Arroyo, de las buenas intenciones a la barbaridad, sin escalas

Arroyo, este miércoles, junto a Barrionuevo, luego de su descabellada propuesta. 

28 de Septiembre de 2016 21:54

A lo largo de la campaña electoral, Carlos Arroyo hizo muchas promesas que encantaron al electorado. Habló de pobreza cero, de que los ancianos no tengan que hacer colas en los bancos, que la solución para la inseguridad es la educación. Nadie puede estar en desacuerdo con estas cosas, no importa la ideología, ni el color partidario. La dificultad pasa por el camino que se toma para llegar a los resultados propuestos. En estas horas, el intendente volvió a transformar una buena intención en una pésima idea: primero habló (a través de un comunicado, como suelen hacer desde su equipo para evitar desbarrancos) de multar a quienes tiren basura en cantidad suficiente para crear un microbasural, pero este miércoles, micrófono en mano, propuso que policías de civil detengan a quienes arrojen basura.

Minutos antes de que el jefe comunal pronunciara esa lamentable frase, desde 0223 habíamos lanzado una encuesta que preguntaba a nuestros lectores si estaban de acuerdo con multar a quienes arrojen basura en la calle. El apoyo a la idea primigenia que lanzó el municipio fue arrollador: sobre 1500 votos, el 95% estaba a favor de una sanción económica.

Sin embargo, el aditamento que le dio el jefe comunal a la propuesta es espantoso. Primero, habrá que evaluar la legalidad de detener a alguien por arrojar basura. Cualquier persona –policía o no- está facultada para aprehender a alguien a quien descubre cometiendo un delito. No obstante, las leyes argentinas contemplan qué acciones constituyen un delito contra el medioambiente y, entre otras cuestiones, se basan en las sustancias que se desechan. A muchos nos indigna ver a alguien arrojando basura en la calle o desde la ventana de un auto, pero la indignación no es suficiente para un arresto y un papel o una botella de Coca Cola no implican un delito.

Más allá de esas cuestiones técnicas –que Arroyo debiera tenerlas claras por su calidad de abogado-, lo más llamativo y polémico fue la otra parte del anuncio: “Me he movido para generar policías de civil que van a proceder a detener a aquella persona que provoque un daño al medioambiente”.

Como suele ocurrir, las precisiones en los anuncios rimbombantes del intendente no abundaron. Pero, ¿por qué trabajar para que esa tarea la cumplan policías de civil y no policías debidamente identificados?

Además, que desde lo ideológico suena reprochable imaginar a efectivos “infiltrados” en barrios a la espera de que alguien cometa un delito ambiental, desde lo práctico parece tener la intención de penar la acción y no de impedirla. “Así como lo dijo, da la sensación de que quiere que haya un policía de incógnito esperan que venga un tipo, contamine y luego meterlo preso”, deslizó una fuente opositora.

Sumado a la polémica que desató con su frase, el jefe comunal volvió a hacerlo en un contexto desapropiado: una conferencia para anunciar nuevos vuelos a Mar del Plata. Casi ningún medio reparó en ese hecho favorable para el turismo regional, sino que todos viraron el foco de atención hacia este tema.

No es la primera vez que una conferencia convocada para un fin pierde significado cuando el jefe comunal activa una bomba mediática. Lo hizo en el verano cuando acusó a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal de cometer una "burrada" al no permitir que se retrase el inicio de clases. Tampoco es la primera vez que lo que parece una buena idea se convierte en un show mediático. Lo hizo cuando al anunciar su intención de instalar las fotomultas en Mar del Plata acotó que eso le permitiría a Mar del Plata convertirse en un municipio rico y prestarle plata a la Provincia. Otra vez, mejor sancionar que prevenir. En el entorno del intendente se resignan y aguantan los coletazos. "Fernando es así, qué le vamos a hacer..."