"Peñarol es todo, porque me dio todo"

Del pibe que jugaba al fútbol en Marcos Juárez, a la gloria del básquet e ídolo "Milrayitas". Leo Gutiérrez repasó sus inicios, recordó cada club, su transformación como ganador y los festejos en Mar del Plata.

Fotos: Diego Berrutti.

13 de Mayo de 2017 03:33

Leonardo Gutiérrez construyó una carrera prolífica en base a sacrificio y esfuerzo. Nada fue gratis para él. De  familia de clase trabajadora, su madre Norma llevó las riendas en soledad para criar a uno de sus dos hijos. Y el "nene" encontró en el deporte el refugio para superar algunos problemas y empezar a rumbear el futuro. Marcos Juárez es una ciudad del este cordobés, 250 kilómetros al sur de la capital. En un lugar tranquilo, de gente campechana, allí nació el doble medallista olímpico con la Selección y dio sus primeros pasos en el básquetbol. 

-¿Cómo y por qué llegás a este deporte?

-Empecé más que nada por la altura. Tenía un problema de salud y los médicos le habían pedido a mi vieja que haga algún deporte. Justo mi mamá era empleada doméstica y la familia donde trabajaba eran dirigentes del club San Martín y le dijeron `tu hijo tiene que hacer básquet, que no haga otro deporte`.  Insistieron, me llevaban, me enseñaban y empecé a entrenar por eso. Era bastante vago para ir a entrenar, me escapaba a jugar al fútbol con mis amigos, como hacían todos. Al principio renegaba mucho. Mi vieja, entrenadores, los hacía renegar porque no iba a entrenar. Cuando fui creciendo le fui tomando el gusto, me fui dando cuenta que me gustaba más".

-¿Cómo fue el primer Leo Gutiérrez basquetbolista?

-Era todo lo contrario a hoy. Era bastante tosco, no tiraba nada al aro. Era todo físico. Era muy alto para la edad que tenía: con 14 años ya medía 1,96 metros y jugaba con un amigo que medía 2.07. Entonces, eramos los dos bastante burros. Era un rebote para uno, tirábamos, errábamos...

-Del amateur al profesional hay una transición que se debe afrontar, ¿cuándo empezás a tomar el básquet como algo serio?

-A los 15 años, por altura nos recluta Olimpia de Venado Tuerto, que estaban Julio Lamas y Víctor Daitch. Ahí como entendí más a lo que iba,  me gustó más, todo en un marco profesional. Creo que hice un click cuando me fui, al poco tiempo de llegar me voy a una gira con el club a una pretemporada a Venezuela y Ecuador, jugamos amistosos.  Volví, fui a una preselección argentina de Cadetes, quedé y me fui a jugar un Sudamericano, salimos campeones y empezó un poco a confirmarse. `Esto no lo quiero soltar, quiero esforzarme`.  y empecé a entrenar un poco más, a mejorar el tiro, el dribbling, el físico. Ya empecé a saltar mucho y hacía mucha diferencia en lo físico a la hora de jugar. Mucha defensa,  línea de pase, contragolpe, saltaba y volcaba la pelota todo el tiempo. Fui mejorando escalón por escalón. Nunca pensé que iba a tirar de 3 puntos, siempre tiraba de corta distancia, jugaba de espaldas. Después fui mejorando y creciendo un poco más en lo que hacía. Tuve la posibilidad de ser profesional a los 17, y eso ya me impulsó y llevó a jugar cada vez más en serio.

-¿Cuándo considerás que fue tu explosión? Que se terminó de moldear el Gutiérrez de hoy...

-La última temporada que jugué en Olimpia, que fue en la 97/98, pasé de ser suplente el año anterior a ser titular y a promediar 12 puntos por juego. Ahí sentí que iba por buen camino, y eso me lleva a jugar en Atenas. Ahí al principio no fui determinante en el equipo que salió campeón porque había jugadores como Osella, Pichi (Campana), Marcelo (Milanesio), que llevaban el equipo adelante. Pero creo que mi explosión fue en la temporada 2000/2001 que empiezo a tirar de tres puntos, y a la siguiente salimos campeones y ya metía triples. A la penetración, la defensa y el buen físico le agregué un buen tiro perimetral. Fue un momento donde sabía que podía llevar adelante el equipo y ayudarlo a ganar.

-Pasaste por varios clubes, pero, ¿por qué  8 años en Peñarol?

-No sé, realmente. Lo atribuyo al cariño que me demostró la gente durante los primeros dos años que estuve, que fue donde decidimos con la familia quedarnos a vivir en Mar del Plata y en Peñarol. Fue un conjunto. El equipo, la hinchada, la dirigencia, y con la cabeza de mi mujer e hijos que se querían quedar en la ciudad. Fueron varias cosas que se fueron decantando para que permanezca tanto tiempo.

-Tantos títulos logrados aquí, ¿festejaste alguno más que otro?

-No. Todos por igual. Cada vez que salíamos campeones, lo disfrutaba un poco más. El último lo disfruté a tope. Pero creo que todos son de igual forma. Es algo único salir campeón, y nosotros tuvimos la posibilidad de lograrlo 4 veces en la Liga. Más Liga de las Américas, Súper 8.... lo disfrutás porque te esforzás mucho para conseguirlo. Y cuando lo conseguís. es como una adrenalina que tenés guardada mucho tiempo y sale, fluye. Es muy bueno. Cuando tenés un año como este, te das cuenta de todo lo conseguiste y a lo mejor decís `pucha, por qué no disfruté más aquel campeonato`. Pero yo siempre lo disfruté al máximo. A mí me encantó siempre ver la reacción de la gente, sus caras de felicidad. Te ponés a ver videos viejos de festejos de campeonatos y ver cómo la gente se va transformando, es espectacular.

-Cada título fue una fiesta en el estadio, las calles, ¿recordás alguna caravana en especial?

- Acá, nunca pensé que iba a vivir algo  así: estábamos festejando el tricampeonato, creo. Y el loco de ´Facu´ (Campazzo) se tiró arriba de la gente como un rockero y lo depositaron arriba del monumento. Fue increíble. Con él, Martín (Leiva) también fuimos sentados en el baúl de un Taunus de los chicos de la hinchada. Cosas que vas recordando y realmente fue todo muy único.

- ¿Alguna otra?

- Cuando ganamos el primer Súper 8 estábamos comiendo en Pachamama y nos pidió el dueño que salgamos porque iban a romper todo para entrar. Y salimos y estaba la calle cortada llena de gente, una bandera colgada desde la cruz de la iglesia de enfrente (Evangélica Bautista). Cosas así, extraordinariamente locas y lindas a la vez. Que se viven muchísimo.

- ¿Siempre tuviste la noción de disfrutar los títulos y lo que significaba a tu alrededor?

- Siempre disfruté. Tengo imágenes guardadas en mi mente. El segundo año que salimos campeones con Atenas, la despedida de Marcelo (Milanesio), recuerdo que vamos en un colectivo y estaba toda la gente en el Patio Olmos (principal Shopping de Córdoba), con pantalla gigante en la calle. Nos llevaron a festejar y nunca pensé que podría haber una marea de gente. Pensábamos que no había nadie, y de golpe vino un malón de gente contra el micro y cuando nos chocan, el micro empezó a moverse de lado a lado. Imágenes así.

-¿Es cierto que sos de mirar videos viejos tuyos casi como un hobbie?

-Sí, me gusta volver el tiempo atrás y mirar partidos viejos. El otro día vi la primera final con Olimpia en el ` 96, tuvimos un viaje largo.. Me encanta.

-¿Y qué partido elegirías de tu carrera?

-El de los 15 triples (récord absoluto en la Liga Nacional). Lo único me dolió fue que se los hice a Boca (risas). Y creo que el tercer puesto en los Juegos Olímpicos de Beijing es especial, porque pude jugar mucho, tener injerencia en el resultado. Es un partido que guardaría y pondría en un cuadrito.

-Ya marcaste tu admiración por aquel trío ganador de Atenas (Milanesio, Campana, Osella), pero, ¿qué compañeros elegís de los que tuviste?

-Tuve muchos y buenos. Injustamente quedan muchos afuera. Pero el ´Chapu´(Nocioni) y Raymundo (Legaria), que los siento como hermanos, tengo mucha afinidad con los dos. Con Andrés jugué un poco acá y en Olimpia más la Selección, con ´Ray´ en más tiempo. Pero con los dos me llevo excelente y me hubiese gustado terminar con ambos la carrera. 

-Jugaste con grandes bases también...

-El que mejor me asistía era Raymundo. Nos conocíamos de memoria, como si jugáramos de toda la vida. Marcelo (Milanesio) te hacía hacer goles fáciles. Y ´Facu´ (Campazzo) fue el tercer base con que mejor me llevé dentro de la cancha, pero no tanto porque me asistiera, sino porque yo lo disfrutaba cómo jugaba. Verlo crecer como creció en los años que estuvimos juntos, fue un placer para mí y todos. Fue único verlo crecer.

A continuación, Leonardo Gutiérrez dejó un recuerdo, una reflexión, de todos los clubes que jugó, además de la Selección argentina.

San Martín de Marcos Juárez. "Es el club que quiero, donde arranqué, que cada vez que voy a Marcos Juárez paso a visitar. Es mi club. Siempre lo voy a querer por más que haya estado en otros lugares, lo llevaré por siempre en la sangre".

Olimpia de Venado Tuerto (1993-1998). "Me dio la posibilidad de ser profesional, de vivir de esto, aprender lo que es la Liga, el básquet profesional. Agradecido porque me dio todo. Tuve la posibilidad de conocer gente extraordinaria, amigos. Y es la ciudad donde conocí a mi mujer. Por siempre en mi corazón, ligado de por vida".

Atenas de Córdoba (1998-2002 y 2008-2009). "Creo que gracias a Atenas se me abrieron las puertas de la Selección y un mundo distinto al que conocía. Me hizo parte de su historia grande y realmente disfruté de un club maravilloso, de jugadores extraordinarios como compañeros y pude disfrutar de los mejores. Marcelo (Milanesio), Pichi (Héctor Campana), Diego (Osella) son tres historias vivientes del básquet que tuve la suerte disfrutarlos dentro de la cancha, y mamar sus ganas de ganar, su talento, su humildad. Fue bárbaro Atenas".

Drac Inca de Mallorca, España (2002-2003). "Fue un año difícil. No fui bien predispuesto de la cabeza a competir y ganarme un lugar. Cuando me adapté, tuve que pegar la vuelta. Y cuando quería volver, para estar mejor, no se me dio la chance. Pero las cosas pasan por algo. Yo me tenía que quedar a jugar en Argentina y hacer el grueso de la carrera acá."

Paisas de Medellín (2003). "A Colombia fui con Horacio Seguí, porque estaba sin club antes de Obras y me dijo de ir a jugar para estar en movimiento. Lo tomé así. Cuando llegué me atendieron de maravilla, los colombianos son una gente extraordinaria, serviciales. Nos fue bien. Fue un mes y medio extraordinario."

Obras (2003-2004). "Toda la vida agradecido porque fue el equipo que me dio la posibilidad de volver al país en el 2003 cuando estaba sin equipo. Me abrieron las puertas y fue un año muy bueno porque hice unos números extraordinarios, y llegamos a semifinales. Siempre agradecido a Borro y todos los directivos que estuvieron ese año, se comportaron muy bien conmigo".

Ben Hur de Rafaela (2004-2006). "Tuve la posibilidad, sin pensarlo, de jugar con amigos. Es el día de hoy que tengo comunicación con todos los chicos pero jugar con Raymundo (Legaria), "Quequa" Storani (Walter), Jason Osborne y Ramzee Stanton que eran dos argentinos más, Pablo Albertinazzi, Daniel Ederra, Ignacio Ravellino que eran juveniles del club extraordinarios, Eduardo Calvelli. No nos conocíamos, y cuando nos vimos por primera vez parecía que nos conocíamos de toda la vida. Realmente disfruté muchísimo de Rafaela, una gente muy buena y predispuesta siempre a darte cosas. Dos años extraordinarios con un equipo de amigos, por eso conseguimos lo que conseguimos".

Boca Juniors (2006-2008). "Como hincha, no podía no jugar en Boca siendo jugador de básquet. Me di el placer de vestir la camiseta que yo quiero, que soy hincha en el fútbol. El placer más grande que me di en mi vida fue dar la vuelta olímpica en La Bombonera cuando salimos campeones de la Liga. Siempre estaré agradecido y fue cumplir un sueño y un anhelo, único".

La Selección argentina (1999-2015). "Un placer enorme, es lo más de lo más que te puede pasar como argentino deportista. Vestir la celeste y blanca es único. Estaré agradecido al básquet y la vida por haberme dado esa posibilidad de defender los colores de mi país".

Peñarol (2009-2017). "Para mí es todo, porque me dio todo. Impensado, porque nunca pensé que iba a terminar jugando en Peñarol. Pero a la vez hermoso, porque construí un vínculo con la gente y el club muy lindo, que realmente lo aprecio y quiero mucho. Venir al club, estar con la gente acá, ver al hincha que viene, te saluda y saca fotos. Es algo extraordinario. Estaré sumamente agradecido al club, los hinchas y dirigentes. A todos los equipos que jugamos acá, todos mis compañeros, sin ellos y sus ganas que todos teníamos de ganar, no podríamos haber hecho todo lo que hicimos para que Peñarol sea un club grande y con mucha historia, aumentando las vitrinas todos estos años."