El satélite Arsat-1 partió rumbo a Guayana y en octubre estará en el espacio

Un hito en la historia de la política aeroespacial de la Argentina tuvo lugar este fin de semana.  Desde Bariloche, el sábado, partió el primer satélite de comunicaciones de fabricación nacional rumbo al norte de Sudamérica. Producido en las instalaciones de la empresa estatal Arsat, un gigantesco avión ucraniano llamado Antonov, -diseñado especialmente para transportar equipos de gran tamaño-, se trasladó a la ciudad rionegrina para efectuar la carga del Arsat y trasladarlo hasta la Guayana Francesa desde donde despegará para entrar en órbita en no más de dos meses.

Presente en la despida del artefacto, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich detalló: “El Arsat-1 permitirá un salto extraordinario en materia de tecnología de las comunicaciones, la incorporación definitiva de Argentina a la era digital y el apagón analógico”.

El satélite es el primero de otros dos artefactos similares que se fabricarán en el marco del Sistema Satelital Geoestacionario Argentino de Telecomunicaciones, un plan que busca poner en órbita y operación a la Argentina en el espacio. Su producción demandó una inversión de 270 millones de dólares e implicó que el 70% de los responsables de llevarlo adelante fueran científicos y técnicos argentinos.

El artículo 44 de la Constitución de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) solicita a los estados miembros que tengan en cuenta el espectro de radiofrecuencias y las órbitas de los satélites son recursos limitados. Argentina, vía la asignación de la UIT, tiene dos órbitas habilitadas para la actividad satelital. En el caso de este flamante artefacto, un grupo de 25 aseguradoras verificó su excelencia y garantizó el financiamiento para una vida útil de 15 años.