Un año de Merlini en el Consorcio Portuario: claroscuros

Puso en marcha la obra de mantenimiento de dragado, le nombraron un directorio que no le responde, no hay margen para la autosustentabilidad, junta bronca entre el propio personal del Consorcio y los gordos de la pesca.

30 de Marzo de 2017 08:12

El 4 de abril del año pasado, con una corbata de un tono amarillo brillante, coherente con los colores del PRO, desembarcaba Martín Merlini en el sillón principal de Consorcio Portuario. Agente marítimo con 30 años de experiencia, respondía al mínimo requisito que pedían más allá de Juan B Justo: de ser un hombre del puerto.

El año de la asunción es la excusa para repasarlo y revisar las columnas del Debe y el Haber, siempre desde la mirada subjetiva es esta columna.

No logró pagar el metro cúbico mucho más barato que la gestión anterior, ni comenzar la obra en los tiempos que manejaba cuando llegó al puerto desde la Fundación Pensar, seleccionado por el dedo del concejal Juan Aicega, y las frecuentes sudestadas de la primavera le desmoronaron parte del banco de arena sobre el canal principal…, pero son detalles.

El logro más importante de Merlini ha sido tener en funciones a la Omvac Diez de la empresa dragadora española Canlemar SL. El as que siempre tuvo en la manga en caso de no haber interesados en venir a trabajar a Mar del Plata, finalmente ganó la licitación y está trabajando dentro del cronograma previsto.

El mes que viene el puerto mejorará el calado de sus áreas vitales para seguir emitiendo las señales de previsibilidad que tanto le costó conseguir y los españoles se llevarán 3,6 millones de dólares de las propias arcas del Consorcio.

Su idea de puerto autosustentable puede aplicarse a otras terminales, como Quequén, por citar un ejemplo cercano, que invertirá 47 millones de dólares para profundizar y mantener su calado a 51 pies. Pero Quequén movió 7,5 millones de toneladas el año pasado. Mar del Plata no llegó al 10%.

El otro punto a favor en el año de gestión fue haber destrabado el uso de los 270 metros del muelle de la Terminal de Cruceros para la operatoria de la flota pesquera. El año pasado fue una prueba efímera y desde hace unos meses ya se completó el trámite administrativo que devuelve el sector a la administración del propio Consorcio.

Después de más de 4 años el Consorcio recuperó la figura del Directorio. La nómina de los 10 asesores de Merlini, que representan a distintos sectores productivos de la actividad portuaria, demoró muchos meses en formalizarse. Y muestran claramente que el Presidente no tuvo peso a la hora de pulir la lista. O pecó de inocente. Darío Sócrate, aunque ya no sea empleado de Valastro, responde a los intereses pesqueros más que al de los balcarceños.

El resultado es un Directorio que rechazó el presupuesto pensado por Merlini para el 2017, el cual contemplaba una actualización de tarifas y cánones superior en promedio al 30%. Dominado por armadores y representantes de permisionarios, se aprobó un incremento del 18%, desdoblado en dos cuotas: febrero y mayo.

El puerto autosustentable imaginado por Merlini se cayó al espejo interior del puerto como la camioneta del Consorcio. Los fondos disponibles serán aspirados por el dragado y no quedan muchas alternativas para obras adicionales de mejoras en los muelles. Obras que le cambien la ecuación a los armadores, no cordones pintados o contenedores para recibir desechos.

El personal del Consorcio está preocupado por la evolución que tendrá la paritaria que comienza en los próximos días. La administración Merlini todavía no pagó el plus salarial por convenio que venció en septiembre pasado, tiene otro ahora en abril y el aumento ofrecido les pareció “un chiste”.

El personal jerárquico ve a Fernando Rivera, presidente de CaIPA, como el hombre fuerte en el Directorio, que busca, junto con Emilio Bustamante, de la Terminal de Contenedores, revisar la nómina de empleados y las funciones que cumplen.

A los directores nunca les cayó bien Ricardo Manoquio como Gerente General, nombrado por Merlini y ahora avalado por el cuerpo a regañadientes. Creen que en ese lugar hace falta un perfil más profesional que el del exrevisor de cuentas suplente del club Aldosivi. El problema es que el Consorcio paga tres sueldos de Gerente General y tiene instituciones como la Armada y el Inidep que no financian el uso del puerto.

La relación con los pesos pesados de la pesca y del movimiento de contenedores parece estar dañada. Ni Rivera ni Bustamante participaron de la recorrida que hace una semana realizó Merlini con un grupo de Directores por los distintos muelles del puerto para “tomar contacto con los operadores y ver juntos las situaciones de la actividad de nuestro puerto”, dijo Merlini según reproduce un comunicado de prensa.

Los prácticos del puerto aspiran a que al menos alcancen los fondos para iluminar la sección 13, en el área de los elevadores de los silos, que están un año más cerca de derrumbarse. El puerto es toda una paradoja: los directores salen a recorrer los muelles para conocer los problemas, como si fuesen turistas. “No hay otra cosa que mostrar… salen de caminata; raro que no fueran al mural más grande del mundo”, cruzó irónico un armador fresquero, sobre la obra artística en la Escollera Sur.

“Los problemas del puerto no arrancaron en la gestión de Martin”, lo defendió un permisionario. Tiene buena voluntad pero muchas veces choca con la burocracia para agilizar los expedientes”, amplió. La demora en el inicio del dragado y ahora la remoción de los cascos que obstaculizan áreas operativas entran en esa realidad.

Pero en este año de gestión algunas cosas no cambiaron: el puerto sigue vedado a la operatoria nocturna de los barcos de porta contenedores. Cuando hubo calado, no había baliza para que los barcos puedan entrar y salir de noche. Tardaron más de un año en poner una torre en el techo de la Central 9 de Julio y ahora no hay calado en el canal principal para hacer la maniobra sin luz natural. “Cuando haya profundidad y se mantengan las balizas no habrá luces en la sección 13, indispensables para la maniobra de salida”, confió un agente marítimo.

En la Asociación de Barcos Costeros están contentos con Merlini. Sebastián Agliano, un hombre de la casa, está sentado en el directorio. Destacan su capacidad para generar diálogos, debates y consensos, en tanto se esperanzan con que el gobierno nacional aporte fondos para mejorar la infraestructura portuaria.

“Así es imposible trabajar” expuso Oscar Fortunato, en su estado de whatsapp el martes, con una foto que ilustraba la congestión portuaria, con barcos amarrados hasta en octava andana. El Presidente de Cepa, lobista de Moscuzza, Solimeno y Valastro, siempre fue crítico porque no se resuelve la falta de espacio en los muelles interiores.

Los armadores reclamaron mayor atención al puerto de parte de las autoridades nacionales que invierten millones en Comodoro Rivadavia, Madryn y Quequén, pero solo planifican nuevos muelles sobre la Escollera Sur, los mismos que no abandonan la hoja de cálculo desde hace más de una década.

El desafío que tiene por delante Merlini –con el acompañamiento de todos los escalones gubernamentales de la escalera Cambiemos- no es sencillo. Que hayan pasado más de 100 días que la gobernadora Vidal no designe a un Ministro de Producción es una señal que no ayuda.

El puerto debe iniciar un proceso de gran facilitador de negocios, que contribuya a mejorar la logística y la competitividad de las empresas que operan en él. Es la única manera que revista de atractivo para la llegada de nuevas inversiones que, de una vez por todas, lo potencien como una herramienta capaz de generar trabajo y crecimiento local y regional.

Eso o esta postal desteñida y congestionada que regala una previsibilidad que puede interesarle a casi nadie.