Dragado: de la previsibilidad a tener que golpearle la puerta a la Nación

Las sudestadas derrumbaron el banco de arena y hay que retirar un 50% más de sedimentos. La oferta más baja para realizar la obra es casi el doble del presupuesto propio que disponía el Consorcio Portuario. El Gobierno Nacional deberá aportar lo que falte.

Lejos. Las dos ofertas recibidas para hacer el dragado, lejos del presupuesto previsto.

24 de Noviembre de 2016 08:18

El casco enterrado en la arena de Playa Grande del tangonero “Victoria I” fue la consecuencia visible del temporal de viento que azotó la costa marplatense en la madrugada del pasado 28 de octubre.

El oleaje crispado, parido por un viento sur que corrió a más de 100 kilómetros por hora, dejó otras secuelas que por estas horas llenaron de preocupación a las autoridades portuarias. La batimetría que se realizó en los días posteriores al fenómeno confirmó el desmoronamiento de un sector del banco de arena que se recuesta sobre la Escollera Sur sobre los canales de acceso.

“Debemos retirar 100 mil metros cúbicos de sedimentos más, sólo en esa zona. En total serán unos 130 mil m3 adicionales a los previstos cuando iniciamos el proceso de licitación”, dijo Martín Merlini. El presidente del Consorcio Portuario abrió el lunes los dos sobres con las ofertas de las empresas dragadoras cuyos equipos técnicos que ya tenían esa información y cotizaron en consecuencia.

Los 30 millones de pesos más impuestos que preveía el Consorcio gastar para remover unos 300 mil m3 lucieron insignificantes contra los U$S 3.466.650 dólares (53,7 millones de pesos) que ofertó la empresa española “Canlemar SL” y apenas un vuelto comparado con los U$S 11.620.300 dólares que paso la UTE conformada por el Grupo Román y SDC Do Brasil –Rowing, la razón social de los chinos con sus dragas.

La UTE es un viejo conocido del puerto. Son los mismos que dragaron por última vez, durante buena parte del 2014. Removieron más de un millón de metros cúbicos por 108 millones de pesos. Ahora pasan más de 170 millones para retirar apenas un poco menos de 450 mil. En el Consorcio creían que la oferta incluía la deuda –más de 20 millones- que todavía le adeuda Nación y Provincia por el trabajo.

“La licitación esta activa”, dijo Merlini a los pocos minutos de comprobar que le hacían falta otros 20 millones de pesos para afrontar la obra, siempre y cuando la propuesta técnica y económica de Canlemar supere los requisitos y condiciones del pliego. Y que al momento de pagar, el dólar se mantenga por debajo de los $16.

“Los fondos surgirán del propio Consorcio”, insistió el funcionario, aunque resulta utópico que una administración que tiene ingresos estimados por unos 110 millones de pesos y gastos por 75 millones, de los cuales el 40% corresponde al pago de sueldos –solo el Gerente General percibe más de 80 mil pesos por mes- pueda afrontar semejante erogación en soledad.

Al presupuesto del 2017 lo están adecuando para cubrir todos los gastos. Pero de lo que sobra, ya deben restar 12 millones. Son los que adelanta YPF por el pago de canon de la posta de inflamables, comprometidos a integrar los 30 millones del presupuesto original del dragado.

Merlini,y sus buenas intenciones, han quedado atrapados en el laberinto de una burocracia que no les juega a favor. Que todos sean del mismo color político no es suficiente para acelerar los tiempos.

El nuevo administrador se mostró siempre propicio a que los fondos para el dragado surjan de la propia actividad portuaria, que no había que quitárselos a otras áreas sensibles como Salud, Educación oSeguridad.

En el Consorcio apuestan a generar fondos propios con un ajuste considerable de los cánones que abonan los permisionarios y las tarifas por uso de puerto a la flota pesquera.No puede hacerlo Merlini hasta tanto conforme el Directorio, el cual prometió tenerlo definido el 30 de Noviembre.

Falta que la Municipalidad presente a su representante en la Subsecretaria de Actividades Portuarias. Lo esperan hace más de 60 días. Imaginen lo que falta para que el intendente Arroyo encuentre el botón de arranque para poner en marcha el puerto, como anticipó en campaña.

Resultaría extraño que los representantes de las cámaras empresarias que agrupan a permisionarios y armadores pesqueros avalen un ajuste sobresaliente en las tarifas, en días donde la inactividad es norma y la relación con la administración portuaria no es la mejor.

Desde sectores operativos definen a la administración Merlini como una gran “MannequinChallenge” y hacen gestiones para conseguir una reunión con Vidal donde ponerla al tanto de los problemas que enfrenta el puerto marplatense, las demoras en cristalizar las soluciones y todo lo que corre peligrosi las navieras dejan de hacer escala en el puerto por falta de calado.

Canlemar SL dragaría con la “Omvac 10”una embarcación mixta de corte y succión,  de 1200 metros cúbicos de cántara, que hoy está operando en el puerto de Montevideo. Es el as en la manga que tenía Merlini desde que comenzó a diseñar el plan de dragado de previsibilidad.

Los tiempos se demoraron al punto que no habrá chances de comenzar la obra en este 2016 como había asegurado el Presidente, la naturaleza complicó los números y el canal de acceso, acercando la situación a un dragado de emergencia. La herramienta para hacer la obra es lo único que no ha cambiado.

Juan Aicega, el mismo que gestó la ocupación de los casilleros del Consorcio y la Subsecretaría de Actividades Portuarias con hombres de la Fundación Pensar, será un actor protagónico en la ronda de gestiones con autoridades nacionales para conseguir los fondos adicionales.

El Consorcio dispone del dinero para aportar el 30% de anticipo a la firma del contrato y de esta forma garantizar que el equipo llegue a Mar del Plata antes que termine el año. La Nación tendrá que encargarse de lo que falte. “Si las condiciones se mantienen, yo drago el 1 de enero” anticipó Merlini sin perder el optimismo.

Los márgenes operativos en las vías de acceso al puerto se han reducido con el ingreso de sedimentos adicionales y no soportan más castigos de la naturaleza. Pero tampoco más burocracia.