Gina y Nicolás Mastromarino: "Luchó toda la vida por este sueño"

Acompañaron desde el inicio a su hijo, Mariano Mastromarino. Y también lo harán en Río de Janeiro, cuando el "Colo" corra el domingo 21 a la mañana el maratón olímpico. 

Mastromarino, el segundo de izquierda a derecha en la fila de abajo, cuando jugaba al fútbol en Alvarado.
Con una de sus maestras del jardín en el Club Alvarado.
En la puerta de la casa de calle Almafuerte, con sus hermanas, antes de ir al colegio.
Mariano, en una de sus primeras carreras barriales.
Con larga melena, en la terna de atletismo de los Lobo de Mar con su amiga Marita Peralta, la atleta Valeria Rodríguez y su entrenador Leo Malgor.
El año pasado, ante 0223, con la medalla de bronce panamericana obtenida en Toronto.
5 de Agosto de 2016 09:12

Comienzan a hablar, y los ojos de ambos se iluminan. Gina y Nicolás Mastromarino saben que su hijo Mariano está a punto de vivir el momento más trascendental de su amplia trayectoria en el atletismo. El domingo 21 de agosto a las 9:30 de la mañana, correrá el maratón de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el último día de competencia. Y allí, como desde las primeras carreras barriales, estarán presentes para disfrutar el momento. Luego, continuarán viaje a la provincia de Avellino, Italia, para visitar los orígenes.

Mariano Mastromarino goza hoy del reconocimiento de su ciudad, tal vez tarde. El mes próximo cumplirá 34 años, con 22 de ellos dedicados al atletismo. Antes de empezar en esta disciplina, jugó al fútbol en el Club Atlético Alvarado. Allí además fue al Jardín, y sus padres cumplían funciones en el "Torito": "Jugaba bien al fútbol de chiquito. Jugaba con los hermanos y amigos más grandes, no le tenía miedo a la pelota". Pero, ¿cómo comenzó a correr quien hoy es medallista de bronce de los Panamericanos de Toronto 2015? Cuenta Gina: "El salía del colegio (el Nº47, pegado a su casa) en plenos Juegos Panamericanos de 1995 y como el campo de deportes está tan cerquita, se iba a la pista. Para colmo los dos hermanos más grandes eran voluntarios, y uno de ellos hacía atletismo. Le encantaba ver el hockey. Empezó jugando, junto a sus compañeros de grado de la escuela. El resto fue dejando y quedaron dos o tres. A él le gustó y debutó con la carrera de Apand, luego en los Juegos Bonaerenses, que ganó un viaje al exterior a España. Ahí repitió primer año...", comenta con una sonrisa la madre de Mariano. 

Al terminar la primaria, Mastromarino no quiso saber más nada con seguir estudiando: "le dijimos que algo tenía que hacer, se inscribió en electricidad del automóvil, pero como hacía atletismo le gustaba Educación Física. Entonces, le dije que haga el Secundario. Lo cierto es que cada vez tenía más viajes por el atletismo, él me tranquilizaba que iba a rendir todo en febrero. Ganó los Juegos Bonaerenses y de premio tuvo un viaje a España", agregó.

Del anonimato a la exposición

Tras haber ganado el Maratón de Buenos Aires en 2014, cuando uno de los jueces pensó que era un intruso el que estaba por cruzar la meta, la exposición mediática de Mariano Mastromarino dio un vuelco absoluto. Del anonimato de 20 años de carrera, a entrevistas, fotos, autógrafos. Gina recuerda una anécdota de lo que le costaba la timidez a su hijo: "Una vez ganó y le hicimos un pasacalle. Una amiga llamó a la tele y vino Adalberto Vecchiarelli. La gente lo vio en la tele y nos dijeron por qué no habíamos avisado que estaba la TV. Mariano me dijo `si estaban todos en la calle, no paraba con el auto`." Claro que en su barrio es conocido: allí nació y creció. "Hay un mercadito en la otra cuadra y el dueño puso las fotos de Mariano en la vidriera. Es el fan número 1 de él. Antes no le gustaba, pero ya está más acostumbrado a esta exposición”.

El sueño olímpico: primero frustración, luego la felicidad

Mariano Mastromarino quedó afuera de los Juegos de Londres 2012 por apenas 4 segundos, por la no llegada de un brasilero que le iba a oficiar de "liebre" en los 3.000 metros con obstáculos, y no pudo obtener esa marca: "Eso fue muy duro...Había ido toda la familia, habían contratado un micro para llevarlos. Yo estaba internada. El último intento fue acá y no pudo clasificar. Ahí hizo el cambio: empezó con el maratón", declaró Gina.

Por eso, esta participación en Río de Janeiro es una revancha que los colma de felicidad: "Para el es un sueño, luchó mucho para eso, hace muchos años que está en el atletismo. Pero lo concretó. Tuvo años malos, algunos con lesiones, pero siempre fue para adelante", comenta quien es cocinera de exquisitas pastas. Claro que para asegurar la clasificación, hubo que esperar hasta hace pocos meses que nadie superara su tiempo de 2h2h15:39 obtenido el 15 de noviembre en Valencia: "La espera fue un sufrimiento, un parto. Por eso corrió en Rotterdam, tenía que validar su marca (2h15:27). Fue una alegría realmente. El se enteró en Bahía Blanca", agregó la madre del "Colo".

Cerca del final de la nota, los padres de Mastromarino describieron a su hijo. Como suele suceder con los hombres, Nicolás fue más explícito, tal vez con miedo a quebrarse: "Es un chico macanudo. En el deporte es bárbaro, hace lo que le gusta y bien", comentó quien tiene un taller de pintura de vehículos y que de joven jugó al fútbol y fue acompañante de carreras de autos.

En tanto que la madre apeló a una descripción más amplia: "Es muy responsable, muy derecho en el deporte. Hay cosas que no tienen curva. Su frase es que no es negociable. Todo lo que consiguió fue luchando, con sacrificio. Siempre apuntado en el deporte y en la vida. Es muy humilde, muy compañero, tiene muchisimos amigos y si le pasa algo a uno de ellos en la carrera, abandona para acompañarlo. Es un orgullo". Luego, entre risas, sostienen a dúo: "lo único, siempre le escapó al trabajo, siempre dijo que su trabajo era correr". Una vez, Mariano estuvo a punto de largar todo porque le habían quitado las becas tras algunos malos rendimientos. Así fue que repartió pullóveres de una fábrica de tejidos de un familiar, y donde Gina hoy sigue trabajando: "Ahí pensó que había llegado a su tope, y se replanteó seguir. Después lo agarraron Daniel (Díaz) y Leo (Malgor), le hicieron una sacudidita de cabeza y volvió a meterse de lleno, hasta este presente", comentó su madre.

Para el cierre, Gina comentó: "siempre le digo a Mariano, uno no se da cuenta pero van a pasar muchos años y vos vas a seguir estando en la historia".