¿Cómo se sigue?

El gobierno municipal, una vez más, alteró la normalidad democrática e institucional del Partido de General Pueyrredon con el agravante que fue producto del accionar del propio Intendente Municipal Dr. Carlos Arroyo

El pedido de la Directora de la Escuela Municipal 205 de contar con servicio de internet para cumplir con la normativa provincial que exige realizar los trámites de la titulación del alumnado vía on line, terminó con un virtual allanamiento realizado por el Sr. Intendente en persona, secuestro de libros, aprietes explícitos e impedimento a las representaciones sindicales de acompañar al personal docente. Todo ello, acompañado por las argumentaciones del Sr. Intendente manifestando que “el patrón soy yo” y acompañado de custodia policial en el establecimiento educativo.

El Frente Cambiemos, viene utilizando la lógica del disciplinamiento como práctica política, lo hace a través de la arbitraria e ilícita detención de Milagro Sala -tal como lo sostuvo la ONU-, lo hace mediante la filtración deliberada de escuchas telefónicas o llevando a juicio político a los Jueces de la Cámara Nacional del Trabajo, que en cumplimiento de sus funciones, ordenan una medida cautelar a favor de las trabajadoras y trabajadores bancarios. 

Sin embargo, a dichas conductas que sin lugar a dudas marcarán un signo de esta época, en Mar del Plata y Batán le sumamos las propias características de un Intendente con prácticas despóticas y autoritarias.

No olvidamos que los hechos narrados ocurren en una ciudad en donde se propone arrestar a quienes tiren basura o paseen a sus perros sin bozal,  y que además es la ciudad donde se requisa a las familias que concurren a las playas públicas.

La llegada de la democracia dio por tierra con una práctica de la dictadura sacando a la policía de las escuelas, hoy el Dr. Arroyo la volvió a implantar.

Asimismo, no podemos dejar de expresar nuestra preocupación por la forma en como finalizaron los hechos, esperábamos que luego de horas de incertidumbre y destrato,  primara la cordura de las autoridades, pero contrario a ello, la prepotencia continuó hasta el momento del retiro que finalizó con gritos y abucheos al Sr. Intendente, al grito de “que se vaya”. Nos preguntamos entonces, ¿cómo se sigue después de ello?