Con épica y emoción, Quilmes se vengó de Peñarol

Romero sale disparado, Baxley estalla ante la gente, detrás celebra Ghersetti y Gutiérrez se va abatido. El momento del triunfo. (Fotos: Diego Berrutti).

25 de Abril de 2014 01:49

Cualquier descripción que se quiera brindar desde aquí, quedará lejana a la percepción de los presentes en el Polideportivo Islas Malvinas. Peñarol y Quilmes brindaron un apasionante juego de inicio de cuartos de final de la Liga Nacional de Básquetbol. Histórico, por la incertidumbre, por el marcador que cambió permanentemente y que propuso un final de película, de suspenso al máximo. Terminó ganando el “Cervecero”, 85 a 82, y se puso 1 a 0 en la serie. El sábado, segundo capítulo. 

Alegría sin fin para el "Tricolor", que cortó una extensa racha de victorias de su eterno rival. La última victoria ante Peñarol sucedió hace casi 6 años: en Olavarría, el 9 de noviembre de 2008, 102 a 95 en la recordada noche de los incidentes.

Pero también justo premio para el equipo de Ramella, que en la temporada había estado cerca de cortar esa adversidad en los primeros tres juegos, a los que le faltó poco para el objetivo. Claro que la serie sigue, al menos dos partidos más, y nada está dicho.

Tremendo primer tiempo del “Tricolor”, donde apabulló a Peñarol. Se fue al descanso largo ganando 49 a 32. En el desarrollo, llegó a sacar una ventaja máxima de 20 puntos (47-27), ante un Peñarol desdibujado, nervioso, fuera de partido.

Pero el Milrayitas volvió con todo, y de la mano de un imparable Campazzo ganó el tercer cuarto 24 a 6, para pasar al frente por primera vez en la noche 56 a 55.

Luego, entre el último cuarto y el suplementario, el "Cervecero" defendió con uñas y dientes, diezmado en su personal (4 jugadores afuera por faltas), y entre la efectividad en los libres y la defensa, se llevó la victoria.

Primer cuarto favorable para Quilmes, en un desarrollo con muchas interrupciones producto de las infracciones de un lado y el otro. Juego poco fluido pero con el elenco de Ramella mucho más cómodo en el trámite. Con un gran inicio de Federico Marín (8 puntos), figura del segmento junto a sus compañeros Baxley (8) y Ghersetti (4). En 5 minutos, el “Cervecero” sacó su máxima ventaja, 7-15, con un triplazo de su norteamericano desde lejos y un buen doble de Ghersetti. Quilmes corrió la cancha, y estuvo fluído en las ofensivas. Y se fue imponiendo anímicamente ante un Peñarol confuso, enredado en cada ofensiva. Fisher tuvo inconvenientes con Baxley.

La mala noticia para Quilmes fue, en la repartija de infracciones, la llegada de Romero a la tercera falta en solo cinco minutos. Pese a que Peñarol recortó las distancias con un doble de Campazzo para ponerse a 2 (16-18), Walter Baxley con un triple devolvió la tranquilidad para un buen cierre de Quilmes en los primeros diez minutos (16-21).   

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El segundo parcial estuvo marcado por las intervenciones arbitrales. Puntilloso, el trío conformado por Chiti, Rougier y Britez sancionaron técnicas, marcaron finas faltas, y colaboraron para que el juego se “picara” entre los equipos. Ghersetti volvió a tomar protagonismo bajo la tabla, en ataque y en defensa. Pero el juego no encontraba fluidez por los constantes cortes. Los árbitros sancionaron tres técnicos contra el “Milrayitas”: a Rivero por reclamar caminata de Baxley, una insólita a Gabriel Fernández por simulación (en realidad, correspondía la cuarta para Romero) y otra a Campazzo también por reclamos. Quilmes supo aprovechar desde la línea esas situaciones (convirtió 12 de 14 lanzamientos en todo el período), y también las reposiciones. Peñarol fue devorado por el nerviosismo, con jugadores desencajados, en especial los puntales. Y los relevos no aportaron las soluciones requeridas por “Tulo” Rivero. Fue llamativo lo del equipo de Garay y Santiago del Estero, acostumbrado a estas instancias.

Con todo ese panorama, Quilmes fue sacando más ventaja en el marcador. Aprovechó las pérdidas de su rival con letales contragolpes. El muy buen ingreso de Vildoza (5 puntos), le dio aire en el juego al equipo de Luro y Guido.  Marin y un doble dejaron a Quilmes con la máxima en cancha (47-27), tras una desconcentrada pérdida de Leo Gutiérrez. Peñarol esperaba el descanso, Quilmes que no se terminara más. Así se fue cerrando un impecable primer tiempo.

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Furibundo inicio de tercer cuarto de Peñarol. Dolido en el alma, el vestuario del Polideportivo en el entretiempo habrá sido una caldera. El conjunto de Rivero salió como un león embravecido intentando borrar en cinco minutos el muy mal primer tiempo. Claro está, de la mano del talento, la personalidad, del “demonio de tazmania” de Facundo Campazzo. El base, al que le sancionaron la cuarta falta al inicio del parcial, jugó ocho minutos y fue el sostén del equipo. Rivero arriesgó en dejarlo en cancha. Con la férrea defensa de un Leiva que se impuso con facilidad, Campazzo anotó 14 de los 24 puntos con que Peñarol logró pasar al frente por primera vez en el partido, 56 a 55, justo en la última acción del cuarto.

¿Quilmes? Se amilanó ante el tren que fue Peñarol. Ramella no encontró soluciones tácticas para frenar a Campazzo, que provocó la quinta falta de Gallizzi. Walter Baxley abolló el aro (0/5 en tiros de cancha), y la ofensiva del “Tricolor” solo anotó 6 puntos. 

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El ingreso del cuarto período tuvo a Peñarol, inteligente, buscando a Martín Leiva. El lungo estuvo indetenible para Mario Ghersetti, que en 2 minutos y 15 segundos cometió 3 faltas consecutivas que lo dejaron afuera del resto del partido. A esa altura, el panorama se oscurecía aún más para el equipo de Ramella (Romero y Sahdi tenían 4). Leiva estuvo impreciso desde la línea.

Quilmes, que estaba "seco" en ofensiva, revivió con un triple de Federico Marín para volver a pasar al frente y devolverle el alma a los hinchas. Luego, el "Pájaro" anotó 4 puntos más para el 60-63.

A los 5 minutos, volvió Campazzo (afectado por una molestia). El base volvió a ser el eje de Peñarol. Fue cuatro veces a la línea con efectividad. Quilmes, a 3 minutos del final, perdió también por faltas a Luca Vildoza. Baxley sostuvo al equipo (64-65), y hasta el último segundo los equipos estuvieron palmo a palmo en un cierre apasionante. Dos penetraciones de Campazzo dejaron al frente al "Milrayitas" (70-68, ingresando al último minuto). Sahdi llegó a la quinta falta en Quilmes. Mientras Marín se vestía de héroe a 9.9 segundos con un doble+falta a pura garra (71-72), Campazzo fallaba en la línea (2 de 4 en los últimos segundos). Con el juego igualado en 72, la última ofensiva fue para el "Cervecero" y Piñero, desde la diagonal, falló su triple.

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Entonces llegaron 5 minutos más de suplementario. Si Quilmes, sin Sahdi, Vildoza, Ghersetti y Gallizzi, y Romero con 4 faltas, todavía estaba con vida, ¿por qué no seguir soñando? Parecía que en algún momento la jerarquía propia de Peñarol se terminaría imponiendo. Pero el "Milrayitas" estaba demasiado pendiente de lo que podía hacer Campazzo, sin respuestas en los relevos y con un Gutiérrez apagado (sumado a la muy mala noche de Boccia, los malos ingresos de Sosa y Weigand).

En un dramático final, los equipos fueron constantemente a la línea. Fisher llegó a la quinta en los de Rivero.

A 49 segundos, Baxley metió un triple (79-81), respondido de inmediato por Campazzo (82-81). Maciel se "comió" a Leo Gutiérrez en el mano a mano (82-83, a 22 segundos). El base de Peñarol jugó la ofensiva hasta consumir el tiempo, abrió para Weigand quien desde la esquina falló el triple. "Faca" Piñero fue a la línea, fauleado por Campazzo, y así Quilmes llegó a la victoria. 

Tanto tiempo esperando esta alegría, valió la pena pensarán los hinchas del "Cervecero". El festejo final, marca el significado de este 1 a 0 de cuartos de final. El sábado, otro capítulo. Pero difícilmente puedan igualar lo vivido esta noche de jueves.