Zaffaroni: “Donde no hay violencia los medios concentrados la inventan como realidad”

El exjuez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, habló en exclusiva con 0223. Dijo que 2015 no es el año para debatir el nuevo Código Penal, explicó por qué no introdujo el tema del aborto y habló de como los medios inciden en la discusión. 

Eugenio Zaffaroni charló en exclusiva con 0223 en el Hotel Costa Galana.

13 de Enero de 2015 20:16

Por Redacción 0223

PARA 0223

Producción y textos: Andrea Pérez Calle y Mariano Suárez

Fotos: Romina Elvira. 

Eugenio Raúl Zaffaroni llega al tercer piso del Hotel Costa Galana distendido, dispuesto a charlar de todos los temas en una entrevista exclusiva con 0223. Vino a Mar del Plata para dictar un curso en la Facultad de Derecho y promete que el año próximo se organizará mejor para poder disfrutar de la ciudad. “Me gusta mucho, espero poder hacerlo”, dice. Con ese mismo tono pausado y claro habla del debate por el nuevo Código Penal.

Asegura que 2015 no es el año para discutirlo y explica que lo que buscó es “devolverle racionalidad” a un “código demolido” como el que tenemos en la actualidad.

El exjuez de la Corte Suprema de Justicia pide abordar seriamente el tema del aborto, pero aclara por qué no se modificó en el documento elaborado. “Si uno toca el tema en el Código, la discusión posterior sobre el aborto se come el código”, afirma y añade que lo que hay que hacer es “una política de disminución de abortos” y para ello es indispensable “sacarlo de la clandestinidad”.

También le apunta a los “medios concentrados” de la región en torno a este debate. “Donde hay violencia la naturalizan y donde no la hay la inventan como realidad”, dispara.

-¿Qué se puede esperar en torno al debate del Código Penal?

-Uno tiene que fundarse en la experiencia histórica y cómo fue la sanción de los dos códigos que tuvimos nosotros, el de 1885 y el de 1921. En los dos casos hubo una elaboración larga. En el de 1885, partiendo del proyecto Tejedor, que fue Código por sanción provincial hasta que se hizo federal en el 85, hubo otros contraproyectos. Al final, se tomó el Tejedor, se lo arruinó un poco y se sancionó. Después, en 1891 se hace un nuevo proyecto, en 1906 le pasan un plumero y lo espolvorean un poco y vuelve a otra comisión a ser mejorado. En 1916, Rodolfo Moreno lo saca, lo presenta, le pasan otro plumero, lo empiezan a discutir en las dos cámaras y finalmente se aprueba en el 21.

Toda la historia nos demuestra que hay un documento que se va mejorando a lo largo del tiempo y que cuando se abre el espacio político se toma ese documento como base. Creo que hay que hacer lo mismo.

Tenemos un código demolido, un montón de leyes especiales, muchas hechas con mala técnica legislativa, incluso es una confusión para su aplicación.

-¿Se siguió ese camino ahora?

-Los proyectos de introducción de penas no privativas de la libertad empiezan hacia 1984, cuando se reestablece la constitucionalidad. Se renuevan hacia 1991, cuando se mandó un proyecto del Ejecutivo en ese sentido. Finalmente, está el proyecto de 2006 que trata de darle forma a todo lo anterior. Nosotros en la comisión tomamos ese proyecto e hicimos un documento que lo supera. Ahora tenemos 30 dictámenes de universidades, los vamos a trabajar, a ver qué no tiene mucho sentido, qué tenemos que introducir porque se nos escapó la tortuga en algo. La idea es dejarle una alternativa al Legislativo. Y cuando salga el momento político lo importante es que está un documento.

-¿Y cuándo será?

-El momento político va a salir en algún instante porque lo que tenemos es una confusión legislativa. Tenemos un código demolido, quedan pedazos de lo que fue el viejo Código Moreno del 21. Y un montón de leyes especiales, muchas hechas con mala técnica legislativa, incluso es una confusión para su aplicación Lo importante es que se vaya perfeccionando el documento y en algún momento lo que se trabajará será en base al último documento que haya. Así lo marca la experiencia histórica.

-¿En aquellos antecedentes históricos había tantas pujas políticas como las que se viven hoy?

-Sí, lo del 21, que fue lo que me dio la idea de hacer una comisión con gente nombrada por distintos partidos, fue interesante. Rodolfo Moreno hijo era el presidente del bloque conservador de la Cámara de Diputados, opositor a Yrigoyen. Él retoma el proyecto de 1906, lo presenta en 1916, hace un contraproyecto en el 17 e integra una comisión en la Cámara de Diputados con dos socialistas y dos radicales, de la privanza de Yrigoyen. Así fue como elaboraron el Código. Claro que políticamente había un enfrentamiento terrible, Yrigoyen le había intervenido la provincia de Buenos Aires a los conservadores. No era fácil, pero logró hacer eso.

Un modelo de sociedad excluyente necesita un aparato represivo muy fuerte, si es posible letal.

-¿Y usted pudo?

-Nosotros en la comisión lo logramos, después salió este inescrupuloso de Massa y armó todo eso. De cualquier manera, se vio que se puede trabajar, se puede discutir pluralmente. Las diferencias que hay son mínimas, nadie va a inventar la pólvora en materia penal.

-¿El Congreso está preparado para dar esa discusión desde el punto de vista técnico?

-En este momento, en un año electoral, no. No tendría ningún sentido, pero el año próximo puede ser que sí.

-En una entrevista dijo que hubiese hecho algo bastante más transformador. ¿Qué hubiese hecho?

-Hubiese ampliado muchísimo las facultades de los jueces en cada caso, hubiese ampliado más el abanico de oportunidades. Pero una cosa es lo que a uno se le ocurre y otra cosa es pasar en limpio para que quede algo más ordenado.

-Se habló mucho en torno al Código Penal de la baja de las penas. ¿Qué opina?

-Si no sabemos cuál es el máximo de las penas privativas de la libertad en este momento… alguien dice 75 años, otro 50, otro 37 años y medio, otro 30, otro 25. Cuidado, ahí hay un problema constitucional de por medio. La locura de una pena de 50 años claro que se tiene que bajar, a eso no hay nada que hacerle. Lo que se hizo fue equilibrar un poco las penas. No puede tener un robo la misma pena que el homicidio, se buscó devolverle racionalidad a la cosa.

La locura de una pena de 50 años claro que se tiene que bajar, a eso no hay nada que hacerle. Se buscó devolverle racionalidad a la cosa.

-¿Es complicado explicarle eso al ciudadano común?

-No. Si sale alguien diciendo cualquier cosa, uno lo explica. Pero si hay una concentración de medios tratando de construir un candidato a presidente tipo Collor de Mello argentino, qué le voy a hacer. Así sale: un Collo de Mello, un Peña Nieto… Se puede fabricar un candidato de la misma forma que se vende una gaseosa, después vemos los resultados. Eso pasa, son coyunturas políticas.

-¿Teme que esa acción de los medios tienda a bajarle el nivel a la discusión en el Congreso?

-Es posible. Los medios concentrados en la región lo que están haciendo es donde hay violencia la naturalizan y donde no la hay la inventan como realidad. Los medios monopolizados en la región, como Televisa, Azteca, Globovisión, Clarín, forman parte de una red inextricable con el poder financiero internacional. Y ese poder juega por una sociedad excluyente. Y un modelo de sociedad excluyente necesita un aparato represivo muy fuerte, si es posible letal. Donde hay una letalidad violenta la naturalizan. Esto pasa, vino del cielo. Y no tenemos que asustarnos tanto. México, Brasil. Y donde no la hay la crean. Es mucho más grave naturalizarla.

-En la Argentina hemos oído en los últimos tiempos que el país está rumbo a índices de criminalidad similares a los de México o Colombia. Y las estadísticas indican que estamos muy lejos de eso.

-A ellos les gustaría, claro, pero por suerte no. México y Colombia lo que hacen es minimizar. Esto es natural, es así, viene del cielo. Lo de Guerrero es una cuestión municipal, no compromete al gobierno federal. Lo que se hace en la Argentina puede ser grave, pero es mucho más grave e indignante lo de allá porque está ocultando muertes. Es terrible.

-¿El aborto es un tema pendiente en el debate?

-Lo dejamos al margen de este debate porque la experiencia nuestra con este proyecto de 2006 como la experiencia comparada es que si uno toca el tema del aborto en el Código, la discusión posterior sobre el aborto se come el código. Entonces, ese tema hay que tratarlo por separado, que lo discutan por separado y nos limitamos a poner lo último que dice la jurisprudencia de la Corte.

Si uno toca el tema del aborto en el Código, la discusión posterior sobre el aborto se come el código. Entonces, ese tema hay que tratarlo por separado.

-¿Usted tiene una posición tomada al respecto?

-Sí. Creo que en el momento que se discuta habrá que hablar en serio sobre el aborto. Hay que hacer una política de disminución de daños. En 35 años que llevo en la Justicia creo que causas por aborto me deben haber pasado por la mano 10. Y porque se murió la mujer o cosas por el estilo. De modo que lo que hay en el Código como prevención del aborto como fenómeno no sirve. Hay que hacer una política de disminución de abortos. Para disminuirlo lo primero que hay que hacer es sacarlo de la clandestinidad. Cómo se baja el número. El número es masivo, enorme. El número de víctimas mujeres, también. Si hay que bajar el número, dejémonos de molestar con una norma que no sirve.

-Pareciera ser que social y políticamente se ha querido que este tema lo resuelva el sistema penal…

-Y no ha resuelto nada. Es muy difícil hacer una estimación real del aborto, pero se habla de cientos de miles. Cuando uno habla del tema piensa en un articulito del Código Penal, de un pedacito de papel o cientos de miles de fetos y mujeres muertas. Si está pensando en la realidad del aborto hagamos algo para bajar eso.