Paritarias en el puerto: acuerdos anuales con el 30% como piso

Estibadores, marineros y conductores navales cerraron en un 30% en un solo tramo. Obreros navales llegaron al 34% y el Soip mantiene la negociación abierta con suma a cuenta para la rama del fresco.

19 de Mayo de 2016 08:34

La última vez que la industria pesquera y portuaria marplatense regaló postales de inactividad prolongada por medida de fuerza de alguno de sus actores sindicales fue en el invierno del 2012, cuando el Simape peleaba más por mantener su personería gremial que por el bienestar de sus afiliados marineros.

Un año antes había sido el Soip el que mantuvo por varios días bloqueado el acceso a la terminal en reclamo de una mejora salarial del 35%. La necesidad de los armadores para evitar que el pescado se pudriera en la bodega de los barcos y hasta un llamado telefónico de Cristina a Cristina, permitieron el acuerdo.

Desde entonces la bandera de la paz social se ha mantenido vigente en el principal sector de la economía marplatense, que emplea a más de 10 mil personas de manera directa a lo largo de todos los eslabones de su cadena productiva.

Este 2016 de cambio de modelo, devaluación, baja de retenciones y tarifazo, el sector transita la negociación paritaria con la madurez de saber que un conflicto prolongado tiene más vencidos que vencedores.

Los estibadores fueron los primeros que cerraron la paritaria, con la curiosidad siempre vigente de ser afiliados al gremio de la estiba desde un rol de monotributistas como socios de cooperativas.

Algunos dirigentes presionaban a las cámaras empresarias del sector para otorgar el 30% desde marzo, como patrones, pero para gozarlo como socios. Fue una maniobra riesgosa porque las cámaras se habían comprometido a aplicar el aumento recién en abril, dentro las ventajas promocionales para que vengan a descargar buques poteros al puerto local.

Hubo empresas como Pequeña Marina que afrontó el aumento en marzo y no lo trasladó al costo del servicio hasta abril. Hoy tiene la recompensa de ser una de las pocas que opera con los barcos poteros que siguen eligiendo descargar por Mar del Plata hasta que termine la zafra. Uno de sus estibadores supera los 20 mil pesos de ingresos mensuales.

El acuerdo que involucra a casi mil marineros fue retroactivo al mes de marzo, fecha en que había vencido el acta de la paritaria 2015. A diferencia de los acuerdos alcanzados por el Somu, que generalmente se pagaban en dos tramos, este se abona en una sola cuota. Eso sí, tardará en aparecer como remunerativo en el recibo de sueldo. Recién en enero y febrero del 2017.

En el Somu, que está intervenido por la Justicia por los desmanejos de su líder, Omar Suárez, miran los movimientos del Simape y aunque no tienen gran representación entre los tripulantes de los barcos fresqueros, pretenden que el aumento sea remunerativo antes que termine el 2016. El gremio pudo firmar con Capa, que agrupa a los barcos poteros, un incremento del 20% en los básicos y un 30% en los ítems ligados a la producción. Pero la zafra no ayuda; no se pescará ni la mitad de lo capturado el año pasado.

Con el aumento, un marinero de un barco de 2300 cajones que pesca merluza, cobra $11.300 al terminar la marea. Claro que son pocos los marineros que se embarcan en barcos fresqueros que podrán sentir el impacto de la actualización salarial en su bolsillo.

La postal de inactividad que reina en los muelles del puerto se mantiene vigente por caminos diversos que terminan llegando al mismo destino: la imposibilidad de mentir en las descargas para estirar el cupo de merluza. Sin el barco rebotando en el muelle, nadie se baja de las pocas mareas que se hacen y no hay lugares disponibles para los relevos. Son muchos más los que esperan en tierra que los que pescan en alta mar.

Hay barcos que lo dosifican con la precisión de un cirujano y antes de gastar combustible anticipando la zafra de caballa con más incógnitas que certezas, o armar las redes pelágicas para la anchoíta, prefieren la certidumbre de la inactividad. Otros que lo dejaron a manos de un chofer de topadora y ya pescaron más de la mitad del cupo anual cuando no llegamos al primer semestre. Son muchos los que no apostaron a la vigencia del fin de la joda.

Con menos problemas de ocupación que el Simape, los conductores y mecánicos navales del Siconara también cerraron en el mismo esquema del 30% retroactivo, en este caso a abril, en una sola cuota para los buques fresqueros. Es probable que la Asociación Argentina de Capitanes termine cerrando un porcentaje similar.

El Saon, la Cámara Marplatense de la Industria Naval y la Asociación Bonaerense de la Industria Naval han sido hasta ahora los únicos que perforaron el techo del 30%. Las partes cerraron la semana pasada el acta con un incremento del 34%, ABIN agrupa a SPI Astilleros, el principal empleador del sector, bajo convenio 696.

La Cámara Marplatense ya había dado un 16% a cuenta, desdoblado entre febrero y marzo. Ahora se completa con otro 8% en mayo y el 10% en julio, todo remunerativo, para los 800 trabajadores bajo el convenio 603.

“Vamos al supermercado, sabemos que los precios subieron”, reconoció Enrique Godoy, de Tecnopesca, e integrante de la cámara. La mayoría de las empresas adheridas pagan por encima del convenio –algunas en blanco otras en negro, como en ABIN- porque nadie quiere perder obreros calificados, cuyos ingresos según la categoría, varía entre los 15 y 25 mil pesos mensuales.

Casi nadie en realidad ya que en SPI hubo despidos recientes en sus instalaciones portuarias de Mar del Plata, Campana y Caleta Paula. La empresa dice estar en crisis y en las gradas se corre la voz que la verdadera intención es achicar la plantilla en un 20%.

Los astilleros y talleres asociados a la cámara dependen casi exclusivamente a la actividad pesquera y pagan buenos salarios. Hay otros obreros navales que atienden directamente los barcos en las empresas armadoras, que no tienen la misma suerte. Es el mismo trabajo, pero rige otro convenio y otra cámara patronal: Caipa ya desplegó el pasacalle “No hay más que el 30%”.

Ese mensaje lo leyó Cristina Ledesma y por eso la paritaria de los obreros de la industria del pescado todavía se mantiene abierta. La Secretaria General del Soip pedía el 40% y se bajó al 37%. Pretende una acercamiento de la cámara, por ahora, sin éxito. No está en los planes del gremio iniciar un plan de lucha.

Es que las partes acordaron una suma a cuenta de $1350 por quincena durante marzo y abril para todos los obreros de la rama del fresco bajo convenio 161/75. Como todavía no hay acuerdo, también regirá para la primera quincena de mayo que venció el viernes pasado. Para quien cobra $5400 por mes de garantizado, con los $2700 de aumento a cuenta, no tienen apuro.

Es que la suma a cuenta beneficia fundamentalmente a los obreros que tienen poco trabajo y no despegan del garantizado atado al mínimo vital y móvil. En empresas que el ritmo de trabajo no decae, una envasadora supera los 10 mil pesos por quincena. Entre todas las variables de las que carece el sector, en CaIPA dicen no saber cuál es el salario promedio entre los obreros del pescado.

La rama en la conserva también está empantanada. El gremio tiene pretensiones menores –pide el 35%- y la cámara de industriales del pescado ofrece el 30% y argumenta con razón que no puede hacer frente a un contexto donde se retrajo el consumo, aumentaron los costos de producción gracias al tarifazo de luz y gas, y la importación desmedida de productos importados.