, entonces eran ellos. Y por eso los aplausos, que se mezclaban con los que perseguían la caravana y los que iban escapándose del embotellamiento por calles aledañas, se adelantaban y volvían a recibir a los jugadores en distintos puntos de la ciudad. El tramo más complicado fue el primero. Una hora y 20 minutos tardó el colectivo en recorrer el lugar de la llegada asta Constitución y Tejedor.
 
Grandes, chicos, varones, mujeres. La caravana de la alegría no distinguió ni edades ni sexo, fue abierta para todos, con mucha familia y con una buena organización y el apoyo de la policía bonaerense.
 
Al llegar a la costa, las nubes se convirtieron en agua y la llovizna se empezó a hacer notar, aunque no empañó nada, por el contrario, fue un condimento más. Cuando la noche ya comenzaba a aparecer, la caravana enfiló por Independencia hasta Luro y ahí a la izquierda para llegar frente al Palacio Municipal. El intendente Gustavo Pulti los recibió (ver aparte) y se subió para saludar a los jugadores y el plantel. El paso por el Monumento a San Martín también fue rápido, volvieron a llegar a la costa y empezaba la recta final. 
 
Una recta larga, pero que los tuvo llegando al corazón del Puerto a las 22.35. La caravana seguía siendo multitudinaria y la gente del barrio los recibió lleno de banderas desde las ventanas. Ellos sí sabían lo que habían logrado esos muchachos que van arriba del descapotable, les dieron la máxima alegría deportiva y por eso los fuegos artificiales, las estrellitas de luces, la pirotecnia, el color, el agradecimiento eterno.
 
Con César Carranza y Pablo Lugüercio en el techo de la cabina, los jugadores comenzaron a saludar y agradecer ellos semejante recibimiento. Y el micro aceleró hacia el Tatore Vuoso, donde los esperaba Ramón, el encargado de la vigilancia del predio, para darles un abrazo y dejarlos ir a disfrutar con sus familias. Los “héroes” ya habían tenido el recibimiento que merecían.