Alicia y Oscar Garino: "Nuestro orgullo es su formación humana"

Son los padres de Patricio Garino, que debutará en un Juego Olímpico a los 23 años, y a horas de confirmarse su llegada a la NBA. Una historia de sacrificio, educación y mucho amor.

A los 16 años conoció a Manu Ginóbili, tras un partido en Orlando.
Así empezó, en el Club Teléfonos.
Su segundo club, New Sport.
Recibiendo un premio Lobo de Mar.
Afiche de este año que se vio en las calles y subtes de Washington DC.
5 de Agosto de 2016 09:24

Al conocer personalmente a Oscar Garino y Alicia Gullotta, de inmediato se comprende de inmediato por qué su hijo Patricio es como es y ha logrado lo que ha logrado. El basquetbolista marplatense que acaba de dejar atrás 6 años de estudios en Estados Unidos con el mejor promedio entre 1150 atletas, que fue confirmado por Sergio Hernández en la lista definitiva de los Juegos Olímpicos, y que fue elegido nada menos que por el prestigioso Greg Popovich para jugar la NBA para San Antonio Spurs, cuenta con dos padres que han sido un sostén fundamental para semejante progreso.

Oscar y Alicia recibieron a 0223 con total amabilidad en su casa, para hablar de "Pato" y contar sus inicios, las sensaciones de este presente de ensueño, revivir anécdotas. Mucho material quedará fuera de esta nota, pero al menos se podrá comprender mejor la historia del jugador surgido del Club Atlético Unión, que el domingo debutará en los Juegos ante Nigeria (22:30 horas).

Para la familia, son momentos especiales. Mamá Alicia se refirió a esta posiblidad olímpica: "Era segura la convocatoria, pero no que quedara en la lista definitiva de los Juegos. Cuando vino el año pasado a la Selección a Mar del Plata, vino a testear el terreno, porque el juego FIBA no lo tenía, conocía poco al grupo. Y el Preolímpico fue especial, se fue ganando el lugar en la cancha". Y agregó: "Hernández tiene esa facultad de darles tanta confianza, que no se si lo hubiese conseguido con otro entrenador. Lo que hace como entrenador con los chicos es único, lo hizo con Giorgetti cuando vino, con Campazzo, es un formador, tiene esa pizca de inteligencia", sostiene sobre el crecimiento de Patricio en la Selección. "Oveja" ya lo había llevado a una concentración en 2010, en Salta, en el primer acercamiento a la "celeste y blanca".

Oscar y Alicia se conocieron trabajando en Canal 2 de González Chávez, provincia de Buenos Aires. Él, era periodista deportivo; ella, nacida en De la Garma -pueblo lindero-, locutora aficionada. En los ´80 vinieron a Mar del plata para progresar.

El marplatense se ha ganado rápidamente el respeto de la Generación Dorada. A su futuro compañero en San Antonio, Emanuel Ginóbili, lo conoció a los 16 años cuando el bahiense lo invitó a verlo en un partido en Orlando. Fue el primero de varios encuentros de ese tipo. "Una vez entrenó en San Antonio con la Selección U19", recuerda Oscar. En aquel primer encuentro, "Manu" lo elogió en declaraciones al Washington Post, tras decirle personalmente:  ´Pato, yo te envidio, hubiese querido hacer tu camino`. 

Garino siempre tuvo siempre admiración por "Chapu" Nocioni. Alicia cuenta que un día se cruzó con el ex Chicago Bulls en un hotel durante una concentración: "le dije que había entrado a mi casa desde hacía muchos años, y que era el espejo de Pato. Me respondió con su humor ´uy, lindo espejo tuvo Pato...´". Mientras que Oscar dice que "Scola lo ama y es un tipo que lo aconsejó desde que entró a la Selección." A todos, en algún pasaje de su corta carrera, Garino homenajeó utilizando sus números de camiseta: el 13 de "Chapu", el 20 de "Manu", el 4 de Scola. Pero ahora, Patricio Garino utiliza el 29, en un reconocimiento al club que lo vio nacer: "es por el 2009, año que salió campeón argentino de cadetes con Unión", revela Alicia.

Del futbolista rústico al enamorado de Unión

Oscar y Alicia rememoran al detalle el acercamiento de su hijo al deporte: "Pato comenzó un año jugando al fútbol en Once Unidos, tenía una motricidad no demasiado fina porque estaba creciendo aceleradamente, y no tenía muy buena coordinación. Era muy rústico y peligroso en la cancha. Así que después de un encuentro de escuelitas en Balcarce, vio que el fútbol no era para él, y me dice `mamá, me parece que voy a buscar otro deporte´. Tenía 5 años. A los pocos días habló con el papá, le dijo que quería jugar al básquet. Así fue como se inició en el Club Teléfonos con Mariano García Galli", reseña.

Su padre da una idea del por qué la elección de los clubes: "Nosotros venimos de un pueblo, y la idea nuestra era buscar un entrenador con un club chico. Nunca nos interesaron las grandes estructuras. Entonces un día mirando la televisión, el periodista dice que García Galli se iba a Teléfonos. Así nos presentamos con Pato". Garino padre, de casi 2 metros, agrega: "Mariano al año se va a New Sport, y ahí fue la era más linda que vivimos porque fue un club entre familias. Eramos íntimos amigos del dueño, Oscar Antonucci, se plegó mucha gente".

Hasta que el destino cruzó a la familia Garino con Unión, para siempre: "Cuando cerró New Sport, Pato tenía 10 años. Lo pidió Juan Lofrano para Unión, y Quilmes. Entre los dos le dijimos `andá una semana a cada club y decidís´. Tras el primer entrenamiento, dijo `yo me quedo acá, en Unión`", detalló como anécdota Oscar. "Le encantó Juan (Lofrano), es muy cálido", agregó Alicia. Desde entonces, comenzó una historia de amor por un club que lo marcó para siempre, donde fue campeón, pero antes que eso cosechó amistades y se formó como basquetbolista.

La Universidad, el camino más difícil 

Un cambio fundamental en la vida de Patricio Garino fue aceptar una beca universitaria para estudiar en Estados Unidos y jugar al básquetbol. Allí estuvo los últimos seis años: dos en Montverde finalizando el secundario, y cuatro en la Universidad George Washington, donde se recibió de Licenciado en Administración de Empresas Deportiva y Marketing. A la par, se fue convirtiendo en ídolo jugando para el equipo de los Colonialls en la NCAA. Pato recibió la propuesta tras un "Básquetbol sin fronteras" disputado en México, 2009, donde participó con otros argentinos como Facundo Campazzo. "Tras dos días de buen entrenamiento, la vicepresidente de la organización lo llamó para una reunión. Recuerdo que estaba atemorizado, pensaba que lo podían retar, estaba en la habitación con un mexicano grandote de mucho pelo", recuerda Alicia."`Me tiemblan las patas mamá, me llamaron no sé por qué´. Ni se imaginaba que lo llamaban para ofrecerle una beca. Salió de la reunión y nos llamó, y lejos de contarnos, nos dice `me voy a estudiar a Estados Unidos`. Le dijeron que consultara con nosotros, pero él ya lo tenía decidido."

Oscar repasa que en un momento sufrieron mucho porque no paraban de caerles propuestas para su hijo. Barcelona de España, Benetton Treviso de Italia con muchísimo dinero, de todos los clubes del país. "Rechazábamos y en un momento nos preguntamos, ¿estamos haciendo bien? Decidíamos el futuro de nuestro hijo". Mientras que Alicia acota: "Nosotros buscábamos en toda propuesta que haya una posibilidad para que estudiara, y nadie nos daba esa posibilidad. Ni acá ni Europa. Aspirábamos más que nada a lo académico, y Pato estaba de acuerdo con nosotros, quería estudiar"

Estos padres tuvieron coraje para separarse de su hijo. Fue duro, pero sabían que era una apuesta fructífera: "Cuando se fue a vivir a EEUU yo no fui, porque sino me lo traía de vuelta. Fue ella. ¿Sabés lo que es dejar a un chico de 16 en una escuela más que militar, solito, en un país que estás a 10.500 km y sabiendo que no podríamos ir a cada rato?", intenta dar dimensión Oscar de aquel momento.

"Si bien tenía una beca, la parte personal se la bancábamos nosotros a la distancia, con impuestos carísimos. Le teníamos que mandar dinero para que viviera, para ir al cine, comprarse ropa, o para comer de nuevo porque allá cenan a las seis de la tarde y a las diez tenía hambre. Todo eso era un esfuerzo nuestro. Fue duro. Para él que aprendió a ahorrar (risas) y para nosotros también porque lo dejamos a pesar que sabíamos que no podíamos ir a cada rato. Íbamos una vez por año, y a veces uno de los dos nomás. Nos ha salido bien", añade Alicia Gullotta.

En mayo acudieron a Washington para la graduación de su hijo, que fue con todos los honores, con un homenaje especial para "Pato". "El día del homenaje, de la cancha a donde íbamos tardamos una hora y pico. La gente enloquecida venía a saludarnos", cuenta Oscar. "Eso me traje de él. Cómo la gente hablaba de él como persona. Mirá que jugar ahí no es fácil...".

Para el final de la nota, Oscar y Alicia definen a Patricio Garino. Primero, papá: "En la parte humana siento un tremendo orgullo. La primera vez que Patricio jugó la final en Sporting con Bahía, de Cadetes, que le hace 34 puntos pero pierde, ganó el MVP del jugador más correcto. Le dije ´Pato para mí es más importante eso porque el juego es circunstancias´." Y agrega: "Es el clásico taurino igual que la madre. Cuando se les pone algo entre ceja y ceja, va para adelante porque es el sueño de su vida. El orgullo más grande que tengo es la formación humana. Por eso, admiro a mi mujer. Único hijo, y lo dejó ir a los 16 años. Ella hace 6 años que habla todos los santos días con Pato. Y él jamás en 6 años por skype nos dijo que tenía un problema, y los debe haber tenido. Una vez sola lo vimos llorando, porque Kevin Shuton, su entrenador, dejaba de ser técnico en Washington. Pero jamás un problema. Eso es tozudez".

En tanto que Alicia, cierra: "Es un chico de perfil bajo, muy humilde y fundamentalmente muy trabajado e identificado en lo que hace. Una persona simple, con muy buenos sentimientos".

"Si querés ser de elite, no el número uno, tenés que hacer todo distinto a los demás", solía recibir como frase Patricio Garino de su padre, y hoy la repite como una santa oración. Bajo esas palabras, el cobijo del amor de dos padres grandiosos, este marplatense que ya hizo historia para la ciudad afrontará su primer Juego Olímpico, y luego llegará a la NBA. Pavadas de desafíos. Pero, a esta altura, a nada le teme.