Mujer marplatense correrá en Tierra del Fuego por la donación de médula

Liliana Fernández, taxista y atleta aficionada, participará el fin de semana de un maratón solidario que unirá Ushuaia con Río Grande. La necesidad de sumar donantes de médula ósea para el banco mundial y cómo hacerlo en Mar del Plata.

6 de Octubre de 2016 11:02

Una vez más, el deporte como colectivo solidario para ayudar, informar, abrir cabezas, intentar salvar vidas. El próximo fin de semana, la Fundación "Espera por la vida" de la tucumana Maria de los Angeles Musumeci, organizó la "Maratón Solidaria 210 kilómetros, 210 donantes de médula" que unirá las ciudades de Río Grande y Ushuahia en Tierra del Fuego. Diez atletas correrán durante dos días postas de 10 kilómetros hasta completar el recorrido. Y una de ellas, es una mujer marplatense elegida por la fundación: Liliana Fernández.

"Lili" tiene 49 años, y reparte sus días entre el entrenamiento físico -integra el grupo de entrenamiento "Andrea Doblas Trail Team"- y su trabajo como taxista. Ya sea desde arriba de su vehículo charlando con sus pasajeros y entregando folletos, o asistiendo a eventos y lugares, se dedica a concientizar sobre un tema tan delicado y fundamental, que debería ser política de estado, como la donación de médula ósea de todos los ciudadanos para multiplicar las chances de trasplantes en enfermos de leucemia: "el sentido de la carrera era conseguir 210 donantes, y por suerte ya se superó ampliamente. La semana pasada ya teníamos unos 270 preinscriptos para el maratón, que es de carácter no competitivo. Es un orgullo poder participar, la municipalidad de Ushuaia me brinda el hospedaje, y allí estaremos corriendo por la vida", comenta feliz a 0223 en el inicio, antes de su viaje.

"estamos convencidos que la gente no dona porque no sabe, no porque no quiere. La donación de médula se realiza en un acto sencillo"

Fernández busca que cada persona que conoce, se convierta en donante. Pero además, intenta con su información quitar miedos y temores generados alrededor de este acto de amor tan indispensable: "estamos convencidos que la gente no dona porque no sabe, no porque no quiere. No sabe que la donación de médula es un trámite muy sencillo, por medio de la donación de sangre. Antes se se hacía una punción en la cresta iliaca de la cadera o se extraía de la columna, pero hoy se realiza mediante el sistema de aféresis, que es la filtración de sangre mediante una máquina. Te sacan por un lado, te devuelven por el otro", explicó. "Es muy sencillo, no es doloroso ni tiene ningún efecto colateral. Cuando me inscribí en el banco de médula, que es nacional pero automáticamente se convierte en internacional, ese día entrené normalmente. Doné 430 mililitros, y me tomaron los datos para sacar el patrón genético". 

Fernández fue fumadora durante 22 años, hasta que su padre falleció producto de un cáncer de pulmón, en 2011. Entonces, largó los cigarrillos y comenzó a correr a modo de terapia, hasta convertirse en maratonista aficionada. Llegó a participar de los 42K de Buenos Aires. De algún modo, con esta cruzada solidaria junto a la Fundación Espera por la Vida, transforma aquel dolor que vivió, con su amor por el deporte y la posibilidad única de generar futuros donantes. "La leucemia ataca en un 80 % en los niños. Y la posibilidad que tiene un chiquito de encontrar un donante dentro de su familia, es de un 25 %. Cuando no se encuentra dentro del grupo familiar, se sale a buscar dentro del banco de médula, que la posibilidad es de 1 entre 40.000 donantes de médula. Se reduce mucho esa chance. Por eso cuantos más seamos, más posibilidades tendrán estos chiquitos, que lo que esperan es un milagro y que la gente se inscriba en el banco. Puede ser que nunca tengan un donante compatible, pero hay que anotarse", explica con estadísticas que conoce de memoria.

"Cuando la gente se entera lo sencillo que es el proceso, enseguida tiene la voluntad de donar", acota Liliana.

Para quienes se han inscripto como donantes de médula, recibir un llamado desde algún rincón del mundo informando que su patrón genético es compatible con el de un enfermo, es una bendición. ¿Qué continúa después?: "Te llaman por teléfono, te repreguntan si querés ser donante, y dentro de los cinco días vuelven a hacer los análisis de rigor y te aplican una pequeña inyección subcutánea que es para generar más médula en sangre. El donante y su receptor no se mueven de sus lugares, no tienen que trasladarse. El hematólogo del Incucai, único autorizado, hace la extracción y se traslada la muestra hasta el receptor."

La burocracia que mata

Es desalentador, aunque eso no debe frenar la intención de cada donante. Fernández contó que desde el año pasado en Mar del Plata hay muestras de sangre congeladas que no se han podido ingresar al banco nacional. "Se terminó la concesión de la empresa que hacía el tratamiento del patrón genético, porque al haber elecciones no se abrió la licitación. Ahora INCUCAI comprará las máquinas para poder hacer ellos directamente el tratamiento y no tercerizarlo. Pero no hay noticias. Hay congeladas muestras que tal vez en este tiempo algún niño necesitó y se murió. Es increíble pero es así".

Además, explicó que solamente existe en la ciudad y la zona una hematóloga autorizada para realizar el procedimiento de donación: "Ella ha pedido que le manden más gente. Pero para verla acá, hay que llamarla y combinar con ella la cita. Es una mujer muy abierta y accesible, me autorizó a dar su teléfono (ver aparte)"

La recompensa afectiva

Correr por la vida, pensar en el otro. Cualquier persona que realice un acto solidario siente dentro suyo paz y orgullo personal. Pero ese sentimiento se redobla cuando, en este caso el enfermo, agradece y siente felicidad por aquel que pensó en él: "Me acerqué  a la Fundación por una amiga, me pidieron si quería correr con el nombre de aquellos chiquitos que están recibiendo quimioterapia. A algunos les he mandado medalla, remera, a ellos les hace muy bien saber que uno lo nombra, que está interesado. Incluso le suben las defensas. Reciben con mucha alegría el acompañamiento, al igual que la familia", relató Liliana a 0223. "Necesitan saber que hay gente que está pendiente, que les manda saludos. Porque con esta enfermedad, los nenes y sus familias están esperando directamente un milagro. Debe ser terrible ver que tu hijo se muere y tener que necesitar simplemente que la gente se acerque a donar médula para sacar el patrón genético.Y el tiempo corre.... Si no te mata la quimioterapia, te mata la enfermedad, se debilitan, y uno está esperando que la gente tome conciencia. Eso hace la fundación, golpear conciencias, y que la gente sepa que nadie está a salvo".