Elecciones con filo y crisis

Se viene la renovación de autoridades en el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (Soip). Tres listas en pugna. Cristina Ledesma busca la reelección entre subsidios que no disimulan la crisis.

21 de Agosto de 2014 09:03

El primer mensaje que cristalizó la intención de renovar por otros cuatro años el alquiler del despacho principal del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) llegó con forma de fixture de la Copa del Mundo Brasil 2014, allá por mayo pasado.

En el dorso del último pliego del programa multicolor figuraba la consigna clara y concisa. “Cristina Ledesma Conducción” fue el concepto que se distribuyó por miles en esa sala de espera que no se desagota casi nunca, en la sede gremial de la calle 12 de Octubre.

La actual Secretaria General encabeza la lista “Negro y Blanco”, los mismos colores con que rompió la hegemonía de Samuel Salas y la asesoría en las sombras de los hermanos Verón: Mamerto y Luis.

La propia Ledesma proviene de ese riñón, pero se abrió para caminar su propio camino, separada a tiempo de la conducción que firmaba los aumentos salariales en la casa de la patronal.  Con ella los patrones pagan por encima de la paritaria con los otros gremios marítimos y portuarios. Nunca pudo cobrar el bono de fin de año pero sí la ayuda escolar.

El contexto en que el sindicato con más afiliados dentro de la actividad marítima y portuaria de Mar del Plata desarrollará su renovación de autoridades no es el mejor.

La zafra de caballa y anchoíta no termina de arrancar para el personal temporario y la rama de la conserva. Y el poco movimiento de la flota no alcanza para disimular la inactividad de los buques fresqueros dependientes de merluza, usinas generadoras de empleo en las plantas procesadoras en tierra.

Esta situación que se repite desde el año pasado, pero ha recrudecido en este 2014 provoca que la mayoría de los 3200 obreros registrados bajo convenio colectivo en la rama del fresco, que estarán habilitados a votar el próximo 16 de septiembre, no lleven un salario digno a su mesa.

El contexto crítico regala una paradoja. Tras cuatro años de gestión en el gremio, haber impulsado una cruzada en pos de la registración laboral y haber contado con el apoyo político del Ministerio de Trabajo y la Subsecretaría de Pesca de la Nación, los padrones fiscalizados por la Junta Electoral tendrán números parecidos a los del 2010.

No alcanzan los subsidios que combino con su hada madrina, Noemí Rial, la viceministra de Trabajo –primero era una sola cuota de mil pesos, luego se prolongó a tres y ahora aguardan por cobrar la quinta- para mantener a todos ocupados

El arreglo individual entre obrero y patrón para consignar la desvinculación es moneda corriente. Un goteo intermitente pero continuo que escupe gente a la calle para ser absorbidos por el sistema informal tan precario como vigente. La industria pesquera es una soga elástica que se estira o encoje, pero que nunca se corta.

La alianza del gremio con el poder político le achica margen de maniobra para levantar la voz y exponer la crisis. Hubo despidos, empresarios en fuga, represión en Chiarpesca, abandono de obreros en Arhehpez y el Soip se amoldó a la circunstancia de ser el único gremio subsidiado del puerto.

Recién ahora se manifiestan tibiamente frente al Palacio Municipal por la demora que sufren los no registrados para cobrar el subsidio. La gestión Pulti no puede siquiera organizar el pago en efectivo para casi 4 mil personas.

Como en el casino, Samuel Salas busca revancha. El filetero de Centauro encabeza la Lista Celeste. Promete más votos que la última vez, cuando perdió con Ledesma, y menos intentos de fraude.

Admirable lo del exsecretario general. Cómo se anima a intentar volver, cuando todavía debe varias explicaciones por los manejos poco claros en OSPIP, la obra social del gremio. La actual conducción comprobó que inventaron gastos para librar cheques que fueron cobrados por familiares y allegados. Si la justicia fuese más rápida las elecciones tendrían un candidato menos.

Pedro Juárez, delegado de Tatturielo, con 26 años de trayectoria dentro de la industria, encabeza la Lista “Azul”, autodenominada “de los trabajadores”. El peón es impulsado por la ONG Juntos por el Puerto, que encabezan Alberto Almonacid y “Puchero” Rosales, desde un local gastronómico al pie de la banquina chica del puerto.

Ambos intentan movilizar un trabajo social en los barrios periféricos al puerto, de la mano de un proyecto de autoconstrucción de viviendas. Proponen un gremio democrático, representativo y constructivo.

Más allá que la suerte de la nueva gestión que conducirá el gremio por los próximos cuatro años está íntimamente ligada a la recuperación de los márgenes de rentabilidad de la patronal, hay una agenda de temas pendientes que urge resolver.

Adaptar el convenio colectivo del fresco, que va camino a soplar las 40 velitas, a los nuevos tiempos de la industria, aumentar los convenios por empresa, punto intermedio entre el Convenio del 75 y el Anexo PyME, bajar el alto nivel de ausentismo, aprovechar nuevos recursos como el langostino para generar más trabajo sustentable; extender las temporadas de caballa y anchoíta

En definitiva, hacer algo que el gremio y la patronal no hacen hace décadas: dialogar, discutir, negociar todo lo que haga falta para erosionar imperfecciones y sentirse parte de una misma estructura de negocio.