Aldosivi-Alvarado: los "pibes" enseñaron

Con un buen marco y los presidentes de cada club reunidos, las inferiores de los clubes marplatenses se cruzaron en un marco de cordialidad y respeto. Para que los hinchas puedan imitar. 

Pablo Mirón y José Moscuzza, presidentes de Alvarado y Aldosivi, dialogan en medio de los partidos de inferiores.
Luego de los partidos, el "tercer tiempo" en uno de los salones del "Tatore" Vuoso.
30 de Septiembre de 2015 15:02

Por Redacción 0223

PARA 0223

Con un gran marco de gente y un comportamiento ejemplar de los jugadores y padres, se desarrolló en el predio Salvador Tatore Vuoso, la jornada completa de divisiones inferiores de Aldosivi y Alvarado, por la Zona Campeonato de la Liga Marplatense de Fútbol. El día se llevó adelante con total normalidad, y no faltaron los cánticos de tribuna, dignos de un partido de Primera División y no tanto de divisiones infanto-juveniles. De todas formas, ni ese "folklore" llego a empañar un clima de fiesta, colorido y mucha camaradería.

El día que los grandes aprendamos que lo que pasa dentro de una cancha de fútbol es un juego, que todos tenemos un sentimiento por distintos colores, pero no por eso somos enemigos, todo será mejor. Los que mejor entienden y llevan adelante estas cosas, son los chicos, y lo demostraron en el predio de Aldosivi, donde los clásicos marplatenses se cruzaron por el torneo infanto-juvenil y todo se desarrolló con normalidad, con partidos muy luchados, donde nadie quiere perder, pero con lealtad y sin malas intenciones.

Los clubes tuvieron en el predio a sus presidentes Pablo Mirón y José Moscuzza, respectivamente, controlando que todo vaya bien. Además, el hijo del titular de Alvarado y el nieto del de Aldosivi, se cruzaron en el clásico de la categoría 2005. En un alto de la jornada, ambos mantuvieron una larga charla de los pormenores de ambos clubes y el sacrificio que genera la conducción de los mismos.

Más allá de los resultados (Aldosivi se impuso en los 10 partidos), lo más importante fue el comportamiento ejemplar de los chicos que vivieron el clásico como una fiesta. Los padres de cada una de las divisiones acompañaron, apoyaron y le pusieron color con globos, papelitos y banderas. Antes de cada encuentro, posaron todos juntos para las fotos, cuando terminaron se saludaron fuera cual fuera el marcador, compartieron un tercer tiempo donde recibieron una leche y galletitas, y la frutilla del postre la pusieron los nenes de predécimas, que mientras la jornada seguía transcurriendo, armaron un "picado" en un sector del predio portuense con jugadores de los dos equipos.

Algún que otro cruce de padres o hinchas que no entendieron el mensaje de los chicos, pudo haber empañado una fiesta que los verdaderos protagonistas vivieron con altura, más allá de los resultados deportivos que se dieron en el campo de juego.