El pibe de barrio que llegó a primera

Charla a fondo con Jonatan Galván, único titular marplatense del Aldosivi que logró el ascenso. Su barrio Libertad, la desigualdad, los "picados" por plata, los "bondis" para ir a entrenar, su casi partida del club. Esfuerzos que hoy le dan sus frutos.

Galván y el mar de fondo, conjunción marplatense (Foto: Romina Elvira).

11 de Enero de 2015 13:22

En un momento del país donde las divisiones entre los que menos tienen y los que están mejor parecen acrecentarse, el ejemplo de Jonatan Galván merece ser observado y valorado. De orígen humilde, este marplatense de 22 años bien sabe lo que es esforzarse para cumplir un sueño. Elegir un camino, transitarlo, sorteando los pozos y las piedras, hasta concretarlo. Y disfrutar, hasta estallar en lágrimas de emoción. El mediocampista de Aldosivi viene de lograr el histórico ascenso a primera división, siendo el único jugador nacido en la ciudad que fue titular en el equipo de Quiroz. En casi un mes, cumplirá su sueño al pisar la cancha de Vélez Sarsfield, en la elite del fútbol argentino. Pero detrás de todo lo que acaba de vivir, y lo bueno que vendrá, hay una rica y joven vida por contar.

***

De perfil bajo para el mundo exterior que lo rodea, Galván aceptó el mano a mano con 0223 un día antes del inicio de la pretemporada, en un departamentito que el club le alquila en pleno centro. No muy amigo de las declaraciones, esta vez se brindó al diálogo extenso -poco habitual en él- para contar su vida, sus sensaciones tras el ascenso, sus sueños, sus malos momentos. Con Belén, su novia que lleva 4 años a su lado y que pide disculpas porque su enamorado olvidó comprar el pan para la "picada" (camaradería excepcional para realizar la entrevista), comenzó la charla. Antes, cruzamos a la escollera de Punta Iglesias para la sesión de fotos, donde en medio de los turistas que van y vienen, un repartidor lo reconoció al grito de "Jony, maestro, ¡gracias por el ascenso!". Y él reflexiona: "el hincha siempre está. Cuando caminás te saludan y agradecen. Uno se pone muy feliz... la alegría sigue intacta. Todo el mundo nos reconoce el ascenso. Sinceramente no esperaba tanto, le agradezco a la gente y estoy feliz de haber logrado algo histórico para el club y la ciudad".

***

"Mucha gente de dinero opina sin conocer la realidad de los barrios"

Barrio Libertad. Maipú y 180 y pico. Periferia de Mar del Plata, adonde por ejemplo en este verano las "luces naranjas" de la temporada no llegan. Allí nació, se crió y sigue volviendo Jonatan Galván. Desde allí partía día a día, cada mañana, tomándose el 511 para una hora de viaje hasta llegar al predio "Tatore" Vuoso y entrenar, forjar su sueño de futbolista profesional: "era interminable el viaje, peor a la vuelta", rememora.

De familia humilde, cuenta: "Mi papá se llama Estergidio y siempre trabajó como filetero en el puerto, lo sigue haciendo al igual que mis hermanos (Diego, Fabián y Lionel). Y mi vieja siempre trabaja desde siempre de mucama. Mamá Lucía está en un hotel de Punta Mogotes, cerca de donde entrenamos", describe.

-Una familia trabajadora, humilde, ¿te faltaron cosas?

-Nunca llegamos al límite de no tener para comer, pero siempre se vivió con lo justo. Mi viejo hizo mucho esfuerzo, somos cuatro hermanos, y estoy muy agradecido a él.

-Tu familia vive allí, volvés al barrio siempre. ¿Te ven como alguien especial, te incomoda la exposición?

-Voy seguido, obvio. Por ahí en algunos momentos me da un poco de vergüenza que los vecinos vengan y me saluden en la calle. En el barrio soy muy conocido, tengo buena relación con todos y me tratan como uno más. No soy ni una figura ni un ídolo. Voy y estoy tranquilo.

Tengo amigos que no tienen para comer, y por ahí roban, hacen cosas que no deberían hacer (...). Creo que se debería hacer hincapié en la educación para cambiar esta realidad"

-Hoy te toca un presente distinto, pudiendo vivir de lo que te gusta. Todo lo que faltó te sirve mucho para valorar  lo hoy logrado…

-Sí. Realmente yo valoro mucho lo que han hecho por mí, por eso cada cosa que hago, la hago al máximo, trato de rendir dentro de la cancha, dejando todo. 

-Hoy se notan y acrecientan las diferencias sociales, una división entre los que más necesitan y hacen lo que sea por lograrlo y aquellos de mejor estar. ¿Cómo ves esa realidad que la conocés por haberla vivido, por tener amigos que todavía buscan salir adelante?

-Se vive totalmente distinto a lo que piensa la mayoría. Yo en este caso tengo amigos, muchos conocidos que viven en el barrio, y que tienen problemas. Por ahí no tienen para comer, roban, van a hacer cosas que no deben. Se vive distinto, y se nota en la periferia de la ciudad que es la parte más complicada.

-¿Y cómo se modificaría esta realidad?

-Yo creo que se tendría que hacer mucho más hincapié en la educación. Vos vas al barrio y hay chicos que a partir de los 14 o 15 años dejan el colegio, y a partir de ahí, a trabajar no van, y empiezan a hacer macanas. Yo creo que se tendría que hacer hincapié en eso.

-Desde la comodidad se opina y ataca fácilmente a la marginalidad de las clases bajas, ¿pensás que para hablar deberían conocer mejor las realidades de la gente?

-Sí, por ahí la gente de mucho dinero no saben la realidad que se vive en el barrio. Es muy complicado. Hay gente que sinceramente no tiene para comer, vive en una situación muy precaria y se hace muy difícil sobrevivir, tener bien a la familia y conseguir trabajo.

-¿Te gusta hablarles a tus amigos que están haciendo las cosas mal, o no te metés?

-Por ahí yo hablo mucho con mi hermano que es más chico, y que por ahí tiene problemas, y trato de darle consejos, hablarle mucho para que trate de hacer las cosas bien. Más que nada aconsejarlo desde mi lado, que si te proponés algo y lo querés hacer realmente, te va a salir todo bien.

-¿Quién te ayudó a vos en el momento de decir “el fútbol es lo mío, le meto para adelante”?

-Desde un primer momento mis padres, mi familia. Me acompañaron siempre, estuvieron a mi lado, fueron los principales creadores míos desde que empecé.

***

Los comienzos en Aldosivi

Galván empezó temprano en el fútbol. A los 14 años, Claudio Balsano lo hizo debutar en la primera del fútbol local para Almagro Florida. Allí jugó un campeonato entero: “Lo tomé con tranquilidad. Venía entrenando con el plantel hace rato, y en un momento me preguntó si estaba preparado, le dije que sí, y me mandó a la cancha en un partido con Libertad en cancha de Atlético Mar del Plata”, recuerda.

Hasta que por sus buenas performances, Carlos "Curly" Peralta lo llevó a Aldosivi, donde quedó tras una prueba: "Comencé en la séptima. Jugué el Latinoamericano de Quilmes, y como en la sexta faltaba un jugador para completar la planilla, jugué también”. El camino, luego, fue vertiginoso hasta llegar a la B Nacional: "En 2010 fui una vez al banco de primera, pero en 2011 me subió el ´Gato´ Daniele, una persona a la que le voy a estar agradecido por haberme subido al plantel, de empezar a entrenar con los más grandes.  Es un personaje, hay muchas anécdotas, ´Viejo Lobo´ es la frase típica de él. Realmente le hacía caso, me enseñaba mucho, el tema de los perfiles, me insistió con que el cabezazo era un arma mía, que tenía que aprovechar.”

Hasta que el sábado 3 de septiembre de 2011, Andrés Yllana lo hizo debutar, al ingresar en el segundo tiempo de la goleada de Aldosivi sobre Brown de Puerto Madryn (5 a 0). Ahí empezó formalmente en la alta competencia. Pero su continuidad en minutos llegó con Fernando Quiroz, quien le dio la chance en su primer partido, aquel histórico 2 a 1 ante River en el Nuevo Gastómetro (29 de octubre de 2011): “Recuerdo todo de ese partido. El gol de Walter Zunino. Yo ya había entrado y quise ir a cabecear, pero Cajaravilla y Furios me trajeron de los pelos para atrás. Me dijeron que el partido estaba cerrado, que me quedara. Por suerte Walter metió el cabezazo. Inolvidable fue ver a la gente festejando", recuerda. “Hasta entonces había sido el mejor partido de todos. Marcó un punto de inicio a lo que vino después”.

***

De casi irse del club, a la persistencia y la gloria del ascenso

Jonatan Galván fue un valor importante de este Aldosivi que llegó a primera. Fue el cuarto jugador con más minutos en cancha (1691), y solo se perdió dos partidos. Anotó el primer gol del equipo en el torneo (el empate ante Nueva Chicago en el debut), y fue una rueda de auxilio para Berti y Quiroz, ya que supo pasar con éxito del mediocampo central a la zaga defensiva cuando era necesario. Siempre regular, con coraje, personalidad y claridad con la pelota, portador de un buen cabezazo gracias a sus 1 metro 80. Admirador de Andrea Pirlo, la estrella del fútbol italiano, y Juan Mercier en el ámbito local, Galván además fue el único representante marplatense titular en el equipo.

En esta entrevista, "el Negro" reveló algo que solo en Aldosivi sabían: dos semanas antes de empezar el último torneo, estuvo a punto de irse a jugar a Tristán Suárez (B Metropolitana) ante el llamado de Caruso Lombardi, y sabiendo que con Alfredo Berti corría muy de atrás en la consideración.

-¿Arrancabas tan de atrás al inicio del campeonato?

-Sí, totalmente. Los dirigentes me habían dicho que iban a traer jugadores de renombre, con un esfuerzo muy grande en lo económico, para tratar de lograr el ascenso. Entonces ahora tiene un sabor extra saber que arranqué de atrás y que me lo gané al lugar.

-¿Y cómo recibiste ese mensaje de los dirigentes en su momento? ¿Pensaste en irte?

-Sinceramente, hasta dos semanas antes de arrancar el torneo yo me iba a jugar a la B Metropolitana. Le había comentado a la dirigencia que tenía muchas ganas de buscar otro rumbo, sabía que tenía cinco o seis jugadores delante de mí entre defensores centrales y volantes. La dirigencia me pidió que me quedara, que haga un esfuerzo, que supuestamente el técnico me iba a tener en cuenta. Por suerte, pude terminar jugando.

-¿Y adónde te ibas de la B Metropolitana?

-Me llamó Caruso Lombardi para ir a Tristán Suárez. Me llamó tres o cuatro veces, la última medio enojado porque quería que me decida. Trató de hablar con Moscuzza, no se pudo comunicar, hasta que le comenté que finalmente me iba a quedar acá.

-¿Te recomendó Cajaravilla, que se fue con él?

-No sé, pero sí sé que habló con Pablo Campodónico, que lo conoce a Caruso y le dio muy buenas referencias mías. Esto no se sabe porque yo soy un jugador que trata de hacer las cosas muy callado, tratando de no demostrar mucho, pero la realidad fue esa. Ahora tengo contrato por dos años más.

*** 

-Hernán Lamberti, tu compañero de mediocampo, contó que recién dos minutos antes de terminar el partido se puso a llorar de emoción, se dio cuenta del ascenso, ¿en tu caso cómo viviste esos instantes finales en Córdoba?

-Con ansiedad.  En un momento veo al costado de la cancha y ya estaban todos los chicos con la remera de la “A” puesta, todos abrazándose, llorando, y ahí me cayó la ficha que ya estábamos ascendidos. Me emocioné mucho. Después, rompí en llanto por un largo rato. Cuando terminó el partido mis compañeros me decían y jodían que parar de llorar, y yo no podía.

-¿Alguna vez habías llorado así, por el fútbol?

-Muy pocas veces. En el partido con Boca Unidos, con el gol sobre la hora de Carranza, fue un desahogo muy grande, porque sabíamos que si no ganábamos el ascenso se nos iba. Pero lo de Córdoba fue sumamente mayor, incomparable.

-Uno se sorprendió al ingresar al campo de juego y notar la descarga de emoción de jugadores tan curtidos en el fútbol como Lamberti, Carranza, Lugüercio, había mucha tensión y presión que se descargó como tal, ¿no?

-Sí, más que nada por los momentos que pasamos. El haber arrancado mal el torneo, que se haya ido un técnico es algo feo, dejar una familia sin trabajo, no es lo que queríamos. Pero ver a Campodónico, Lequi, Carranza, Lugüercio, mucha gente de experiencia y con trayectoria, verlos llorar y emocionarse de esa manera, fue un desahogo grande y se fue un poco la tensión que teníamos.

-Fue un camino espinioso, con cinco ascensos supuestamente fáciles de conseguir. Aldosivi trajo jugadores importantes, pero también perdió una base del equipo de Franco que había que reemplazar…

-Sí, fue difícil tratar que todos los nuevos compañeros se acoplen rápido al equipo. Por suerte se pudo llegar a conseguir el objetivo, pero el camino fue bastante duro, largo, se hizo muy complicado. Con la llegada de “Teté” todos creíamos que era muy difícil.

-¿Sentían esa presión del entorno? Parecía instalado que Aldosivi debía estar entre los cinco, sí o sí…

-Sabíamos que el objetivo era ese. Sino, totalmente iba a ser un fracaso.

-¿Qué te dejó el ciclo de Berti? ¿Cómo analizás al equipo en esos partidos? Primero el equipo mostró algunas cosas interesantes, aquel partido con Colón, pero después se fue viniendo abajo…

-Lo que me dejó fue que eramos un equipo que tenía mucha tenencia de balón, que jugaba bien, pero pecábamos mucho en defensa: nos llegaban dos veces y nos convertían, y así perdimos muchos puntos. Creo que merecimos un poco más. Hubo partidos donde fuimos totalmente superiores y no pudimos ganar. Con cinco o seis puntos más que deberíamos haber merecido, la cosa hubiese sido totalmente distinta y Berti no se hubiese ido.

-¿Y qué te dejó Berti? Muchos no lo recordaron en el ascenso, ¿era difícil la relación con él?

-Yo por suerte hablaba mucho con él. Me hablaba  sobre la posición, de mantener el equilibrio del equipo, de marcarme movimientos. Me exigía mucho también porque sabía también que si yo no funcionaba, había detrás jugadores de mucha experiencia que me podían reemplazar. Por suerte me dio la oportunidad, me dio la chance, pude ganarme el lugar con la llegada de él.

-Solo te perdiste dos partidos en el torneo, ¿cómo te sentiste?, ¿fue un crecimiento en todo sentido?

-Creo que fue un crecimiento para mí, yo sabía que las primeras fechas las jugué porque había compañeros que estaban con lesiones, como Capurro y Gastón Díaz. Sabía que si me tocaba jugar, tenía que rendir al máximo, tratar de hacer lo mejor para seguir estando. En cuanto a la continuidad, uno siempre la necesita. En el torneo anterior con Franco había jugado y alternado, pero había estado más afuera que adentro, y no quería que me vuelva a pasar lo mismo. Quería jugar, estar siempre, y por suerte se dio.

-Llegó Quiroz, que te conocía, y mantuviste el lugar, ¿cómo fue ese click? Recién decías que el plantel no estaba convencido de que todavía se podía ascender…

-Sí, realmente pensábamos que era sumamente complicado. Estábamos antepenúltimos, teníamos partidos pendientes pero era difícil. La llegada de “Teté” ayudó mucho en lo anímico, en el contacto con el equipo, el hablar, conversar, saber qué nos pasaba. Eso ayudó mucho y por eso salió todo bien.

-¿Y qué les dijo? Es optimista por naturaleza…

-Lo vimos muy bien, muy convencido. Faltaban siete partidos y dijo que había que ganar todos los de local. Así fue, más algunos puntos que rescatamos de visitante, que fueron muy importantes. Sabíamos que si lográbamos eso íbamos a tener chances.

-A la postre, la suspensión del partido con Argentinos vino bien, ¿no?

-En teoría, si se jugaba ese día de la lluvia, éramos unos leones. Si salíamos a la cancha sabíamos que les ganábamos. Pero por suerte la suspensión nos sirvió porque jugamos dos partidos seguidos de local, que ganamos, y nos quedamos descansando acá.

-Pero “el partido” fue ante Boca Unidos, que estaba perdido hasta los 30 minutos del segundo tiempo…

-Sí, después de haber ganado ese partido, sabíamos que iba a ser muy difícil que se nos escape el ascenso. Al ganar ese encuentro tan complicado, ante un equipo duro y rival directo, fue un paso fundamental. Recuerdo que tras el gol de Carranza terminé en el suelo abrazado con Lugüercio.

-Llegó el Triangular, sin margen de error, con el equipo con personalidad y confianza que se sobreponía a todo…

-Llegamos a La Plata con muchas ganas. Sabíamos que era muy difícil, habíamos terminado mucho mejor que los equipos que íbamos a enfrentar, y teníamos mucha confianza. De hecho el partido que empatamos con Nueva Chicago, que lo vi de afuera, merecimos un poco más. Llegamos al partido con Gimnasia sabiendo que era a todo o nada otra vez, teníamos dos resultados, pero no era fácil.

-Terminaron con un trajín de partidos impresionante, jugando cada cuatro días, ¿trataron de no pensar en eso?

-Se sentía el cansancio. Lesiones, poco tiempo de recuperación, la verdad que se sintió bastante pero tratamos de ser fuertes, no pensar tanto en eso y solamente en el ascenso.

-¿Cómo fue tu lesión en la rodilla que te acompañó en el tramo final?

-A partir del partido con Ferro (fecha 18) tuve un pequeño esguince  en el ligamento lateral de la rodilla, y en el partido con Argentinos volví a tener un golpe en el mismo lugar, y a partir de ahí tuve que jugar todos los partidos con la rodilla encintada.  Parecía una momia... (

-¿Te llegaste a infiltrar?

-Me lo recomendó el médico pero yo no quería. Sabía que era riesgoso, y que haciendo kinesiología hasta tres veces al día más antiinflamatorios, iba a andar bien. En los partidos sentía el dolor pero no quedaba otra que correr para todos lados.

-Fue una constante, terminaron todos con golpes, lesionados, pero se sobrepusieron, ¿eso fue un contagio general? Decir “mirá este tipo cómo tiene la rodilla pero juega y mete igual”.

-Sí, fue un contagio general. Sabíamos que había que lograr el objetivo y todos queríamos estar, aunque estábamos al 60 %. Ángel (Vildozo) con la rodilla así prácticamente no podía jugar, Matías (Lequi) se había desgarrado, y cualquier otro no jugaba, pero quiso estar en la final. 

-¿Qué compañero admirás, o te enseñaron mucho en este plantel?

-Me sorprende mucho la humildad que tienen algunos compañeros que han llegado. El caso de Lugüercio, que es una persona con mucha experiencia y que te habla, sabe puntualmente de las cosas que te dice. O Pablo Campodónico, que lleva muchos años en el club, es el capitán del equipo, y lo mismo. También hice una muy buena amistad en todo aspecto, dentro y fuera de la cancha, con César Carranza e Ismael Quilez. 

-Fuiste la primera alternativa cuando faltó alguien en la zaga central, ¿te gusta más un puesto que otro?

-Mi posición natural es de volante, ahí me gusta jugar. Aunque muchos compañeros y hasta un técnico anterior que tenía me decía que yo jugaba mejor de defensor central, pero yo le repliqué que por capricho mío y por gusto, quería jugar de volante. En sexta y cuarta jugué como zaguero, ahí aprendí el oficio.

-Es otra responsabilidad pasar del mediocampo a un puesto tan clave, donde una falla termina en gol, ¿lo sentías así?

-Sí, es un gran cambio. Sabés que de volante, si te pasan o te mandás alguna macana, por ahí tenes alguna otra chance. Pero de marcador central si te pasan, es medio gol. El cambio es importante.

"Es un respaldo que no traigan volantes de refuerzo"

Aldosivi jugará en primera división. Galván pasará de pisar los potreros del barrio Libertad, a jugar en "La Bombonera" y el "Monumental". “Será un torneo complicado, todos los equipos buscarán mantenerse, sabiendo que solo hay dos descensos. Es importante que se mantenga la base del equipo, con los jugadores de experiencia", sostiene sobre lo que se viene.

-A diferencia del receso anterior, no llegará ningún volante central, eso debe ser una tranquilidad y un voto de confianza a vos…

-Sí, es un pequeño respaldo del técnico hacia mí y Hernán (Lamberti). Hay que tratar de aprovechar eso. No relajarse. Pensar que el técnico te quiere y que vas a jugar no es bueno, sería una equivocación de mi parte.

-¿Qué pensás que cambiará respecto a la B Nacional en el juego?

-Lo que muchos me cuentan por haber jugado en primera, es que hay menos roce. Te dejan jugar un poco más, y también se juega más rápido. Eso fundamentalmente.

***

Por último, ¿qué sueños tenés?

-En su momento cuando empecé lo único que pensaba era jugar en primera. Con este ascenso estoy cumpliendo un sueño. A partir de ahora, tratar de jugar en un club grande podría ser algo lindo. Y jugar en el exterior también. Es algo que ya me propongo.