Quién salva a la corvina

Es el principal recurso pesquero bonaerense pero desde el Ministerio de Asuntos Agrarios hacen poco para protegerla. Aplican una veda parcial pero no hay controles eficaces.

Corvina juvenil encajonada. El fiel reflejo de la matanza promovida por la Provincia. Foto: Guillermo Nahum - Revista Puerto

24 de Julio de 2014 08:27
La corvina rubia se ha convertido en un botín de guerra que parece enfrentar a todos contra todos. En esa lucha hay armadores marplatenses contra pares de los puertos de la Bahía de Samborombón, pescadores contra funcionarios provinciales, argentinos contra uruguayos,  en una pelea en la que la única que pierde es la propia corvina y que ha provocado la salida de Mariano González como director de Pesca bonaerense.
 
El escenario de la batalla son las aguas interiores del Río de la Plata, donde el mes pasado la Dirección de Pesca de la Provincia de Buenos Aires autorizó a que el Inideo lleve adelante una prospección con barcos comerciales. El objetivo era determinar la presencia de juveniles en el área.
 
Hasta ese momento las aguas provinciales estaban cerradas a la flota comercial que tiene permisos fluviales como la mayoría de los costeros y de rada/ría marplatenses. Solo podían pescar quienes tienen permisos fluviales permanentes: armadores de los puertos de la Bahía, principalmente Lavalle, cedidos hace un par de años por influencia del hombre fuerte del pago chico: el senador Osvaldo Jorge Goicoechea.
 
En un principio participarían 18 barcos –pescan a la pareja- pero luego se autorizó a 34 buques de distintos puertos: Berisso, Mar del Plata, Lavalle y Ensenada. La prospección se pareció más bien a un inicio de la zafra encubierta. Pescaron durante dos semanas más de 40 toneladas por embarcación.
 
El informe del Inidep no dejó dudas. El 98% de las capturas correspondía a ejemplares juveniles, cuyo peso es inferior a los 300 gramos. Ante la  matanza consumada, los científicos  pidieron vedar el área. Pero a partir de conocido el informe comenzó el fragor de intereses contrapuestos para prevalecer en la decisión de las autoridades. Nadie se quería quedar afuera del agua. Aunque el daño que se genera a la pesquería es gravísimo y pongan en riesgo el futuro del recurso.  
 
Lo que debería haber hecho el ministro de Asuntos Agrarios, Alejandro “Topo” Rodríguez era vedar toda el área de la Bahía tanto a la flota artesanal que opera desde los puertos aledaños como a la flota marplatense y demorar el inicio de la zafra al menos hasta que el monitoreo permanente de los investigadores del Inidep indicara que las concentraciones de ejemplares adultos habían ingresado a la Bahía.
 
Lo ideal sería mantener cerrada el área hasta la primavera, época en que los adultos son preponderantes. Hay que decir que ninguna autoridad provincial lo ha llevado a la práctica. Rodríguez no iba a ser el primero.
 
Ningún armador quiere pescar juveniles, pero si la regla no es pareja para todos, los que se quedan afuera presionan para que se los incluya en el grupo de beneficiarios. Para colmo en Uruguay, país con el que compartimos una zona común de pesca, la flota pesca corvina (juveniles) sin restricciones desde principios de año.
 
En el 2013 del otro lado del río hubo conflictos diversos que menguaron el poder de pesca charrúa y la flota nacional tuvo un año inolvidable, descargando más de 35 mil toneladas. En esta temporada, nadie cree que se respetarán las 40 mil toneladas asignadas como captura máxima para ambas orillas.
 
Pero nada bueno se puede esperar de un Ministro que permitió duplicar el poder de pesca durante las dos semanas que duró la prospección para atender las influencia de los administrados y los punteros políticos regionales, por sobre la salud de la corvina, propiedad de todos los bonaerenses.
 
“Topo” primero cerró la pesca de corvina en las primeras 7 millas de la Bahía y dos subáreas en un sector norte, conocido como Punta Piedras. La Provincia dio intervención a la Nación para que aplique una medida similar en la zona común de pesca con Uruguay, a través de la Comisión técnica mixta, integrada por ambos países.
 
Pero cuando todavía dicha Comisión no se había expedido y no se había establecido la veda en la zona común, y ni siquiera el Inidep había comenzado con un monitoreo para determinar en qué zonas había aumentado el tamaño de la corvina o era baja la presencia de juveniles, “Topo” decidió responder a los intereses de los armadores marplatenses y abrió la zafra en el resto del área habilitada para pescar. No importa que los juveniles sigan predominando en la bodega de los barcos.
 
La decisión del Ministro tiene un doble impacto negativo. Por un lado la flota habilitada para pescar más allá de las 7 millas pescará ejemplares juveniles en altas proporciones. Y no tiene manera de controlar que nadie pesque dentro de la veda cuando hay cientos de embarcaciones pequeñas sin sistema de posicionamiento satelital que operan a lo largo de la Bahía sin ningún tipo de control. Ellos también pescarán juveniles.
 
Daniel Sosa, asesor del Consorcio Portuario y jefe de los inspectores, resaltó la decisión del Ministro de alcanzar un criterio de pesca responsable. Acababa de infraccionar a una docena de embarcaciones en cuya bodega había más de un 90% de corvina juvenil. El funcionario reconoció que hacía 25 años que no se realizaba un operativo de esas características. Todos los días la flota que opera en ese puerto descarga juveniles. No se conocieron nuevos operativos. El operativo fue la excepción a una regla no escrita pero bien remunerada.
 
Mariano González se fue del cargo cuestionado desde todos los frentes. Es difícil congeniar las necesidades de los pescadores con las del recurso, y la de los dirigentes políticos regionales que fomentan la pesca comercial, disfrazada de deportiva. Y resulta imposible si no se dispone de recursos humanos para mejorar los controles de desembarques o financieros para cargar combustible y poder visitar los puertos de una punta a la otra de la Provincia. Y es una quimera contar con personal idóneo, repelente a las coimas.   
 
Para que todos luchen para ver quién puede o no pescar juveniles de corvina, en el otro extremo de la cadena hay alguien que la compra. Y el principal mercado de la corvina es China. Para que el circuito se complete, como en todos los otros eslabones, hay “lubricantes” que son de significativa ayuda.
 
Supuestamente está prohibido exportar ejemplares de corvina con un peso inferior a los 300 gramos. Para permitir el 10% de la carga, el envío debe estar acompañado de una nota habilitante de la Dirección Nacional de Pesca.
 
El año pasado, entre abril y junio, se exportaron casi 11 mil toneladas de corvina. Si trasladamos el resultado de la prospección, la gran mayoría de esa corvina no debió comercializarse porque era juvenil.
 
La nota de la Dirección Nacional se libera en función del parte de pesca que expide la Provincia desde los puertos donde se desembarca. Y todos saben que en los muelles se produce el milagro que le permite a la cadena seguir circulando. A fuerza de “colaboraciones”, las corvinas engordan en el papel.
 
Ahora la Nación amenazó con abrir los contenedores que salgan al exterior. De constatarse falsedad en la declaración jurada de las capturas, se estaría ante un contrabando agravado. Si en los próximos meses no descubren nada singular, querrá decir que todo sigue como hasta ahora… que a la corvina no la salva nadie.