Quilmes cambió la cara y recuperó la alegría

Después de un flojo primer cuarto, el “tricolor” se adueñó del partido y aplastó a Boca por 83 a 61, con una gran defensa y una sólida actuación colectiva, para cortar la racha de 6 derrotas seguidas.

Maxi Maciel tira por arriba de Calderón. El capitán de Quilmes fue la gran figura de la noche y salió ovacionado. (Foto archivo)

17 de Abril de 2015 23:00

Por Redacción 0223

PARA 0223

Lo necesitaba como el agua Quilmes. No sólo ganar, para terminar con la sequía de seis caídas consecutivas (cuatro en condición de local), sino también mostrar una intensidad defensiva diferente a la de los últimos encuentros, que se terminó quedando con las manos vacías. Y todo eso hizo ante Boca. Arrancó flojo en el cuarto inicial (lo perdió 25 a 18), pero a partir de ahí lo secó a los de Córdoba, tuvo un juego atildado, hilvanó buenas acciones y festejó por 83 a 61, para revertir la imagen de cara a la última gira de la fase regular, que lo tendrá por Córdoba, Sunchales y Entre Ríos. Maxi Maciel fue la figura de la noche (19 puntos y 5 rebotes), pero sobresalió el equipo, con cinco jugadores por encima de los dos dígitos.
 
El encuentro comenzó sumamente parejo, con errores de ambos lados que llevaron a pérdidas, pero también con facilidad para anotar. La visita arrancó mejor pero, a diferencia de lo que venía sucediendo, Quilmes encontró el gol en otros hombres que no eran ni Baxley ni Vildoza (no anotaron en los 10’ iniciale). Tayavek Gallizzi pesó en la pintura y se despachó con seis puntos en ese primer cuarto, mientras que Maxi Maciel  (10 en el parcial) calentó la mano desde afuera y mantuvo al equipo en juego, ante un Boca que encontraba más fácil los tiros y lo “mató” a triples (5 de 7), para volver a sembrar dudas en la defensa “tricolor” y llevarse el cuarto por 25 a 18.
 
La única manera de que Quilmes pudiera revertir la situación, era empezar a ajustar la defensa, sino le iba a pasar como contra La Unión, que perdió pese a anotar 95 puntos. Y los jugadores lo comprendieron, le pusieron mucha intensidad, permitieron sólo dos puntos en 5’, y de la mano de los relevos pasó al frente (29-27) con dos “bombas” de Lucas Ortiz con un parcial de 11-2. El tiempo muerto de Córdoba no dio resultado, porque el “cervecero” era impenetrable y, aún cuando no logró convertir, mantuvo la luz. Cuando restaba 1’26” para el final del cuarto, apareció Baxley, lanzó, erró, pero el rebote le quedó a él que anotó y le “robó” la técnica a Ramírez Barrios que facturó desde la línea. En la reposición, la agarró, se metió entre los gigantes y la depositó, para tomar ventaja de 7 (36-29). El descuento de Ramírez Barrios no cambió nada, porque en la última bola, sobre la chicharra, Luca Vildoza se sacó las ganas, con una delicia desde el fondo de la cancha, detrás del tablero, y un doble que llevó al vestuario a Quilmes con otra cara y una diferencia de 38 a 31.
 
Boca necesitaba revertir el mal segundo parcial y salió dispuesto a eso, siendo muy agresivo con los ataques. Si bien eso le permitió anotar en el arranque, Quilmes seguía firme en su aro y con mayor elaboración en ofensiva, lo que hizo que no sólo siguiera arriba, sino que se vaya alejando cada vez más en el marcador (46-36). Vildoza empezó a manejar la batuta y el “tricolor” se floreaba. Una asistencia bárbara para Gallizzi, una apertura para Maciel que se la dio a Clark que rompió de afuera, le dieron la máxima de 14 (51-37), a 3’51” para el cierre. El aro se abrió y todo era fiesta en Once Unidos. Porque Ivory Clark se despachó con tres triples, Maciel con uno sobre la marca y la chicharra, y el ala pivote americano metió una tapa descomunal sobre el tiro abierto de Ramírez Barrios. El “tricolor” se fue con una ventaja más que interesante de 17 puntos al último descanso corto (60-44), pero principalmente con la sensación de haber cambiado la imagen.
 
El conjunto visitante debía salir a quemar las naves en los diez minutos finales, pero Quilmes no estaba dispuesto a dar ninguna ventaja. Con la misma intensidad defensiva y variantes en ataque, se encargó de mantener la diferencia en el marcador. La rotación de Ramella no resintió para nada la estructura del equipo y todos rendían. Todo le salía bien a Quilmes que tuvo en Maxi Maciel a la gran figura de la noche, pero que no brilló solo. Hubo un trabajo colectivo muy destacado de todo el equipo, con puntos altos como Clark, Gallizzi, Romero, momentos de Cequeira y Vildoza, el oportunismo de Ortiz con dos triples para dar vuelta el marcador en el segundo parcial y lo de siempre de Baxley, que no fue el de otras noches, pero igual se las ingenió para terminar como segundo goleador del equipo y fue inteligente para encontrar compañeros mejor ubicados y sumar 5 asistencias. El final (83-61) fue con los pibes en cancha y la fiesta en la tribuna. La gente necesitaba esta demostración del equipo, previo a la última gira de la fase regular.