Dragas que se van, barcos que vienen, salvavidas financieros que… ¿llegan?

El Consorcio Portuario descartó la única alternativa viable. Todavía no surge la draga dispuesta a cobrar 5 dólares el metro cúbico. En la Provincia sobra voluntarismo, pero falta dinero. 

"Setubal". El nuevo barco que MSC destina a la ruta Mar del Plata - Montevideo.

28 de Julio de 2016 08:19

A más de 18 meses que las dragas chinas abandonaron el puerto y la deriva de litoral aporta sedimentos al canal exterior e interior de la terminal marítima, con la constancia con la que San Salvador eleva sus brazos al cielo desde la Escollera Sur, se requiere de una draga que repase algunos sectores críticos para espantar la emergencia y mantener en funcionamiento lo poco que se mueve por estos días en el paisaje portuario.

La semana pasada el presidente del Consorcio, Martín Merlini, tomó una decisión riesgosa pero coherente con su pensamiento. Les dijo a los armadores de la Victory I, el artefacto que en junio del año pasado tuvo una intervención de emergencia para restablecer el servicio de porta contenedores y se había quedado amarrado en el puerto, que no la tendría en sus planes para la obra que viene.

Merlini fue en contra de lo que marcaba el sentido común. La draga ya estaba en el puerto y eso implicaba un ahorro de más de un cuarto de millón de dólares y se podía ajustar a un presupuesto humilde para volver a intervenir en áreas puntuales donde las batimetrías revelan que la situación es más delicada.

El Presidente del Consorcio argumentó razones ambientales para tachar a la Victory: la draga refula los sedimentos y no había lugar donde arrojarlos, luego de la experiencia poco feliz del año pasado cuando se los tiró en aguas aledañas a Astillero Contessi y el Club Náutico, desde donde hacía fila para quejarse.

La decisión causó desánimo en directivos de TC2. La Terminal de Contenedores recibiría el primer latigazo en caso que no se draque y las navieras decidan no volver a entrar por falta de calado.

“La OPDS no nos dará de comer”, le dijeron a Merlini cuando los recibió el lunes en el Consorcio para comunicarle la marcha del plan de dragado. En la Terminal priorizan el trabajo de 500 familias. El mismo criterio ya se aplica con las harineras, que funcionan lejos de la rigurosidad ambiental que pregona la Oficina Provincial de Desarrollo Sostenible.

La novela del Consorcio con Diosfer no dejó las aguas calmas. Brotó una diferencia que puede traer complicaciones a futuro. Los dragadores objetaron la veracidad de los resultados de las batimetrías que encargó el Consorcio a la Provincia. Puntualmente en una zona del canal interior, donde se registra la conformación de una lengua de sedimentos próximo a la Escollera Norte.

Compararon los estudios realizados en febrero y luego los hechos en mayo. “Hay diferencias notorias; como si hubiesen dragado entre una y otra”, le confesaron a Merlini. No solo nadie dragó sino que hubo un par de temporales que deberían haber empeorado la zona.

En el Consorcio confían en el trabajo de los técnicos de la Dirección de Ingeniería de Gestión Portuaria provincial. Aunque anticiparon su intención de incorporar otro equipo sonar multihaz para mejorar el relevamiento batimétrico. Saber exactamente qué cantidad de sedimentos hay que remover en el área será determinante también a la hora de presupuestar la obra.

Con la Victory en proceso de desarme para mudarse a Zárate, Merlini por estas horas continúa evaluando alternativas. Su intención es gastar lo poco que disponga en una draga de cántara, que sea el fruto de un proceso licitatorio y se respeten todas las normas ambientales. “Estamos dentro de los plazos previstos”, dice el Presidente para tranquilizar a los descreídos.

El negocio de dragado no tiene muchos jugadores en el mercado nacional y todos se conocen. Casi que esta cartelizado entre dos grandes jugadores: Boskalis y Jan De Nul. A los chinos alineados con Román y su empresa Servidraga no se los puede contar porque todavía la Provincia no terminó de pagarle parte de los 54 millones del último dragado.

Quién está dispuesto a venir a Mar del Plata a remover solo 300 mil metros cúbicos –esa es la idea de la administración portuaria- y cobrar no más de 5 dólares por metro, lo máximo que está dispuesto a pagar Merlini, decidido a demostrar que se puede dragar barato y de manera eficaz, en no más de cuatro semanas para completar la obra antes que termine el 2016.

En su repaso cotidiano por la industria de dragado, Merlini tiene en agenda un puñado de alternativas. Eso anticipó en la reunión con los representantes de TC2. Desde la Terminal le informaron de los cambios de buques porta contenedores que se vienen. MSC cambia el “Tabago Bay” por el “Setubal” que llega en el primer viaje de agosto.

La maniobra del nuevo buque en el interior del puerto implica más riesgos ya que dará la vuelta en la zona de giro, antes de salir, ya cargado con 2500 toneladas adicionales. Y esa es una de las zonas sensibles del espejo interior.

Maersk cambia el New York Trader por uno más grande antes que llegue la primavera. El cambio de fichas ya dejó vetusto el informe de asesoría de dragado que pidió Merlini y que recomendó no usar artefactos como la Victory. Los estudios y cálculos sobre las necesidades de dragado se basaron en dos buques que no vendrán más al puerto.

Si el desafío de encontrar la “herramienta adecuada” para dragar ya es complejo, y que venga al puerto dentro de los plazos previstos es una quimera, conseguir que lleguen los fondos para financiar la obra, mucho más.

Merlini ya se reunió con Federico Salvai hace unas semanas y expuso sus cuentas. Algo de dinero tiene por la aplicación del canon por uso de las vías navegables que aplica el Consorcio desde principios del 2015. A fin de año, y con toda la furia, puede llegar a sumar algo más de 5 millones. El ministro de Gobierno y virtual Jefe de Gabinete de María Eugenia Vidal se comprometió a gestionar un salvavidas para completar lo que falta, que es bastante.

Claro que la situación financiera de la provincia es inversamente proporcional al optimismo con que Merlini volvió de La Plata. El subsecretario de Puertos y Vías Navegables, Marcelo Lobbosco, parece más ocupado en la interna con el todavía ministro, Jorge Elustondo, que en la situación de los puertos.

Al radical lo reemplazará Joaquín De la Torre el mes que viene, una vez que tenga el alta del by pass gástrico. Mientras todo parece deambular en una zona gris, Quequén ya conformó su Directorio. Acá todavía debemos seguir esperando para llenar 8 sillas y se animen a dejar a un montón de heridos en el intento.

El martes Merlini pensaba viajar a La Plata a reunirse con el Director provincial de Presupuesto. La posibilidad de regresar con idénticas promesas deberá esperar porque el encuentro se suspendió para este lunes.

El panorama parece florecer, pero en el largo plazo. El mes pasado el distrito bonaerense demandó al Estado nacional ante la Corte Suprema de Justicia para que se le reintegren 48.000 millones de pesos correspondientes a recursos de la coparticipación federal que en los últimos cinco años fueron derivados a la Anses y la Afip.

La cifra entusiasma a cualquiera. El problema es que los tiempos de la justicia no son los mismos que los del puerto.