El Plan Estratégico válido es el que nos saque del empobrecimiento

Es el momento de empezar a poner blanco sobre negro  los problemas de los trabajadores de nuestra ciudad, que ya llevan varias décadas encabezando el triste ranking del desempleo nacional. No ha existido en nuestra ciudad un diagnóstico macro de las situaciones actuales y que deberán enfrentar las ciudades del Partido de Gral. Pueyrredon y no ha existido, porque no hay voluntad política, de tocar los intereses que nos atraviesan y que en definitiva son los que nos han llevado al actual empobrecimiento.

Mar del Plata, al igual que toda ciudad, se fundó y desarrolló sobre condiciones naturales que coincidieron, al punto que obtuvimos un desarrollo muy por encima de otras localidades, aún más antiguas en la región: la actividad pesquera, no solo ocupó una gran cantidad de mano de obra, además se originó gracias a ella la industria naval que fue plataforma de la industria metalúrgica y que llegó a superar en su nivel a la Ciudad de Buenos Aires y a la Provincia de Córdoba; fuimos la ciudad que inventaba máquinas y que podía replicar cualquier pieza.

La construcción en Mar del Plata tuvo un gran protagonismo, en los años ´50 y ´60 nuestra ciudad llegó a encabezar en el mundo la actividad dejando en segundo lugar a San Pablo (Brasil). El tejido de punto tuvo un dinamismo enorme, en toda la ciudad surgían talleres dando oportunidades a trabajadores y emprendedores. 

El turismo social fue el protagonista de las etapas más felices de la ciudad, que desde la década del ´50 hasta la década del ´70 cerraba un círculo virtuoso de prosperidad donde cada obra parecía encajar plenamente en un proyecto en común, el tren de Dardo Rocha, la ruta de Fresco, la disponibilidad de agua potable, la energía suficiente. Más allá de los lógicos conflictos, emprendedores, empresarios y trabajadores coincidían en el rumbo, sin grandes planificaciones, todos iban en la corriente natural que le daba sustentabilidad a todos los sectores.

Tal parece, que no se percibe, que esas condiciones que se dieron naturalmente, en los últimos años se fueron diluyendo. La actividad pesquera con los distintos tratados internacionales y políticas que favoreciendo el Extractivismo-Exportador ha dejado de volcar su riqueza en nuestro puerto, a un costo ambiental formidable que hace peligrar la supervivencia del recurso y que se lleva puesta a la industria naviera y metalúrgica, la revolución tecnológica modificó en forma sustancial los métodos de producción y sistemas administrativos, achicando la oferta de trabajo; las privatizaciones de áreas estratégicas como la distribución de gas y electricidad en manos de empresas extranjeras que muy lejos de invertir y modernizar, las vaciaron y precarizaron, dejándonos envueltos en la difícil problemática de escasez del recurso, en medio de tarifazos que ponen un virtual techo a la posibilidad de generar desarrollo, con un marco legal en electricidad otorgado por el contrato de concesión, que le da a la empresa distribuidora, el monopolio de la distribución, imposibilitando el avance de proyectos sobre energías renovables. 

Otra cuestión importante, para entender nuestro retroceso, es la modificación de la estructura impositiva y las transferencias de servicios que se imponen desde 1976, donde el Estado Nacional se sacó de encima costos y se convirtió en una aspiradora implacable de recursos para generar superávit fiscal y enfrentar los servicios de pago de deuda externa, que entre otras consecuencias, les quitó a las comunas municipales los niveles históricos de coparticipación y con ello su autonomía

En síntesis, hay que tener en claro cuáles son las distintas circunstancias que aportaron al empobrecimiento de nuestra ciudad y la pérdida de sustentabilidad, entendiendo que la sustentabilidad es la capacidad de nuestra ciudad de contener económicamente, con servicios y con sanas condiciones ambientales, a todos sus habitantes.

Quedan muchas cuestiones fuera de este razonamiento, pero no quedan afuera porque tengan poca importancia, quedan afuera por ser consecuencia directa del empobrecimiento y no tienen solución de fondo por fuera de políticas que generen prosperidad, convencido de que todo plan focalizado, es solo un parche, que sale a mitigar los efectos del empobrecimiento.

La nueva visión estratégica debe tener otro volumen, debe ir más allá de los límites administrativos de la municipalidad. Para recuperar su conformación multidisciplinaria y espíritu participativo, debe ingresar plenamente en el debate de una nueva política pesquera, que defienda el recurso, que le otorgue al mismo, valor agregado, trayendo el trabajo a tierra para su procesamiento, lo que va a llevar a la necesidad de renovar la flota con trabajo local, incentivar el consumo de pescado, en definitiva, que todos podamos participar del recurso que es de todos y que representa el tercer producto de exportación nacional.

Otra cuestión básica es la energética, los famosos “inversores privados”, que no han hecho otra cosa que enriquecerse a costa de las empresas del estado que fueron el producto de varias generaciones de trabajadores y usuarios que las desarrollaron con su esfuerzo. Recuperarlas es fundamental para ponerlas a trabajar para la ciudad y a partir de ahí avanzar en políticas que impulsen la generación de energías renovables para ir saliendo de la dependencia de los combustibles fósiles.

En la actualidad es imposible pretender estar a la espera de los turistas, no sólo por el aumento de la oferta turística, sino además los medios de transporte que ponen a disposición las plazas extranjeras (y nosotros no tenemos ni siquiera el tren), que compiten directamente con nosotros y que no dudo, se llevan la mejor parte. La Mar del Plata de los 12 meses se debe basar en una de las industrias más activas, dinámicas y atrayentes que es la industria de la cultura.

A nuestra ciudad le sobran emprendedores, estructura y artistas de gran nivel, esta es una área en que difícilmente otras ciudades pueden competir. La Industria de la Cultura marplatense, está preparada, sólo precisa una señal de apoyo para ganar espacio.

Otra cuestión fundamental, es llegar a un profundo debate sobre las políticas de concesiones de servicios públicos. Ni el transporte, ni el tratamiento de residuos, son compatibles con las necesidades de la ciudad. Es por eso que impulsamos el proyecto de Red Integrada de Transporte (RIT) que integra a todo el territorio de Gral. Pueyrredon, con un sistema de transporte con combinaciones y transbordo de líneas y también impulsamos el plan “La basura No es Basura”, que es optimizar el gasto de recursos de la municipalidad a través de una metodología ambientalista, que de oportunidad de trabajo y en este esquema, armar un listado de tierras disponibles para la construcción de viviendas y sacar la construcción de las zonas saturadas, donde solo hacen negocios un puñado de accionistas de dudosa procedencia.

Debemos tener también un claro límite entre la zona urbana y las zonas urbanas productivas relacionadas con la producción frutihortícola y obras de infraestructura que den certidumbre y posibilidades de desarrollo a los productores del área.

El Partido de Gral. Pueyrredon precisa un plan de trabajo profundo y serio que contemple todo el espectro y de respuestas precisas sobre los problemas de fondo.