Quilmes se despidió con el corazón en la mano

Sin nada para reprochar, envuelto en una ovación de su gente, el "tricolor" puso fin a un temporada histórica de Liga Nacional, jugando de igual a igual contra el campeón y máximo candidato, cayendo 89 a 80 en el final y homenajeando de la mejor manera a Luca Vildoza que se va.

27 de Junio de 2017 22:56

Si había alguna forma de perder para Quilmes, era así. En partido hasta el último minuto, remando, luchando, levantando desventajas que parecían quebrar el partido, pero sin nunca rendirse, quizás una de las características que quedarán grabadas del conjunto de Javier Bianchelli. Ni aún teniendo enfrente al campeón San Lorenzo, que fue un justo ganador y ahora buscará retener la corona ante Regatas Corrientes. El 89 a 80 final de los de Julio Lamas, en esos últimos 30 segundos, fue anecdótico, porque la gente entendió que era el momento para homenajear a sus "gladiadores", principalmente al "capitán" Luca, el que no quería que sea su último encuentro con la "tricolor", el que hizo mucho para traerlo hasta esta instancia y que lo mantuvo con vida en gran parte de este partido. Final de una temporada que será inolvidable y tiempo para reflexionar y pensar en el futuro.

Firme, concentrado, incisivo y con la mano caliente. Así arrancó Quilmes el partido, no lo dejó elaborar juego a San Lorenzo que la única vía que encontró fue metiendo la pelota a la pintura para que Meyinsse anote o le saque faltas a los internos. Por eso, el pivote visitante marcó los primeros seis puntos de su equipo. El tema, es que para esa altura, el "tricolor" lo doblaba, con un gran trabajo colectivo, en defensa y moviendo la pelota para encontrar el hombre mejor parado y obligar a Lamas a pedir tiempo muerto con el marcador 12-6. Al regreso del descanso, el que se quedó sin gol fue el local, hubo dos apariciones de Deck para acercar el marcador y buena defensa de ambos lados para dejar el tablero equilibrado (14-11) a falta de 2' 12". Pero el juego ya había cambiado, un parcial de 10-6 para la visita lo puso adelante por 16 a 14 y ahora que el frenó las acciones fue Bianchelli. En el minuto y medio final, fallaron los dos y con ese resultado se fueron al primer descanso corto, con la sensación extraña de haber hecho dos mitades diferentes en un mismo cuarto el loal, que no marcó en los últimos 4'.

Quilmes intentó volver al partido con una buena penetración de Flor que también sacó la falta, pero no la pudo completar y ahí se vino el show de triples: de un lado, el local con dos seguidos que no entraron y San Lorenzo con tres "bombas" en continuado, tras buena circulación de pelota y nueve de ventaja (16-25) para que el técnico vuelva a ponerle un freno. De a poco, todo se acomodó, los porcentajes se emparejaron y el "cervecero" impidió cada vez que el "ciclón" se quiso escapar para quebrar el partido (37-26 y 33-41). Un buen cierre de Vildoza, con siete puntos consecutivos, le devolvieron la esperanza al dueño de casa, aunque con la preocupación de las tres faltas personales de Basualdo, teniendo en cuenta el poco recambio y como carga la pintura el equipo visitante. De todas formas, el juego estaba abierto y se fueron al vestuario con 7 de ventaja para los de Lamas: 36-43.

Al igual que el primer segmento, el tercer parcial se dividió en dos. Pero esta vez no fue al medio, sino que hubo siete minutos que favorecieron ampliamente a Quilmes, con una defensa impenetrable, obligando a tiros incómodos o pérdidas, y buenas ofensivas, con la mano caliente desde afuera de Ruiz y Vildoza, para hacer explotar el Poli al igualar el juego en 50. Sin embargo, la diferencia entre el mejor de la temporada y un equipo con un corazón enorme, que festeja haber llegado hasta esta instancia y lo hizo de la mejor manera, con mucho decoro, la marcaron en un abrir y cerrar de ojos. Tres buenas pasadas de pelota dejaron en libertad a Calfani, Safar y Aguirre, de manera consecutiva y cuando era todo fiesta, la visita se fue a 9 (50-59). Pero como es este Quilmes, no se iba a rendir, cerró bien el parcial, quedó a 8 (55-63) y se animó a soñar.

Y mucho más cuando en el amanecer de los diez finales, Vildoza lo madrugó con una bomba de 8 metros, la defensa agresiva dio resultado, Flor definió en tierra de gigantes y antes de cumplirse 30", la distancia era sólo de 3 (63-60). San Lorenzo intentó retomar el control del partido, pero Quilmes ya lo jugó como lo que era, una verdadera final, a "matar o morir", arriesgando a cortar la pelota, con tiros largos y ese corazón que lo trajo hasta esta instancia. Y lo desacomodó al campeón que no se podía hallar, quedó a 2 (65-67) con 6' 57" en el reloj y Julio Lamas trató de frenar el embate "cervecero". A lo Quilmes, la recta final fue emocionante. Más allá de dos triples de Scala que desmotivan a cualquiera, los de Bianchelli no se fueron de foco, perdieron a Maciel por faltas, pero siguieron en su objetivo de llegar a un final cerrado. Y cuando parecía que otra vez se empezaba a desvanecer la ilusión, con una pérdida clave entre Flor y Ruiz, lo devolvió la defensa y una bomba de Clark que lo puso a un doble (77-79) con 1' 56" en el reloj. No había margen de error y dos libres que marró Ruiz dolieron más de la cuenta, porque de quedar a uno, el "ciclón" sacó 5 (78-83). La jugada trabajada por Bianchelli en el banco no dio resultado, San Lorenzo estiró desde la línea y el técnico volvió a parar para el último manotazo de ahogado. El "cervecero" se tenía preparado otro susto para el campeón. El capitán convirtió, recuperó la pelota, pero esta vez se negó a entrar y la contra de Aguirre sí definió la historia. Antes de tirar los libres, el estadio ya explotó en un aplauso cerrado para los jugadores y la ovación para el "3" que dice adiós, que seguirá su carrera en el más alto nivel europeo y en algún momento volverá para ponerse la camiseta que mejor le queda.

El final fue 89 a 80 para San Lorenzo que se consagró campeón de la Conferencia Sur, pero a esa altura, a nadie le importaba. Todo era aplausos, todo era alegría, todo era el reconocimiento a un equipo con el que la gente se identificó, que jugó como tal, que dejó la vida en cada encuentro y que llegó a un lugar donde ni los propios hinchas lo soñaban. A barajar y dar de nuevo, pero mientras tanto, a darle el valor que se merece a este momento.