Cultura: Rojas no aparece, tampoco Arroyo

8 de Febrero de 2017 21:03

Pasaron 48 horas desde que la TV Pública transmitiera en vivo la entrega de premios Estrella de Mar y transmitiera, además, los duros cuestionamientos contra la secretaria de Cultura Silvana Rojas. Hasta el momento es un misterio qué opina la funcionaria del tema. No habló, ni apareció.

Las imágenes fueron fuertes. Algunos intentaron achacarlo a una movida política oportunista. Tal vez, la protesta en la puerta del Auditorium. Quizá, la aparición sorpresiva de cuatro artistas frente a las cámaras de un móvil de televisión con leyendas en contra de la funcionaria escritas en  cuerpo. Puede ser que el elenco de Gregorio por Nachman tenga más afinidad política con otro partido distinto al actual. Pero, ¿y los que siguieron? ¿Y Nicolás Vázquez? ¿Y Benjamín Rojas? ¿Y Sergio Gonal que en algún momento sonó como candidato del Pro? ¿Y Mirtha Legrand que si algo no tiene es simpatía por la anterior gestión? Hay que dejar de buscar fantasmas y excusas y asumir los tremendos errores que comete la Secretaría de Cultura.

Rojas llegó de la mano de la Fundación Pensar, luego de que Sebastián Puglisi decidiera alejarse de la gestión de Carlos Arroyo por las diferencias que tenía con el jefe comunal. En aquel entonces argumentó temas personales para justificar su salida, pero con el correr de los meses quedó claro que no iba a contar con los recursos necesarios para hacer frente a los compromisos que había asumido y sus metas como secretario. Hoy forma parte del ala crítica dentro de Cambiemos.

En ese contexto, llegó Rojas, una mujer conocida dentro de la comunidad artística, pero sin ningún antecedente de gestión. Se trata de una de las funcionarias que el sector puro del Pro tiene en la gestión de Mar del Plata. Tras el alejamiento de Gustavo Blanco del partido, todavía quedan Guillermo Volponi (Emder), Ricardo De Rosa (Producción) y Jorge Zanier que conforman la agrupación liderada por el concejal Juan Aicega, Mar del Plata 2020.

Esa pertenencia es una de las razones por las cuales Rojas sigue en su cargo. Las duras críticas que recibió el último lunes fueron las más contundentes por su repercusión nacional, pero no fueron las primeras (y seguramente no serán las últimas). Desde el mismo que asumió, Rojas se enfrentó con la comunidad artística y cultural de Mar del Plata. De hecho, las primeras semanas de su gestión las atravesó fuera de la sede de la Secretaría de Cultura debido a las asambleas permanentes que hacían allí actores y capacitadores.

También afrontó ñoquiadas en la puerta de la Municipalidad, festivales artísticos, declaraciones en los medios, protestas, una carta abierta de todos los titulares de Cultura desde el regreso de la democracia a la fecha y hasta un amparo judicial. Sin embargo, Arroyo jamás cedió a las presiones y a las críticas. Y hoy, aunque sin dar señales de vida, Rojas continúa como secretaria de Cultura.

A Arroyo le sirve que la cacheteen a Rojas”, confesó un hombre del oficialismo. ¿Le sirve al intendente tener una funcionaria tan cuestionada por tantos sectores? Es difícil coincidir con tal afirmación. Sin embargo, tiene un punto sobre el cual agarrarse. Las críticas a la gestión de Rojas en cultura tienen dos beneficios para el intendente: el primero es que logró desviar la atención de otra funcionaria que en su momento fue tanto o más cuestionada que la secretaria de Cultura, Ana María Crovetto.

La titular de la cartera educativa es una mujer de extrema confianza para el intendente, a diferencia de Rojas. De hecho, Arroyo esgrimió en varias oportunidades defensas a la gestión de Crovetto y acusó a la oposición de montar operaciones en contra de la secretaria. “¿Te acordás de alguna defensa a Rojas?”, preguntó la misma fuente.

Además, al jefe comunal le sirve para “bajarle el precio” al Pro. Los cuestionamientos a una funcionaria del riñón del partido del presidente y la gobernadora le permiten (o al menos eso suponen en el arroyismo) facturarle a los armadores políticos la permanencia de Rojas en el cargo.

También hay otras versiones que apuntan a la interna propia del Pro, entre el sector de Aicega y el que ahora intenta revivir Emiliano Giri con su vuelta la política. El expresidente del Emtur fue contundente en sus críticas a Rojas en las últimas declaraciones públicas que realizó. Desde el lado de Rojas entienden que se trata de una maniobra para posicionarse en la puja por la conducción del partido.

Una de las primeras (y únicas) medidas que adoptó Rojas fue desplazar a Christian Rabe de la subsecretaría de Cultura, un hombre del riñón de Giri. En aquella movida también decidió remover del cargo a Emiliano Mensor, histórico asesor de Vilma Baragiola, quien decidió aliarse a Giri cuando éste comenzó a imaginar el megaente de Turismo, Cultura y Deporte. El resto de los funcionarios políticos "sobrevivieron" todos. 

“Son ellos los que hacen correr los rumores de renuncia todo el tiempo”, dicen desde el entorno de Rojas, quienes consideran que la gestión “no es tan mala” como se repite todo el tiempo.

He aquí la cuestión central. Seguramente, Arroyo obtiene algún beneficio de las críticas constantes a una funcionaria del Pro, seguramente hay jugadas internas para intentar sacar provecho, pero sin duda la gestión de Rojas al frente de Cultura es pobre.

Sin embargo, aquí también hay un punto central que a Arroyo le puede jugar en contra. Es cierto que Rojas contribuyó para que la relación de la gestión con los distintos actores que componen el mundo de la cultura sea mala. Pero también es cierto que las decisiones de fondo son del jefe comunal.

La reducción de los talleres socioculturales en los barrios de un 70% y los recortes a los capacitadores; la desarticulación la comedia municipal; la reducción de la orquesta infantojuvenil a su mínima expresión, al tiempo que se sostiene una estructura política de seis cargos, más allá de la secretaria, entre otras, son decisiones políticas en las cuales Rojas tiene responsabilidad, pero jamás la última palabra.