Illex argentinus, la fábrica de rabas

Un repaso por una de las pesquerías que forma parte del podio que sustenta la industria pesquera nacional, pero que sufre de altos costos y competencia desleal.

Mar del Plata es el principal puerto receptor de las descargas de calamar.

10 de Julio de 2014 08:39

Los científicos explican que los calamares, junto con las sepias y los pulpos, constituyen un grupo de moluscos clasificados dentro de la clase de los cefalópodos. En el mar argentino y áreas oceánicas adyacentes habitan seis especies de calamares de aleta corta que pertenecen a la Familia Ommastrephidae. El más importante para la pesca criolla es el Illex argentinus.

Se trata de un recurso altamente fluctuante en su abundancia y accesibilidad, por ser sumamente sensibles a variaciones del ambiente, especialmente a las condiciones oceanográficas, que pueden ser causa de mortalidad durante las fases iniciales del desarrollo de cada clase anual, así como también de alejamiento o dispersión del recurso, dificultando el acceso para la flota tradicional.

La pesquería de calamar se distingue por su alta eficiencia en la captura. Los buques poteros están equipados con máquinas que como brazos perpendiculares al casco, transportan anzuelos en una línea sin fin a las profundidades del océano. En paralelo a ambas bandas del barco, una hilera de lámparas ilumina el agua con una potencia de casi 200 mil watt.

La luz penetra en las profundidades y cumple dos funciones: atrae a los cardúmenes de calamar e iluminan un señuelo que acompaña cada anzuelo. El calamar, voraz por naturaleza, se “prende” y automáticamente comienza a recorrer el camino que lo deposita en la sala de procesamiento.

Cuál es el secreto para que las lámparas puedan estar prendidas toda la noche sin recalentarse. Están compuestos por una doble cápsula de vidrio. La interior es la que trabaja de manera incandescente con gas mercurio. La exterior protege a la otra del contacto con gotas del mar o de lluvia. De día el barco potero no pesca: procesa lo que capturo la noche anterior.

Se trata de una actividad zafral dentro y fuera de la zona económica exclusiva (ZEE). Los barcos con permisos nacionales, más de 80, operan sobre los distintos stock del calamar –el principal es el subpatagónico- al sur del 44ºS desde el 1 de febrero hasta el 30 de junio. Al norte del 44ºS la temporada arranca el 1 de mayo hasta el 31 de agosto.

Pero cuando las capturas bajan se cierra anticipadamente la zafra como para garantizar que escapen las hembras que sustentarán la pesquería al año siguiente. En esos cinco meses donde no hay pesca dirigida dentro de la ZEE, el calamar se reproduce y las hembras desovan.

En 1993 se declararon desembarques por 195 mil toneladas de calamar en los puertos nacionales. En el 2003 fueron 141 mil toneladas y el año pasado, 191 mil toneladas. La media en estas dos décadas no baja de esos números. Lo bueno para Mar del Plata es que cobró protagonismo en la participación de las descargas cuando antes el predominio era de las terminales patagónicas.

En el pico de desembarques, en 2006 por ejemplo,  el 73% de las descargas de la flota correspondió a Puerto Deseado (Santa Cruz) y Puerto Madryn  (Chubut). Ese porcentaje significó casi 200.000 toneladas. El año pasado, de las 191 mil toneladas totales, 87 mil se desembarcaron en Mar del Plata.

Mar del Plata no solo crece en desembarques sino que empresas locales, desde las tradicionales, Moscuzza, Solimeno y Valastro, Baldino, Mattera, y varios más, han adquirido barcos poteros para diversificar su negocio. El único armador potero exclusivo en la ciudad es Guillermo De los Santos, ex presidente de la Cámara de Armadores Poteros Argentinos (CAPA).

El puerto marplatense no tiene dragado para recibir portacontenedores pero existen menores costos portuarios y mayores facilidades de operación con respecto a los puertos patagónicos. Eso explica el auge. La zafra acaba de terminar y se ubica por encima de las 130 mil toneladas. Los últimos buques que ingresaron la semana pasada terminaron con una temporada jugosa para los estibadores marplatenses.

Es que con el último aumento cerrado por el Sindicato Único de Portuarios Argentinos (SUPA), del 30% para la rama del congelado, por seis horas de trabajo un estibador se fue del muelle con más de $700 pesos en el bolsillo. Otro día discutimos las condiciones de trabajo y los sellos de goma que funcionan como empresas de servicios portuarios y estibaje (ESPES) que habilita el Consorcio Portuario. Las 60 mil toneladas descargadas esta temporada hace olvidar todas las miserias cotidianas que enfrentan los estibadores con las pantallas de cooperativas que tienen dueños.

Argentina no tiene propiedad exclusiva sobre el calamar. Por su carácter transzonal, el illex es objeto de explotación también en las aguas alrededor de Malvinas por parte de la flota ilegítimamente licenciada por Gran Bretaña, así como por flotas de distintos países, en su mayor medida asiáticos, que operan en aguas internacionales más allá de la milla 200. Se cree que dicha flota captura un nivel similar a la flota nacional.

Los buques poteros son fábricas flotantes que producen calamar entero, vaina (tubo) y tentáculos. La flota que opera dentro de la jurisdicción nacional tiene la obligación de reprocesar un 10% de la captura en frigoríficos en tierra firme. Esto trae un alivio ante la falta de merluza, aunque no es un proceso complejo. Se limpia el tubo que viene con piel o directamente se convierte en anillas. Las reconocidas rabas. La producción de aceite Omega 3 por el momento tiene experiencias rudimentarias que no mueven el nivel de exportaciones.

España ha perdido el predominio como destino del calamar argentino y ahora es China el principal comprador de illex. En 2006 de las 176 mil toneladas exportadas, España recibió 92 mil toneladas que generaron 105 millones de dólares, a un valor promedio de 1144 dólares la tonelada. China recibió 42 mil toneladas por 28 millones de dólares, a razón de 676 dólares la tonelada.

Seis años después la evolución marca un cambio significativo además del incremento en el precio del molusco. De las 133 mil toneladas exportadas el año pasado,  el país asiático recibió 49 mil toneladas, que representaron 73,5 millones de dólares, a un promedio de 1500 dólares por tonelada. España sigue siendo el mercado que mayor paga el calamar pero compró la mitad que en 2006. En el 2013 recibió 38 mil toneladas por 92 millones, a razón de 2376 dólares cada una.

El interés de China no solo está en comprar calamar sino en pode pescarlo. Casi una docena de barcos chinos adquirieron permisos de pesca que puso a disposición el gobierno argentino en la última zafra y se especula con la posibilidad que se otorguen algunos más para la próxima, para preocupación de los empresarios locales que ven con malos ojos el incremento del esfuerzo pesquero.

El mercado internacional del calamar encierra una paradoja. Más allá que Argentina no interviene en la formación del precio, como de ningún otro producto pesquero, los empresarios poteros  nacionales deben competir por el mismo mercado español y europeo, contra un calamar capturado fuera de la ZEE por buques que tienen costos mucho menores y por el capturado por buques con permisos ilegítimos de Gran Bretaña. El panorama es complicado porque mientras un mismo precio de mercado a los poteros extranjeros les reporta renta, ese precio a las empresas argentinas no les cubre los costos.