Pasó la escoba y se metió en cuartos

La felicidad de los jugadores de Quilmes, con su gente de fondo. El "tricolor" está entre los mejores ocho de la Liga Nacional. (Fotos: Diego Berrutti)

15 de Abril de 2014 23:55

A partir de un primer cuarto perfecto y un muy buen segundo parcial, con un Mario Ghersetti brillante (24 puntos y 13 rebotes) mostrando su mejor versión desde que llegó al club, Baxley sabiendo que no era su partido y apostando más al pase que a la penetración sin espacio, y a la solidaridad colectiva, Quilmes no dejó pasar la oportunidad y cerró con autoridad la serie ante Sionista de Paraná por 3 a 0, con un 89 a 79 que hizo explotar el colmado estadio de Once Unidos, que se vistió de fiesta, como hacía mucho no sucedía en play offs de Liga Nacional. El conjunto de Leandro Ramella logró su objetivo de meterse entre los mejores ocho y ahora espera rival para los cuartos de final. Quimsa se puso 2 a 1 sobre Atenas y, de cerrar el jueves la serie, el rival del “tricolor” será ni más ni menos que Peñarol.

Si Quilmes debía mostrar madurez a la hora de encarar el encuentro ante su gente, en el arranque lo hizo de manera perfecta, con una gran defensa, que obligó a pérdidas de Sionista y con porcentajes perfectos en ataque, para ponerse 7-0. Más allá del intento de recuperación de la visita con los cinco puntos de Polynice, el “tricolor” se mantuvo firme, rompió de afuera con Ghersetti y Sahdi y obligó al tiempo muerto de Sebastián Svetliza, que veía como el local había anotado los seis intentos de cancha (tres dobles y tres triples) y se alejaba por 10 (15-5) en 4’. Cuando parecía que se le cerraba el aro a Quilmes y lo sostenía con la defensa, Ghersetti volvió a aparecer con una bomba desde afuera para sumar 12 puntos en 6’. El ingreso de Vildoza también le dio aire, robó una pelota, capturó un rebote y asistió a Baxley que la enterró para hacer explotar Once Unidos con el 22-7 que otra vez hizo que el técnico paranaense frene el partido para tratar de corregir a su equipo. Pero era todo del “cervecero”, que se fue al primer descanso corto con una actuación brillante y un categórico 26-11.

Una de las claves de Ramella era que su equipo no baje la intensidad. Por eso, Lucas Ortiz abrió el segundo parcial con otro triple para mostrar que nada había cambiado. Sin embargo, un parcial de 6-0 de Sionista, con dos ofensivas falladas con tiros apresurados, hizo que el técnico local pida tiempo para reacomodar las piezas, ante una defensa cambiante de la visita. Al regreso del banco, todo volvió a ser como al principio, a partir del cuidado de su propio aro se fortaleció el “tricolor”, que no estaba tan acertado en ataque, pero que manejaba el partido a su antojo con una buena diferencia de 16: 35-19. Cuando Sionista intentó reaccionar con un triple, Ortiz devolvió gentilezas con otra bomba con 3 segundos en el reloj que desmotivó a la visita. Pero los paranaenses sabían que era hoy o nada, y siguieron buscando descontar, se pusieron a 11 (42-31), lo que obligó al tiempo de Ramella y el entendimiento de sus jugadores que al regreso del banco les metieron dos cachetazos y se fueron al vestuario con una muy buena ventaja de 17 puntos: 48-31.

El comienzo del complemento fue errático de ambos lados, y otra vez la defensa fue el arma de Quilmes para mantener la ventaja, obligando a tiros incómodos y con presencia en las tablas. El “tricolor” no entraba en juego, entonces Leandro Ramella mandó a Luca Vildoza para romper después de varias ofensivas estacionadas que no terminaron bien. Con un triple de Aguirre, Sionista se metió en partido y se puso a 10 (52-42), promediando el tercer parcial. El equipo no reaccionaba y por eso la gente se levantaba para despertar al equipo que no salió bien al segundo tiempo la diferencia se achicó mucho (54-46). Los jugadores sintieron el aliento y ajustaron la defensa, Baxley se cargó las ofensivas, Ghersetti otra vez fue importante y se escapó a 13 (59-46) a falta de 1’50”. Si bien era el momento de cortarse definitivamente, no pudo hacerlo pero igual mantuvo la distancia y llegó a los últimos diez minutos con una ventaja nada despreciable de 12: 62-50.

Las ganas de cerrar el partido llevaron a Quilmes a tomar decisiones equivocadas en ataque y, con poco, Sionista se arrimó y descontó a 7 (62-55), emparejando el trámite y poniendo un tono más dramático a la parte final. Con Marín y Ghersetti, el “tricolor” se sostuvo, pero Cantero se adueñó de las ofensivas visitantes, metió dos triples, un libre y mantuvo en vida a Sionista, que sabía que lo mejor que le podía pasar era llegar a un final cerrado, para jugar con la presión del local.  Por suerte para Quilmes, más allá de sus imprecisiones, la visita no encontraba el aro desde afuera. Igual, con un doble y falta de Cantero se volvió a poner a 6 (74-68), pero el “cervecero” estuvo certero desde la línea con Sahdi y Marín para sacar 10 (78-68), a falta de 1’58”. Los intentos desesperados de Sionista en el final fueron en vano.

Quilmes no iba a permitir que nadie le quite lo que ya tenía en el bolsillo. Once Unidos era una fiesta. La gente que soportó que los cargaran porque “ahora que no había descenso no iban a bajar”, gozaban gritando que este equipo estaba para más que pelear el descenso y que “se va se va, se va se va, el cervecero a los cuartos de final”. Y ahora, que venga el que sea.