Dragas en fuga

Se van de Mar del Plata la china Xin Hai Beng y la autóctona Mendoza, pero el puerto sigue tapado de arena. Vendrá otra de succión por arrastre. Pulti y los cortocircuitos con la realidad.

Entre las dos dragas se gastaron más de 100 millones de pesos. Y no estamos mejor que hace 5 años.

17 de Julio de 2014 08:30

“Me refiero a que han habido dragados importantes en la ciudad, pero este dragado tiene una característica única porque está en Mar del Plata una draga funcionando que puede hacer el dragado de mantenimiento. Esta draga que no tiene la capacidad para montarse sobre el banco de arena, sí funciona para mantener. Con lo cual hoy empieza la etapa de dragado capital del banco de arena. Pero hoy tenemos que sentar las bases para que esa draga que está en la ciudad, mediante la firma de un acuerdo, quede de manera definitiva y la podamos compartir con Quequén y la región".

Las palabras pertenecen al intendente Gustavo Pulti y formaron parte de un discurso formulado en septiembre del año pasado, cuando en el marco de Expo Industria, el Consorcio Portuario firmó el contrato con la única empresa que se interesó en venir a Mar del Plata.

En cada oración del Jefe Comunal habita una inexactitud que vale la pena resaltar para exponer los cortocircuitos de su relato con la realidad. Lo de la “draga funcionando” es tal vez el pico de mayor descarga.

La embarcación a la que se refiere el Intendente Municipal sin nombrarla es la 259 C Mendoza, draga pública que depende de la Subsecretaría de Puertos y Vias Navegables que todavía conserva Horacio Tettamanti. Esa draga llegó en abril del 2009 y fue recibida como el mesías que salvaría al puerto marplatense de su trampa de arena. En estos 63 meses demandó una inversión de más de 50 millones de pesos, entre gastos de personal, combustible y repuestos, pero de dragar, poco. Casi nada. Hace 6 meses que no funciona porque tiene rota una de las bombas de succión.

La Mendoza es una draga de succión por arrastre, una herramienta inadecuada para hacer la obra que prometieron que haría cuando llegó: erosionar el banco de arena que ha hecho del canal principal un recuerdo y permitir el ingreso de grandes barcos, especialmente portacontenedores y cruceros, el desvelo de Scioli y Pulti.

Recién después de 54 meses el Intendente se dio cuenta que la Mendoza solo podía hacer tareas de mantenimiento y era imposible montarse sobre el banco y recuperar márgenes de maniobra. Quizás antes del Mundial de Rusia se anime a decir que la draga de cuchara que trajeron los chinos tampoco es la más adecuada para limar el banco de arena. Seguro que antes de octubre de 2015, nada de esto ocurrirá.

A más de 120 días de inicio de la obra con la draga de cuchara y sus barcazas acompañantes, todavía no se sabe cuántos metros cúbicos ha removido pero sí que el artefacto se irá del puerto más temprano que tarde. La fecha prevista es el 26 de julio. A más tardar, a fin de mes.

Claudio Cuevas, gerente de la UTE, dijo que cuando se vaya, se habrán consumado 30 días operativos de dragado –de los 90 previstos en la obra- y se removieron 475 mil metros cúbicos de sedimentos. Que la meta de la draga de succión por arrastre –la Hang Hung 4011 que estuvo fugazmente en abril pasado- será llevar al canal principal una profundidad de 11,60 metros y un ancho de 100 metros. Que ahora tiene una profundidad unificada de 6 metros.

No hay una batimetría confiable que permita hacer coincidir los dichos del gerente en superficie con lo que ocurre en las profundidades. Horacio Tettamanti, artífice directo de la contratación de la UTE, podría pedir a Hidrografía Naval que realice una relevamiento de las profundidades y cotejar los resultados que muestra la contratista.

Recordemos que el pliego de la licitación de la obra tenía como título “Dragado del banco de arena y recupero de la enfilación principal y secundaria del canal de acceso exterior e interior del puerto Mar del Plata”.

La pregunta que nadie contesta es por qué, si la obra está en ese grado de avance y las batimetrías brindan los resultados esperados,  no vuelven los buques portacontenedores. Cuando llegó la draga de cuchara desde el Consorcio anticiparon que el objetivo a corto plazo era recuperar el canal secundario. Hoy se va la draga de cuchara y viene la de succión, que no puede atacar el banco de arena porque para eso se necesita una draga de corte.

Queda a la vista que todo este movimiento no es más que para recuperar el canal secundario. ¿Qué pasará con el canal principal, tapado por el banco de arena? No es difícil arriesgar: nada. Qué expectativas de resolver el problema se puede tener en una embarcación que no sacará siquiera 500 mil metros cúbicos de sedimentos, cuando el banco de arena que se recuesta sobre la Escollera Sur tiene más de 3 millones.

Desde este espacio en febrero anticipamos que esta obra era un Cuento Chino. Otro parche para seguir en emergencia. ¿Alguien pagará por este nuevo fracaso? Además de todos nosotros, claro, porque se llevan gastados 54 millones en la cuchara china para que todavía ni siquiera se pueda abrir el puerto a grandes embarcaciones. Y falta que la provincia pague los otros 54 millones de pesos restantes previstos en el pliego.

Mejor volvamos al discurso del Jefe Comunal. Lo de “sentar las bases” para que la Mendoza se quede en la ciudad, quedará, valga la redundancia, para otra oportunidad. Más allá que Mar del Plata no debería darle revancha a una draga que ya ha cumplido su vida útil y pese a todas las promesas, jamás pudo trabajar con una regularidad capaz de, al menos, retirar los sedimentos que la naturaleza deposita en la boca del puerto.

Sobre la deriva litoral hay mucho escrito. Es la dimensión del pequeño desplazamiento lateral que resulta de cada ascenso y descenso de la ola sobre la playa. En un día rompen 8 mil olas sobre una playa. Basta considerar que cada ola sea capaz de cambiar la posición de cada grano de arena un par de milímetros para tener un movimiento diario de 16 metros. Cuando hay un canal profundo, la arena no corre sino que comienza a subir. Grano a grano se consolida como una roca. Hasta taparlo casi por completo.

El anhelo del Intendente parece desvanecerse. Luis Gavilán, secretario General del Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento (SIPEDyB), cuyos afiliados se embarcaban y operaban la draga Mendoza, confirmó que la embarcación abandonará el puerto marplatense en los próximos días.

La excusa de la partida es el vencimiento de la prórroga del contrato que firmaron en su momento el Ministerio de Transporte –de ahí depende la subsecretaría de Tettamanti- y el Consorcio Portuario. En principio el contrato fue por 24 meses. No contentos con el fracaso consumado en ese lapso, decidieron prorrogarlo hasta hoy. El destino próximo de la Mendoza sería el puerto de Concepción del Uruguay, donde intentarían devolverle funcionamiento, a costa de varios millones más

La draga se va con varios interrogantes nunca develados. Cuántos metros cúbicos removió en estos más de cinco años. Cuál fue el costo total de la obra. Existe relación entre el consumo de combustible de la draga y los metros cúbicos removidos. Podrán dibujar batimetrías a mano alzada, podrán inventar cifras y números en el aire; podrán incluso alimentar el relato diciendo que si no fuera por su trabajo, la boca del puerto estaría saturada de arena hace varios meses. Se podrá, incluso, calificar su trabajo como “patriótico”. Tettamanti dixit.

Un dato hace añicos el cuento de ficción. Antes que llegara la Mendoza el puerto recibía buques portacontenedores de hasta 167 metros de eslora. Hoy, 63 meses después, no recibe uno de esos buques desde hace más de dos años. Con los chinos el objetivo inmediato era que regresaran. Primero dijeron mayo, ahora dicen septiembre. De confirmarse, será casi cuando terminen la obra: el interventor Matías Silvestre Machinandiarena anticipó que la obra termina el próximo octubre.

Y nadie quiere compartir la Draga Mendoza como imaginaba el Intendente. El puerto de Quequén acaba de hacer una licitación para profundizar su canal exterior y llevarlo a 50 pies. En Mar del Plata ahora los sectores más profundos tienen apenas más de la mitad. En Quequén planifican una obra a 10 años y participarán las principales empresas multinacionales de dragado. Acá vino una UTE a la que le tuvieron que subir el precio del contrato pero no le pidieron antecedentes de trabajos similares.

Aunque la culpa no es de las dragas sino de quienes las contratan, desde esta columna les decimos “chau y hasta nunca”. Agradezcan tantos recursos recibidos y despilfarrados con obscena impunidad y pidan perdón por los pocos metros cúbicos removidos. Y lleven alfajores.