El general que suma condenas

Alfredo Manuel Arrillaga fue condenado el jueves último a perpetua por más de 50 secuestros, tortura y homicidios en el centro clandestino de la Base Naval. Fue su cuarta condena por crímenes de lesa humanidad.

28 de Febrero de 2016 10:20

Por Redacción 0223

PARA 0223

Por Federico Desántolo, especial para 0223. 

 

Frente al tribunal que lo juzga por los crímenes cometidos en los centros clandestinos de detención dependientes de la Armada, responde sin vacilación la pregunta del juez. “El Ejército realizó detenciones”. Con el mismo tono neutro, sin pasión, amplía la respuesta: “Los detenidos eran asesinados o desaparecidos”.

A los 82 años, el ex general de brigada Alfredo Manuel Arrillaga detenta un récord: cuatro sentencias a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en Mar del Plata y la zona. La última condena la recibió el jueves pasado. El Tribunal Oral Federal N°1 lo encontró culpable del secuestro, la tortura y los homicidios sufridos por medio centenar de personas que pasaron por los centros clandestinos de detención que funcionaron en la Base Naval, en el cuartel de la Prefectura y en la ex Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (Esim).

El exmilitar llegó a Mar del Plata en 1974. En 2012, frente a los jueces que lo juzgaban por las violaciones a los derechos humanos en centro clandestino de detención La Cueva, confesó que todavía estaba fresco el recuerdo del asesinato de la estudiante Silvia Filler y que al año siguiente, todo se agravó con el crimen del líder de la CNU, Ernesto Piantoni, ocurrido el 20 de marzo de 1975.

A partir del 24 de marzo de 1976, Arrillaga fue el jefe del aparato de Inteligencia de la Subzona Militar XV comandada por el coronel Alberto Pedro Barda. Su tarea, seleccionar a cada una de las víctimas de la represión. En muchas oportunidades salió de cacería con los grupos de tareas.

Jorge Toledo, herido de un balazo, fue arrancado de su casa ubicada en el barrio la Florida, el 10 de diciembre de 1976. Uno de los setenta disparos que el Ejército arrojó sobre el chalet de la calle Aragón y la Ruta 2, dio en el estómago. Así se lo llevaron a La Cueva  y los verdugos no ahorraron en sesiones de torturas, a pesar de la gravedad de la herida.

Alberto, hermano de Jorge, declaró en el primer juicio contra Arrillaga el 30 de agosto de 2011. Aseguró que el ex general de brigada participó del secuestro de su hermano.

Arrillaga enfrentó cuatro juicios orales y siempre negó los delitos que se le imputaban, pero su férrea defensa del accionar de las Fuerzas Armadas durante el terrorismo de Estado echó por tierra su estrategia defensista.

Hubo “hombres y mujeres que quisieron reemplazar el sol de la bandera argentina por una estrella roja o por la cara del asesino Che Guevara. Mataron militares y civiles; robaron bancos; atacaron al poder judicial, publicaron sus crímenes en sus medios de prensa y nos dejaron libros contando sus hechos”, dijo con tono marcial y enojo frente al estrado cuando enfrentaba su segundo juicio.

Arrillaga no tuvo que lidiar solamente con las declaraciones de familiares de las víctimas o de los sobrevivientes a las mazmorras de la dictadura, también tuvo que desmentir a sus propios camaradas.  En 1985, el general Fichera tuvo que realizar una evaluación de recomendación para su hermano de armas. En el informe destacó la importante tarea que Arrillaga desempeñó en “la lucha contra la subversión”.

El Juicio a las Juntas impulsado por el alfonsinismo tras el regreso de la democracia no alcanzó a las segundas líneas de la estructura represiva del Estado.

En 1989, el general Arrillaga apareció en todos los diarios del país. El 23 de enero El Movimiento Todos por la Patria (MTP) tomó el Regimiento 3 de La Tablada. El jefe del Ejército, Francisco Gassino, ordenó a su compañero de promoción del Colegio Militar, que recupere el cuartel. El saldo fue cerca de 40 muertos. Hubo torturas, fusilamientos sumarios y cuatro militantes del MTP desaparecidos. Arrillaga es el principal sospechoso y el caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Desde la derogación de la leyes del perdón, el exgeneral de brigada nacido en San Nicolás de los Arroyos en 1933,  es un habitué del Tribunal Federal de Mar del Plata y lo seguirá siendo. Un nuevo expediente por violaciones los derechos humanos, que fue elevado a juicio oral por un juez de primera instancia, lo incluye como  imputado.

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