El atrapante mundo del arte grabado en la piel

Un viaje a las profundidades del tatuaje, su relación con el rock y el desafío de perfeccionarse continuamente para no perder vigencia: “La diferencia no la hace el tatuaje sino el tiempo que pasa un tatuador aprendiendo a dibujar”, dice Patricio Noto.

26 de Agosto de 2016 20:02

Sus ojos reposan sobre el antebrazo derecho que tatúa, mientras de fondo suenan los riffs de una guitarra que marca el compás de una tarde de trabajo.  Pato no pierde el pulso mientras confiesa que tatuar y ser tatuado representa en él una forma de ver la vida, que los prejuicios son cosas del pasado y que cada vez son menos los que no tienen al menos una muestra de arte en la piel.

Desde su “guarida”, decorada con libros, discos y dibujos que aguardan ser transportados a algún cuerpo humano, habla de estilos, consejos, modas y sentimientos, hasta del espacio radial del cual forma parte para difundir – como 4MROCK – la movida del rock marplatense, sobre todo lo “pesado”. Desde ese reducto que con tanto esfuerzo construyó, avisa: “El tatuador es un intérprete de la idea de la persona, o por lo menos así debería serlo, porque está dejando su marca en la piel de otra persona. La diferencia no la hace el tatuaje sino el tiempo que pasa un tatuador aprendiendo a dibujar”.

 

 

Pato -Patricio Noto-, hoy a cargo de Patoink, se tatuó por primera vez cuando tenía 17 años porque así lo estaban todos los músicos de las bandas que escuchaba. “Se dio medio raro, porque comenzó como un hobby, relacionado con el palo de la música – dice –. Después llegó un punto en que solo pensaba en tatuar y ser tatuado, como una especie de adicción. Para todos los que estamos de este lado, sentimos que es una forma de ver la vida”.

-¿Te acordás de tu primer tatuaje?

-Fue a los 17 años y todavía lo luzco, porque soy uno de los que no taparía mi primer tatuaje como muchos lo hacen. Lo deseé tanto, y me costó tanto juntar la plata para hacerlo, que le tengo mucho afecto. Fue la carita de un diablo en uno de mis brazos. Se trata del arte de un disco de White Zombie, me había gustado tanto el diseño que me lo quería tatuar.

-¿A cargo de quién?

-Felipe, muy conocido en el ambiente. Fue una experiencia bastante rara, pero divertida a la vez. Era mi primera vez, encima los locales de tatuajes no eran como ahora. Mucha gente entra más por la imagen que por lo que pasa adentro. En ese momento, el tatuaje estaba asociado al under, casi nadie se enroscaba mucho en pensar en la higiene. Aquella vez, entré a un lugar que estaba todo pintado de negro, con unas calaveras hechas con pintura fosforescente y una pecera vacía. Nada más.

La diferencia no la hace el tatuaje sino el tiempo que pasa un tatuador aprendiendo a dibujar.

 

 

 

La masividad del tatuaje

Pato focaliza en la “globalización mediática” para dar respuesta al por qué de la masividad del tatuaje y explica que, sobre todo por figuras públicas como Marcelo Tinelli, por ejemplo, se volvió normal ver cada vez más personas tatuadas. “Sin embargo – indica – esto viene de varios años atrás, creo que David Beckham fue el primer futbolista con tantos tatuajes. Con el crecimiento de internet, las redes sociales y los reality shows de tatuajes, la gente empezó a entender que el tatuaje es una obra de arte”.

Antes, la gente coleccionaba cuadros, hoy muchos coleccionan tatuajes en su cuerpo. Hay gente que viaja por el mundo buscando tatuarse con alguien en particular e invierte fortunas. Esta movida educó a la gente. Lo que se veía antes, que quien se tatuaba era chorro o drogadicto, ahora es distinto: es una persona que labura y no está de reviente. El tatuador como el tatuado es una persona que se rompe el lomo laburando, cada uno en lo suyo”, replica enfáticamente.

“El que más o menos se la rebusca y se perfecciona, andará bien, porque ese tatuador se prepara para el cliente – continúa -. Hoy, un tatuaje promedio es de 15/20 centímetros, y el cliente te pide, te solicita nuevas cosas. Eso te plantea un reto, pero uno como artista debe saber resolverlo”.

-¿Qué es lo que más sale hoy por hoy?

-Porque es lo más popular en lo mediático, piden mucha manga. Es decir “mirá lo que tengo”. Cuando era más pendejo, tuve que pensar y repensar si me iba a tatuar los antebrazos por si algún día no me daban laburo. Hoy primero se tatúan en los lugares visibles y después donde que no se ve, antes me pedían del antebrazo para arriba. Es un paso hacia el desprejuicio. De sacar el estigma de que el tatuado es un drogadicto o delincuente. Es un laburante más.

-¿Ya no existe el prejuicio hacia el tatuado?

-En su momento pasé algunas cosas feas, como salir con amigos y no poder entrar a un bar por estar tatuado. Nunca fui prejuicioso, otros lo fueron conmigo. El problema no era mío, sino del otro. Como en su momento, cuando andábamos en skate. No creo que nadie en skate haya roto una vereda. 

La gente primero se tatúa en los lugares visibles y después donde no se ve.

 

 

 

Involucrarse e interactuar

Pato recuerda que por sus manos pasaron músicos de Luzparis, 1000 Odios, Kainoas, Vulgar y Morwen, entre otras bandas marplatenses, que su estilo predilecto es el “oriental” y que, para no aburrirse, trata de tatuar de todo un poco. “Me resultaría muy aburrido hacer siempre lo mismo”, dice.

-¿Sos de aconsejar mucho al que se quiere tatuar?

-Me involucro bastante en el porqué de ese tatuaje, por qué ese lugar, sobre todo cuando no conozco mucho al cliente. Quiero entender qué quieren obtener del tatuaje, me parece que es lo que hay que hacer, sino uno dibuja a la deriva. Si uno habla, sugiere y tiene la cabeza abierta, suma mucho. Si la persona es muy cerrada, es difícil que el tatuaje conforme a los dos. Está bueno cuando hay un ida y vuelta entre tatuador y tatuado.

 

 

Dos horas para la medianoche

Los jueves, de 22 a 00, Pato despunta el vicio radial a través de “Dos horas para la medianoche”, este ciclo que inició un grupo de amigos y al cual se sumó apenas un año después de su nacimiento. Ahora, seis años después de aquel momento, lo disfruta mucho. Una especie de cable a tierra para hablar de todo y todos.

Pasamos música pesada, pero le damos mucha bola a la escena local. Lo hacemos por un gusto personal, de cortar la semana haciendo algo de radio, como un motivo para vernos con los chicos”, explica sobre el programa que se emite por KLA (FM 91.7) y supo pasar por D-Rock.

El objetivo es difundir el rock local, hacer un programa que le dé espacio a un palo que está bastante desconsiderado”, dice mientras prepara su arco de flechas: “Es mucho más fácil para una banda de covers que para una banda que hace música propia, por eso nosotros le damos espacio a lo genuino. Está todo bien si pagás para ver una banda de covers, pero estaría bueno que se le dé más lugar al que crea música propia”.

Pato, que asiste a recitales desde sus 14/15 años, cierra la entrevista con una definición clara, banca mediante al rock marplatense: “Puedo dar certeza que el nivel musical de Mar del Plata sorprende a más de uno, incluso a las bandas de Buenos Aires. Habría que darle más bola a lo que tenemos en frente”.

 

Temas