Los desafíos después de desactivar el pescadazo

La posibilidad de un pescadazo puso en órbita a las autoridades aunque a una semana ni siquiera volvieron a reunirse. Sobran palabras pero las soluciones siguen sin aparecer. Los millones van para Quequén.

6 de Octubre de 2016 08:20

Cuando Vidal se sometió a un curso acelerado de los problemas económicos y sociales que enfrenta la industria pesquera marplatense durante casi tres horas en el Museo del Mar, el propósito que la tuvo cara a cara con los referentes sindicales, armatoriales e industriales ya estaba cumplido.

Los armadores nucleados en la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera ya habían suspendido el pescadazo y la amenaza de una cola multitudinaria de personas bordeando la banquina chica del puerto local a la espera de un pescado embolsado había quedado desactivada.

Lo difícil viene ahora: plasmar en soluciones capaces de hacer rentable un negocio que hoy no lo es para la flota fresquera de altura que opera desde Mar del Plata y es fuente dinamizador de puestos de trabajo en tierra.

El paréntesis de la protesta de los costeros supuestamente era por una semana, pero pasaron 7 días, nada ha cambiado aunque la idea del pescadazo ya luce color sepia guardada en un cajón.

Los armadores siguen pagando un precio de combustible ostensiblemente más caro que la flota uruguaya que pesca en la zona común de pesca del frente marítimo, las multas por no clasificar el pescado en muelle siguen su curso y los derechos de extracción de las principales especies no disminuyeron del alza del 500% que tuvieron a partir de julio.

Entre tanto, 60 fuentes de trabajo ligadas al empresario José María Poletti penden de un hilo. Bajo la pantalla de la cooperativa El Tigre, precariza a los obreros en Guanahani 4523. Compra pescado a través de un intermediario porque dice que en el puerto nadie le vende. Pero no puede pagar $17 por kilo como la última vez.

A duras penas pudo cumplir con el garantizado de $1700 semanales el mes pasado. Pero el grupo quiere trabajar y procesar 1500 cajones semanales como les prometió, pero solo les entregó 200. Esta semana ni siquiera eso como para bajar el mal humor de los trabajadores.

Al lado de la Gobernadora estaba Leonardo Sarquis, ministro de Agroindustria, uno de los impulsores junto con el ministro de Trabajo bonaerense de la mesa multisectorial que viene reuniéndose desde fines de junio y tuvo sus dos últimos capítulos en el Consorcio Portuario.

“En 90 días comenzarán a llegar las soluciones”, prometió Sarquis hace más de 100 días cuando participó del primer encuentro. La definición de un industrial que participó de aquella reunión bautismal en la Delegación del Ministerio de Trabajo (“no saben nada, pero son los únicos que nos dan bola”), ahora ha mutado a un escéptico “ya saben lo que hay que hacer, pero no se animan”.

Aliviar la presión impositiva y limar la alícuota del 1,75% que por ejemplo, pagan las empresas de Ingresos Brutos en Buenos Aires no está en la agenda de la Gobernadora. “No podemos desfinanciar la Provincia”, les dijo Vidal en un pasaje de la reunión.

La misma respuesta esperan los armadores por la rebaja del combustible. Con el aditamento que si le abren la puerta al reclamo de la flota fresquera, la cola de otros sectores productivos pidiendo las mismas ventajas emparejaría a la prevista para el pescadazo.

En el gobierno no están dispuestos a acentuar el déficit fiscal y los empresarios lamentan que el dinero que aporta la industria pesquera a las cajas públicas no regrese en obras que mejoren la infraestructura ni la competitividad del sector.

Hace pocas horas el presidente Macri anunció el “Programa de Fortalecimiento de las Economías Regionales” para fomentar las exportaciones con un fondo de 1700 millones de pesos destinado a “capital de trabajo, infraestructura, logística, calidad y agregado de valor en origen”, según la información oficial.

Buryaile anticipó el restablecimiento de reintegros para los exportadores regionales. Hasta ahora el único esquema vigente para el sector ocurre al sur del Río Colorado: quien exporta por los puertos patagónicos tiene reembolsos que oscilan entre el 8 y el 13%.

Al menos curiosa la iniciativa Presidencial, más allá que no se conocieron detalles puntuales ni la metodología a aplicar, porque distintas fuentes consultadas tras la reunión con la Gobernadora, aseguraron que la idea del gobierno era justamente eliminar los reembolsos patagónicos como para equilibrar el tablero con la pesca marplatense.

Los industriales temen ver, en el letargo que exhibe “el mejor equipo en los últimos 50 años” que conforma Cambiemos, la misma composición genética que se exhibe en La Plata y en el Consorcio Portuario, donde el calendario avanza y ninguno de los temas urgentes se resuelve.

La semana pasada la llegada de un nuevo remolcador al puerto provocó la exposición del Subsecretario de Actividades Portuarias y el propio titular del Consorcio, Martin Merlini, quienes tuvieron palabras elogiosas para el armador que apostó por Mar del Plata y trajo una embarcación necesaria para mejorar la operatoria de ingreso de los porta contenedores.

Pero Remolcadores Mar del Plata charteó el “Kyokko” a Remolcadores Rúa, solo por 6 meses y para que la ecuación sea rentable necesita, mínimamente que el ingreso de los grandes buques se incrementen, de mínima, un 40%.

Y el movimiento de carga parece contraerse desde que terminó la temporada de calamar y deja en evidencia que las navieras solo quieren la frutilla del postre: la carga refrigerada. Desde que se reestableció el servicio hace 18 meses no se exportó por Mar del Plata un solo contenedor con carga seca. Para revertir esta tendencia por estas horas actores portuarios piden audiencia con el ministro de la Torre.

De mantenerse este esquema de carga a elección, desde la Terminal de Contenedores ya le avisaron a las empresas pesqueras que deberán aumentar las tarifas por el costo del flete marítimo.

El mes pasado fueron apenas 4 ingresos en el mes y ahora pasaron 20 días para que vuelva Maersk con el “Saturn” y al cierre de esta columna se esperaba por el “Setubal”, de MSC. En Mar del Plata y la región sobra carga para que el “Kyokko” tenga mucho trabajo.

Mar del Plata está primera en la agenda de la gobernadora, se encargan de divulgar los voceros de Vidal. Pero mientras acá sobran las palabras, en Quequén la Gobernadora anunció una inversión de 200 millones de dólares en la instalación de una planta de malta.

Mientras Remolcadores Mar del Plata apuesta por el futuro de la terminal, todavía no se conocen detalles del pliego de licitación de la obra de mantenimiento del dragado. Tampoco los resultados de la última batimetría realizada tras el temporal pasado.

En este contexto es difícil pensar en cristalizar las buenas intenciones del ministro Joaquín de la Torre, esas de transformar al puerto marplatense en la puerta de salida de toda la producción que se genera en el sudeste bonaerense.

Porque hasta ahora lo único que crece son las buenas intenciones, las proyecciones de obras e inversiones, mientras la parálisis amenaza invadir lo poco que sigue operativo.