7 tiros en la noche de Cerrito Sur

Sergio Pacheco es delegado del Saon por la corriente opositora a la conducción nacional. En 10 días balearon el frente de su casa y un auto estacionado en la puerta. Operativos fantasmas, antecedentes oscuros y una elección sin ganadores.

26 de Noviembre de 2015 09:36

Por Redacción 0223

PARA 0223

Moises Lebensohn al 4600 en el barrio Cerrito Sur. La apacible medianoche del 10 de noviembre se hace añicos con 4 tiros que impactan en el frente de la casa que alquila Sergio Pacheco.

La ventana del living estalla en mil pedazos. Una de las balas, luego de rebotar en la pared del pasillo, termina dejando una huella en el portarretrato del modular, desde donde los cuatro hijos de Pacheco posan sonrientes. 

Otra bala deja la marca a centímetros del marco inferior, cerca de la cabecera del sillón donde Sergio acostumbra a ver televisión junto a sus hijos antes de irse a dormir. Ese martes le había dolido la cintura todo el día y había decidido acostarse temprano después de cenar

Magulladas, las del portarretrato son las únicas risas que quedan en la casa de este obrero naval, que en el 2010 ingresó como raschín en Pesquera Argentina, una de las empresas del Grupo Valastro. Desde el año pasado fue elegido delegado sindical en representación de sus 20 compañeros.

Afiliado al Sindicato Argentino de Obreros Navales (Saon), a Pacheco la división que se generó a principios de año, cuando los dirigentes locales decidieron confrontar con la conducción nacional que encabeza Cayo Ayala y presentarse a elecciones, lo encontró alineado a la opositora Agrupación Azul y Blanca.

Pacheco responde preguntas por el ataque a tiros que fue denunciado en la Comisaria Quinta, pero no tiene testigos entre los vecinos. Mantiene la cara de asombro e incredulidad. Sus compañeros intentan en vano ligar el ataque a un hecho de inseguridad, de los tantos que suceden en la periferia marplatense.

La Lista Rosa del oficialismo ganó las elecciones generales el pasado 6 de agosto. Al menos eso dicen. Pero la Azul y Blanca ganó en Mar del Plata y presentó pruebas de fraude ante la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales del Ministerio de Trabajo.

Por ahora el Ministerio tiene al proceso electoral “observado” y sin definiciones en el despacho de Elena Otarola. Esto ha alterado los ánimos en el oficialismo que salió a montar una puesta en escena a principios de mes en la ciudad para intentar apurar a la funcionaria nacional.

Ramón Gómez es secretario de Actas del Saon y candidato a Secretario Gremial de la Lista Rosa. El dirigente encabezó un operativo de control que quedó reflejado en el periódico “Iniciativas” y algunos portales de noticias locales.

“Se han relevado más de 40 inspecciones en el puerto y talleres navales de Mar del Plata, y nos encontramos con trabajadores indocumentados”, expuso Gómez, quien puso a disposición el gremio para “respetar el convenio colectivo, la integridad física, psíquica, y el salario de los obreros, y trabajar para encontrar una solución a cada caso”.

El panorama desolador que Gómez intentó mostrar en la actividad naval de Mar del Plata no coincide con el reporte que elevó el inspector del Ministerio de Trabajo que acompañó la recorrida. El auxiliar resumió la visita a una sola empresa y no informó de indocumentados.

El 22 de diciembre vence el mandato de Ayala y deberían asumir las nuevas autoridades. Desde la Azul y Blanca aspiran a que el Ministerio repita las elecciones en Mar del Plata, donde dicen que el oficialismo le borró de un plumazo 240 electores del padrón. Con esos votos podrían limar la diferencia en la cuenta final.

El principal empleador de obreros navales en Mar del Plata es SPI, el astillero del que pronto en los papeles será nuevamente de Horacio Tettamanti. En las sombras siempre lo fue pero había que disimular por su rol de subsecretario de Puertos y Vías Navegables.

Queda para el nuevo gobierno auditar los contratos que logró por sus influencias para que trabaje SPI en la reparación de buques del mismo Estado que el empresario representaba como funcionario.

“Tettamanti y el oficialismo son socios”, dice Diego Villarreal, candidato a secretario general por la Azul y Blanca, que ahora plantea que el sindicato reconozca a Mar del Plata como Seccional, con autonomía propia de caja. “Hizo política para la lista Rosa porque le conviene seguir tercerizando compañeros”, amplía el opositor.

Como la de Pacheco, su casa también fue escenario de un atentado. El 12 de febrero le arrojaron una bomba molotov que incendió parte de una puerta y su vehículo. Tres semanas después, desconocidos dejaron el mismo mensaje en la casa de su compañero sindical, Diego Ugarriza. Pero no la hicieron estallar.

Además de la actividad gremial, Gómez abraza el mundo del cooperativismo. En el puerto recuerdan que fue presidente de la Cooperativa “20 de Abril” que hasta no hace mucho, vaya casualidad, tercerizaba personal en el astillero de Tettamanti. La cooperativa sigue vigente y coloca obreros en otros talleres del conurbano.

Cuando Walter Castro decidió dar un paso al costado del Saon a fines del 2011, y renunciar a la Comisión Directiva Nacional, dio a conocer algunas maniobras de Gómez que no lo muestran precisamente como un defensor de los derechos de los afiliados.

“Como dirigente de la cooperativa y secretario de Actas del gremio autoriza al uso de la obra social Ospena para los socios de la cooperativa y que a su vez la obra social oficie de ART, ya que la cooperativa no contaba con cobertura”, dijo en aquel momento el exsecretario gremial.

En la Azul y Blanca confirman que la cooperativa que presidía Gómez es un negocio paralelo de Ayala, Speroni y compañía. Si el Ministerio de Trabajo levanta la observación que pesa sobre las elecciones, Gómez ocupará el cargo que detentaba Castro, quien se abrió del gremio tras no lograr ser reconocidos como Seccional.

Gómez, como tampoco Ayala ni Speroni, quien encabezó la Lista Rosa, pueden explicar a dónde van los fondos que recauda el Saon por el 2% del bruto que le descuentan a los trabajadores de Mar del Plata en concepto de “Servicio de Sepelio”.

Entre 2007 y 2012 se recaudaba $ 1.000.000 por año en este concepto. En la Delegación Mar del Plata durante esos años fallecieron 4 afiliados, a razón de 5 mil pesos cada servicio. Dónde fueron a parar los $4.980.000 restantes es una pregunta sin respuestas en el oficialismo.

La medianoche anodina del sábado de veda electoral volvió a deshacerse en Lebensohn al 4600. No fueron cuatro sino tres tiros. No pegaron en el frente de la casa de Pacheco, sino en el Peugeot 504 que estaba estacionado en la puerta.

“Ese auto era mío pero se lo vendí al hombre que le alquilo la casa”, intenta explicar Pacheco, todavía desbordado por los nervios. El propietario vive en el primer piso y guarda el auto en el garaje, al lado del living con las ventanas ya reparadas.

“Tratamos de hacer una vida normal, pero es difícil”, resume Pacheco, otra víctima de una interna sindical en la que falta cordura y sobran balas.