#18F: el riesgo de justificar lo injustificable

La masiva protesta del 18F unió a los sectores más diversos. ¿Por qué tanta gente confluyó en un mismo lugar? ¿Qué piden? ¿Qué los motivó?. Un análisis, en esta columna.

25 de Febrero de 2015 17:43

Uno pintó Fuera Bolivia de Salta en el Centro de Residentes Bolivianos de Mar del Plata. La otra fue una de las que más insistió para que el juez Pedro Federico Hooft deje de huir de la Justicia. Él encabezó una amenaza contra alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires que habían tomado la institución en apoyo a la educación pública. Ella pide que Con la rebeldía que nos caracteriza necesitamos formarnos como jóvenes críticos para poder transformar la realidad. Él es Carlos Pampillón. Ella es Victoria Vuoto. Parece que no tienen mucho en común. Parece.

El dirigente de ultraderecha y la referente de Libres del Sur coincidieron –junto con miles de marplatenses y turistas, vale decirlo- el miércoles último en la marcha del #18F en Mar del Plata. ¿Cómo se unen en un mismo reclamo dos personas –a priori- tan opuestas? ¿La defensa a la República por la que clama Pampillón es la misma República por la que trabaja Vuoto? ¿Es similar su ideal de Justicia? Seguramente no. Pero ahí estuvieron, a escasos metros uno de otro.

Dos salvedades antes de profundizar el análisis:  

* La marcha fue masiva, como hacía tiempo no se veía.

* A diferencia de otras convocatorias en contra del gobierno, al menos en Mar del Plata, no se vieron carteles agraviantes contra Cristina Kirchner, ni se escucharon declaraciones de ese tenor.

Dicho esto, que fortalece la legitimidad de la protesta, también es oportuno remarcar algunas otras cuestiones. En la Ciudad de Buenos Aires la marcha fue convocada por un grupo de fiscales que exigen el esclarecimiento del caso Nisman y, de modo más amplio, una “justicia independiente”. En la primera fila de los que marcharon se vio al marplatense Juan Manuel Pettigiani. Pocas horas después, en diálogo con 0223, se lamentó la poca presencia de representantes de la Justicia.

Más allá de que pudo haber alguno mezclado entre la gente y pasar desapercibido, apenas hubo un puñado de jueces y fiscales en el #18F. Arriesgo que el 100% de los integrantes del Poder Judicial lamenta la muerte violenta de Alberto Nisman, pero queda claro que para la mayoría de ellos caminar por Luro, Buenos Aires, Colón e Independencia aporta poco y nada al esclarecimiento del hecho.

¿Y el reclamo de fondo? En este punto, volvemos a plantear las contradicciones que caminaron ese día. ¿El slogan de una “justicia independiente” tiene el mismo significado si sale de la boca de la abogada querellante en causas de derechos humanos Victoria Vuoto o del juez correccional Pedro Federico Hooft, que esquivó una y otra vez los llamados a indagatoria de la Justicia por presuntamente haber cometido delitos de lesa humanidad? Sin duda, no. Pero, otra vez, uno y otro estaban a diez pasos de distancia.

Aquella tarde noche no fue fácil encontrar a los dirigentes políticos que se sumaron a la manifestación en Mar del Plata. A diferencia de algunos cacerolazos, donde se colocaron al frente de la columna humana, esta vez optaron por mezclarse entre la gente para caminar “como uno más”.

“Yo voy a participar, pero como un ciudadano común”, fue el latiguillo más utilizado por dirigentes políticos de todas las fuerzas.

La frase esconde la intención de mostrar al 18F como una expresión espontánea de miles de personas que salieron a la calle, unidos por un reclamo común: Justicia. Y esconde, además, cierta hipocresía. Es cierto que la participación fue masiva y eso legitima la protesta. Pero esos dos atributos no invalidan que la política caminó sobre la huella de la gente.

Ningún político puede –ni debe- desprenderse de su carácter de dirigente. Y mucho menos a la hora de participar en una movilización. Todos aquellos que justificaron su presencia como la de “un ciudadano más” salieron a hablar por cuanto medio periodístico pudieron antes y después sobre lo que significó el 18F. Los graph de televisión, los epígrafes en cada fotografía y las bajadas de los diarios, acompañaban a los nombres de cada uno de ellos con sus cargos o sus aspiraciones. “Precandidato del Frente Renovador”. “Concejal de la Unión Cívica Radical”. “Referente del Pro”. Ningún ciudadano común tiene esa posibilidad.

Si ahora dijese que este artículo no está escrito desde el punto de vista de un periodista, sino desde la mirada de un marplatense faltaría a la verdad y sería un acto de hipocresía. Este análisis –con sus aciertos y errores- se publica con un objetivo periodístico, del cual no me puedo desprender cuando me conviene.

La política, como herramienta transformadora, debe tomar nota de una manifestación como la que se vivió. ¿Por qué tanta gente confluyó en un mismo lugar? ¿Qué piden? ¿Qué los motivó? Sin embargo, es difícil ser parte de la foto y analizarla fríamente. Se corre un riesgo: justificar lo injustificable.