Crimen del cardiólogo: pidieron la prisión preventiva de las dos mujeres detenidas
La fiscalía les imputó los delitos de robo y homicidio criminis causa. A una de ellas también le atribuyen nueve hechos de estafa por el uso de la tarjeta bancaria de la víctima.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Más de un mes después del hallazgo del cuerpo semienterrado del cardiólogo Roberto Tortorella en un camino vecinal, la fiscalía le solicitó a la Justicia de Garantías la prisión preventiva de las dos mujeres que están detenidas e imputadas del hecho. Si bien para el fiscal Leandro Arévalo ambas son coautoras del delito de robo y homicidio criminis causa, a una de ellas también le imputó al menos nueve hechos de estafa y otras tentativas.
La presentación que presentó el viernes pasado será resuelta esta semana por el juez de Garantías Juan Tapia. Aunque según el pedido fiscal Débora Faijós y la policía Rosa Saino fueron las dos personas que participaron del crimen, aún no está descartada completamente la participación de una tercera mujer que está siendo investigada y que podría ser llamada a declarar en los próximos días.
Según la hipótesis de los investigadores, fue Faijós quien facilitó el ingreso de la mujer policía a la vivienda del cardiólogo en el barrio Colinalegre. Una vez en el interior, golpearon al hombre de 72 años hasta aturdirlo, le colocaron dos medias en la boca y lo asfixiaron hasta matarlo. Posteriormente subieron el cuerpo a la camioneta Chery Tiggo de la víctima y abandonaron el cuerpo en el camino Los Ortiz.
Al faltante de computadores y otros bienes que fue confirmado tras inspeccionar la vivienda, se le sumó la extracción de dinero que se hizo con la tarjeta bancaria de la víctima –ya asesinada- en distintos cajeros de la ciudad. Por ese accionar registrado en las cámaras de seguridad de cajeros automáticos, se le imputó a la joven de 28 años el delito de estafas consumadas y de tentativas.
Tal como informó oportunamente 0223, Faijos había conocido al cardiólogo durante los festejos de Carnaval y poco después se instaló junto a una amiga en la vivienda donde se cometió el crimen. De acuerdo a su versión, esa convivencia llegó a los oídos de la policía Rosa Saino que comenzó a exigirle que le “entregara al viejo” ante la sospecha de que el hombre tenía un buen pasar económico y que guardaba dinero en el inmueble.
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