Los números nada críticos de la pesca

Otro buen año del langostino patagónico maquilla el fracaso de la zafra de calamar que tiró para abajo los desembarques generales. Merluza blanca trepa en la estadística al igual que los obreros desempleados por la falta de pescado negro.

13 de Octubre de 2016 08:38

Mientras por estas playas se aguardan las soluciones prometidas por autoridades provinciales y nacionales que en las últimas semanas escucharon de primera mano los reclamos de todo el abanico vinculado a la pesca marplatense, en paralelo se conoció el nivel productivo de la industria pesquera nacional.

El Informe de Coyuntura que elaboró la Dirección de Economía Pesquera de la Subsecretaría de Pesca de la Nación resume la actividad de la flota en los primeros ocho meses del año y con datos que aporta el Indec, expone el movimiento exportador entre enero y julio del 2016.

En el año del comienzo del fin de la joda, como les dijo Tomás Gerpe a los empresarios marplatenses al inicio de su gestión para anunciarles el cierre de la canilla que completaba bodega con merluza sin declarar, entre enero y agosto los desembarques cayeron un 10,7% en relación al mismo período del año pasado.

La peor temporada de calamar de los últimos 20 años explican la disminución global. Los desembarques de illex se redujeron un 54% y arrastró a la baja el movimiento portuario de terminales como Mar del Plata, que el año pasado, solo acá se habían descargado unas 80 mil toneladas, activando cientos de fuentes de trabajo en estibadores.

La merluza falta en las plantas pocesadoras de Mar del Plata pero no en la estadística. La captura total supera las 188 mil toneladas. Más de la mitad se descargó en Mar del Plata, donde quedaron en la calle, paradójicamente por su ausencia, más de 600 obreros ligados a su procesamiento.

Es que falta la negra, la que no asomaba en las cifras oficiales. Hoy, los armadores sin entradas al baile de disfraces (privilegio de los buques congeladores) declaran toda la que pescan. Los que pueden la transfieren a sus buques factoría y los otros, sin estímulos, ni siquiera van a buscar la que les corresponde.

Revisando el último Informe hay datos significativos del cambio de modelo, de la concentración de la flota congeladora por sobre la fresquera. En el 2014, siempre en el mismo período de enero a agosto, los buques congeladores habían declarado desembarques por 92.500 toneladas. Ahora superan las 101 mil toneladas. Los fresqueros pasaron de 121.500 en el 2014 a 126.822 en los primeros ocho meses del año; curiosidades del operativo blanqueo.

La merluza hubbsi aumentó en tres de las cuatro áreas de pesca que analizó el Informe de Coyuntura. Al Norte del paralelo de 41º creció en la Zona Común de Pesca un 309,6% y en la Zona Económica Exclusiva un 41%; Al Sur del paralelo de 41º en la ZEE aumentó un 6,9% y bajó en el Golfo San Matías un 17%.

Al 31 de agosto se llevaban declaradas 466.686 toneladas pescados, moluscos y mariscos en todos los puertos marítimos. De esa cifra, Mar del Plata aportó 242.900 toneladas, tan solo un 8,5% menos que hace dos años cuando en el mismo período se habían desembarcado 263.800 toneladas. Si el calamar hubiera mostrado otra cara, Mar del Plata regalaría una postal curiosa: aumento de desembarques con incremento de desocupados.

Y hace dos años no asistíamos a la amenaza de estibadores, que días pasados anticiparon estallidos sociales si el puerto no se reactivaba, ni a la denuncia de los marineros que estimaron que más del 40% de la flota fresquera está amarrada al muelle. Mucho menos encontrábamos la magnitud de obreros marginados en el circuito de la merluza floja de papeles.

Entre tantas reuniones que hubo y habrá en las próximas semanas para encontrar alternativas a los problemas del sector, alguien debería comenzar a plantear qué hacer, cómo reconvertir a los trabajadores que sobran del sistema productivo ligado a la industria pesquera. Podrían arrancar suspendiendo la formación de marineros.

El langostino muestra un aumento en los desembarques del 34,1% con sus 102.145,8 toneladas, en relación al año pasado, que ya había sido una temporada excepcional. El fenómeno ocurre lejos de Mar del Plata aunque muchos han sido los buques fresqueros y costeros que fueron a participar de la temporada y acentuaron la parálisis que irradia el puerto local.

Por los datos que aporta la pesquería, con buques teniendo que arrastrar más tiempo las redes para obtener los mismos niveles de captura, se espera que la zafra concluya en los próximos días de manera anticipada.

El mal año del calamar también impacta en la evolución de las ventas al exterior de los productos pesqueros. Al 31 de julio la estadística oficial mostró una caída en volumen total del 11,2% y un alza en dólares del 11,8%. Fueron 248 mil toneladas que generaron 900,4 millones de dólares.

Se comercializaron 40 mil toneladas de calamar, por 80 millones de dólares. Las cifras representan una caída del 54% en volumen, pero en dólares solo fue de un 17% porque el valor promedio de la tonelada de calamar se incrementó un 80% en relación al 2015.

Más de la mitad de las divisas que ingresan por la venta de productos de origen marino las genera el langostino patagónico. En los primeros 7 meses del año fueron 461 millones de dólares (40% más que en 2015) por casi 76 mil toneladas exportadas (47,8% más que en 2015).

La merluza hubbsi creció en ventas un 8,2% en toneladas y cayó un 0,8% en divisas como consecuencia de una baja de precio promedio del 8,2%. Fueron 58.468 toneladas que generaron 134,4 millones de dólares.

El langostino encierra otro fenómeno: aparecen como destino de las exportaciones países como Colombia, Bolivia, Guatemala, Perú, que no lo compran para consumo sino para reprocesarlo a valores mucho más bajos que el costo laboral argentino y luego lo introducen en los mismos mercados internacionales del langostino procesado a bordo por la flota tangonera nacional.

Hasta el 31 de julio se exportaron casi 76 mil toneladas de langostino que generaron 461 millones de dólares. Las cifras marcan un incremento del 47,8% en volumen y un 40,3% en divisas en relación al mismo período del año pasado. El precio promedio retrocedió un 5% y se ubicó apenas por encima de los 6 mil dólares la tonelada.