Se encadenó en Ioma con un pedido urgente de reintegro por su hija discapacitada

Roberto Vega, un jubilado marplatense, está desesperado porque la obra social del Estado bonaerense no le devuelve el dinero para pagarle a las profesionales que asisten a su hija, que sufre esclerosis múltiple desde hace más de 30 años.

5 de Enero de 2017 12:09

Por Redacción 0223

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Roberto Vega la está pasando muy mal. Y su hija, aún peor. Este jubilado marplatense, que durante la mañana de jueves se encadenó en la puerta de la sede de Ioma, pidió entre sollozos que la obra social bonaerense le reintegre el dinero que necesita su familia para asistir a Graciela, víctima de una esclerosis múltiple desde hace tres décadas.

“El problema viene de hace mucho tiempo. Mi hija tiene atención domiciliaria, y lo que ocurre ahora es que desde hace unos cuantos meses le han sacado la asistencia de una empresa, creyendo que con Ioma iba a estar mejor atendida. Pero no llega el reintegro. Y las personas que van a nuestra casa para asistirla, realmente quieren cobrar por su trabajo porque también tienen que comer”, razonó de movida Roberto.

En esa línea, el hombre separó los tantos y reconoció a las autoridades locales de Ioma: “La atención acá en la sede es más que óptima. La señora directora, más amable no puede ser. Ha hecho todos los papales realmente como deben ser. Pero la orden no viene de La Plata. Y de La Plata nosotros estamos lejos. Cada vez que venimos, vemos que no apretan el botón que tienen que apretar”, graficó.

“Yo soy jubilado, y mi mujer también, cobramos la mínima, ya no tenemos recursos para pagarle a la gente que va a casa a atender a nuestra hija. Sufro una enfermedad, tengo cuatro stents fui operado de cáncer, mi mujer de la rodilla, no podemos asistir nosotros mismos a nuestra hija como es necesario”, advirtió.

Roberto reconoció también que “el monto que nos debería dar Ioma para pagarle a las asistentes para nosotros es mucho. Mi hija ahora ya no tiene más fonoaudiologa, tampoco kinesiologa. Si bien su enfermedad ya es incurable, por lo menos queremos que viva lo mejor posible el tiempo que le queda. Tiene las piernas entumecidas, ya no puede casi hablar”, contó, al borde del llanto.

“No venimos a pedir un reintegro porque se rompió una rueda de la silla en la que anda. Venimos a pedir el dinero de las personas que cuidan de nuestra querida hija. Necesitamos que esto se solucione. Nosotros tenemos los problemas que tiene toda persona cuando llega a esta edad, después de trabajar toda la vida por este querido país. No pedimos otra cosa que la dignidad de nuestra hija”, concluyó Roberto.

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