La alta desocupación puede y debe revertirse

General Pueyrredon es el segundo conglomerado urbano del País en desocupación, sólo detrás -por una décima- de Rosario. Es una mala noticia pero lamentablemente no nos sorprende: nada se hizo para estimular el desarrollo que puede solucionar el problema estructural del empleo en nuestra ciudad. El parate evidente que vive Mar del Plata se traduce en altísimos índices de desempleo y subocupación. No hay sorpresas.

En la materia pendiente y demorada de atraer fuertes inversiones, ordenar las cuentas públicas y promover el desarrollo socioeconómico integral todo sigue igual, sin avances: la ciudad por tanto continúa achicándose y los problemas laborales se agravan. El problema del empleo no es nuevo, se ha convertido en una falencia estructural de nuestra urbe que no supieron solucionar las anteriores gestiones y el ejecutivo actual tampoco ha sabido encarar.

La excusa que se esgrime reiteradamente tanto por parte de funcionarios actuales como pasados indicando como causa importante del desempleo el alto número de personas que vienen a instalarse en nuestra ciudad es falaz y sólo sirve para justificar la propia desorientación, mantener el status quo y desentenderse de la solución del problema: los dos últimos censos muestran que el crecimiento poblacional de Mar del Plata es vegetativo -esto es, por nacimientos- y lo migratorio pasa a no tener incidencia significativa.

Los problemas de trabajo de General Pueyrredón tienen que ver con otra cuestión: el poco desarrollo que vivenciamos desde hace tiempo. Por tanto la responsabilidad es propia y las soluciones están en nuestras manos. Todo un desafío, pero de factible salida si acertamos tanto en el diagnóstico como en las políticas públicas.

Los índices publicados muestran que la gravedad es mayor de lo pensado: al ver con detenimiento los datos dados a conocer y observando integralmente los mismos, surge que junto al desempleo divulgado -11,6- nos encontramos con la principal subocupación del País -15,5- y con altísimas cifras de ocupados demandantes de empleo -20,1-, por lo que estamos peor incluso que Rosario. Hoy, según las cifras oficiales, hay en nuestra ciudad al menos 90.000 personas con dificultades laborales, un número terrible.

Venimos señalando que este es el problema estructural de nuestra ciudad, y que por eso debemos centrarnos en aumentar y promover las inversiones, la producción, el comercio, los servicios: es la forma de generar trabajo genuino. La desocupación que tenemos no se soluciona con planes sociales (paliativo válido ante las dificultades graves pero subsidiario) ni tampoco con aumento de la planta de empleo estatal (que está para prestar adecuadamente los diferentes servicios que brinda el estado pero no para encubrir desocupación).

La dirigencia que gobierna, antes y ahora, debe dejar de mirarse el ombligo, viendo cómo se ocupan lugares en la calle Yrigoyen pero olvidando las necesidades y preocupaciones de la gente y los problemas reales de la ciudad. Debemos cambiar la lógica política para cambiar la suerte de la ciudad a través de una agenda de reactivación socioeconómica seria. La cabeza y las energías deben estar concentradas en acciones concretas y prioridades claras.

Desde hace tiempo insistimos con ejes que para esta cuestión son fundamentales. Me permito enumerar brevemente algunos, para que vislumbremos que nuestras esperanzas son fundadas y no olvidemos que un futuro mejor es posible. 

1.- Hay que reactivar nuestro puerto, estratégicamente ubicado, para que sea exportador no sólo de la producción local sino también de la que se genera en el centro de la Provincia.

2.- De forma urgente debemos realizar inversiones mínimas en el Parque Industrial, para recibir numerosos emprendimientos que están listos para desembarcar y arrancar en la generación de riquezas y empleo que tanto necesitamos pero que no pueden concretarse por no contar con condiciones básicas de funcionamiento (tenemos parados, en este punto nada más, al menos 3000 puestos directos de trabajo según nos informaran en la visita realizada hace pocos días).

3.- Otro punto es aumentar el turismo y las convenciones -donde retrocedimos del segundo al noveno puesto nacional- por medio de una mayor conectividad (por eso nos movilizamos por la vuelta del tren y el aumento de vuelos por ejemplo).

4.- Aprovechemos el inmejorable cordón frutihortícola, articulando con nuestros productores, los que sistemáticamente han sido ignorados y hasta estigmatizados, complicándoles el desarrollo de un sector fundamental en el ordenamiento adecuado de nuestro Partido.

5.- Hay que desplegar un mayor desarrollo inmobiliario, recordando que la construcción no sólo genera cadenas de valor sino también reactiva rápidamente la economía.

6.- Incentivemos la creciente y exitosa industria informática y tecnológica marplatense, no sólo apuntando a una ciudad universitaria sino avanzando de forma clara en marcos favorables como la construcción del demorado Parque Informático, cuya concreción peligra por las demoras y vaivenes del actual gobierno.

7.- Y por supuesto hay que ayudar al comercio, con cuestiones elementales pero olvidadas como mayor seguridad y menores trabas burocráticas, incluyendo en la agenda prioritaria reformar totalmente el restrictivo y contraproducente código de publicidad, que oscureció la ciudad y la empobreció aún más.

Señalo estos siete puntos gráficos para mostrar que sin demoras y con una visión superadora se puede cambiar la triste suerte que vive la ciudad. Si se tiene un rumbo acertado se pueden convertir las ventajas comparativas en competitivas, dejando de priorizar lo secundario, algo que tan caro en términos sociales nos está saliendo.

Tenemos una ciudad increíble, con una potencialidad única, que sin embargo se ha caracterizado por desperdiciar oportunidades y no desplegar todo lo que puede generar. No nos resignemos: estamos a tiempo de revertir las recurrentes cifras escandalosas de desempleo, que tanta indignidad provoca en nuestra querida ciudad.