Demoras que pueden transformar lo previsible en emergencia

El consorcio otorgó 10 días más de plazo para recibir propuestas para la obra de mantenimiento de dragado que ya no se hará este año. Navieras exigen mayor calado para el verano.

Se demora la obra de dragado y ya no se hará este año. ¿Vuelven los chinos?. 

10 de Noviembre de 2016 07:44

Mañana viernes se deberían abrir los sobres con las propuestas de las empresas dragadoras para realizar la obra de mantenimiento del dragado en sectores puntuales del puerto marplatense.

El acto se corrió 10 días, hasta el lunes 21, con la esperanza en el Consorcio Portuario que el tiempo extra le permita a alguno de los actores del negocio decidirse a poner un pie en un puerto con mala fama. No es fácil dragar en Mar del Plata. Los fuertes vientos que se arremolinan en la boca del puerto y crispa las olas complica los planes y altera cualquier cronograma. Mucho más si, encima, tardan en cobrar.

Pero ahora hay otros elementos que suman interrogantes a la mesa de cálculos de los ingenieros. Los 30 millones de pesos que logró juntar con esfuerzo el Consorcio Portuario con fondos propios –aporte de YPF como anticipo del pago de canon y la tasa por uso de vías de acceso- destinados a remover 300 mil metros cúbicos de sedimentos no conmueven a nadie.

Menos a un mercado concentrado en pocos actores, acostumbrado a obras de mayor envergadura y cobrar por encima de los 7 dólares que propone la administración portuaria. Más allá que ha recorrido todos los despachos de las compañías dragadoras, explicado sus objetivos y detallado su plan, a Martin Merlini lo desvela el temor de no tener sobres para abrir ese lunes al mediodía.

“A mí no me va a pasar lo que a Machinandiarena”, le dice a los suyos el Presidente del Consorcio Portuario. El administrador de Balnearios que llegó al puerto como Interventor de la mano de “Manino” Iriart debió hacer un segundo llamado a fines del 2013, cuando los 90 millones no fueron suficientes para captar interesados en hacer una obra que –aunque nunca se supo/sabrá la cifra final- removió más de 1 millón de metros cúbicos.

Los chinos terminaron de dragar hace 24 meses pero todavía resta pagarle parte de los 108 millones que facturaron. La deuda –de más de un 20% del total- quizás oficie de llave maestra para traerlos de nuevo a Mar del Plata con la promesa de apurar el pago pendiente.

Lo que ahora sobrevuela en el puerto es la idea que con esos 30 millones poco se puede hacer para que la terminal marítima continúe emitiendo señales de “previsibilidad”, la palabra que más les gusta pronunciar a la nueva gestión en materia portuaria. Aunque para muchos la previsibilidad es lentitud.

En el entorno de Merlini reconocen que es poco dinero pero apuestan a una relación sostenida en el tiempo con el hipotético dragador, donde lo que resigna en esta obra podría recuperarlo en la próxima. Pero qué pasa si el presupuesto es insuficiente y hay que volver a llamar oferentes elevando los fondos que inexorablemente deberán salir de Nación o Provincia. Nadie en el Consorcio quiere correr el telón de ese escenario.

Los titubeos y cavilaciones oficiales en materia de dragado –el anuncio de licitación se formuló más de un mes después de lo previsto porque la OPDS exigía certificados ambientales de dragados anteriores- chocan de frente con las necesidades de las navieras que periódicamente ingresan sus barcos de porta contenedores.

Cargadores y operadores portuarios en las últimas horas manifestaron su preocupación por la demora administrativa que sufrió la obra. Creen que hay dos factores que de no solucionarse a tiempo, podrían generar una disminución de las escalas en Mar del Plata. Insistieron en recordar que hace dos años que no se draga y la profundidad lograda con las dragas chinas son un recuerdo sepultado por miles de metros cúbicos de sedimentos.

A su necesidad de contar con mayor calado en muelle de amarre y área de giro, las navieras adosaron la imperiosa necesidad de poder operar en horario nocturno para agilizar la logística en una ruta que sumará al puerto de San Antonio Oeste, el cual cobra protagonismo como canal exportador de la fruta del Alto Valle.

Arribar o zarpar de noche es una exigencia que vienen repitiendo desde hace casi un año. El Consorcio buscó mejor precio para construir la torreta de 19 metros de alto que se montará sobre una base de 5 metros sobre la Central 9 de Julio y que completará la señalización. Encontró un taller en el conurbano que le permitió ahorrar 50 mil pesos.

La no conformación del Directorio es otro botón de muestra que expone la parsimonia con que la Subsecretaría de Actividades Portuarias (SAP) activa las demandas de los principales actores portuarios, los cuales por estas horas buscan accesos a la gobernadora Vidal para contarle sus problemas.

“Qué gestión, sin directorio no hay gestión”, reconoció Carlos Mezzamico, del Supa, la semana pasada cuando se le pidió un balance de los meses de Merlini al frente del Consorcio. El referente de los estibadores no sabe si quedó entre los 8 elegidos en representación de los gremios.

Nadie de los 20 que mandaron la postulación sabe en realidad si quedó seleccionado porque Lobbosco todavía no oficializó la lista. Resta definir entre Mar Chiquita, Balcarce y General Alvarado para elegir al representante de los municipios vecinos. Elustondo había elegido a Mar Chiquita pero ahora de la Torre tiene otros planes. “En este mes se resuelve”, dijo Merlini.

Mientras tanto, el puerto sigue navegando en el mar de la incertidumbre. El muelle de la Terminal de Cruceros sigue vedada a la operatoria de la flota comercial y castigan con tarifas onerosas a los poteros que eligen Mar del Plata para alistarse a la zafra 2017. Los mismos poteros que durante el invierno mantuvieron ocupadas las manos de la estiba y enchufes en la cubierta de los porta contenedores.

La ambulancia para atender urgencias médicas los gremios se la tuvieron que pedir a la Gobernadora. La posta sanitaria en el puerto avanza. Al mismo ritmo que casi todo lo demás. Lo bueno (?) es que por lo menos ya hace un par de semanas que ningún vehículo se zambulló al espejo interior. Algo es algo.

Si las indefiniciones se prolongan y el proceso de licitación del dragado queda ayuno de interesados, la obra en un principio planificada como previsible se acercará indefectiblemente al abismo de la emergencia. Y el puerto marplatense volverá a entrar en un terreno conocido.