La historia de Miranda, Gerónimo y la mano color violeta

Su papá le compró una impresora 3D para que fabricara y vendiera spinner's, pero empezó a crear prótesis de manos y brazos para donar a chicos que las necesitan. Este miércoles viajó a Mar del Plata a entregarle una mano a una nena de 5 años.

12 de Julio de 2017 20:10

Hace unos meses, Guillermo Cabrera compró una impresora 3D para que Gerónimo, su hijo, pudiera llevar adelante un nuevo emprendimiento: fabricar y comercializar spinner’s, el juguete antiestrés que se puso de moda en el último tiempo. Sin embargo, el joven de 18 años cambió los planes iniciales y decidió utilizar la máquina con un fin solidario. Ahora, crea manos ortopédicas para chicos que no tienen posibilidad de acceder a una prótesis.

La primera en recibir su manito fue Olivia, una nena marplatense de 2 años que nació con Agenesia, por lo que su brazo izquierdo está menos desarrollado. Gerónimo supo de su historia tras leer una nota publicada en 0223 en la que Soledad, su mamá, hacía un pedido solidario para mejorar la calidad de vida de la chiquita.

Ciro, también de 2 años, de Lavallol, fue el destinatario de la segunda creación de los Cabrera: un brazo ortopédico derecho para que pueda jugar.

Este miércoles, Gerónimo Cabrera llegó a Mar del Plata desde Banfield, localidad bonaerense en la que vive, con una nueva misión: entregar una mano a Miranda, una nena de 5 años que nunca había tenido una prótesis. Estuvo en la ciudad unas pocas horas y en su equipaje sólo guardó una manito color violeta, el tono que la nena le había pedido exclusivamente la última vez que hablaron por teléfono.

“Mi papá siempre hace actividades solidarias: fue bombero voluntario, colabora con comedores. A él se le ocurrió la idea y empecé a investigar para poder hacer las prótesis. Lleva tiempo y esfuerzo armar cada pieza y verificar que funcione todo, pero el resultado es hermoso”, contó el joven estudiante de Administración de Empresas y Comercio Internacional y creador del emprendimiento “Te doy una mano solidaria en 3D”.

Según dijo, la búsqueda de información, videos y tutoriales para construir la prótesis lleva varios días de trabajo. Luego, la impresión de la pieza demora 24 horas y otras 6 demanda armar cada segmento de la mano o brazo. “El fin, la sonrisa de los chicos es lo que importa”, aseguró. Al ver que sus primeras creaciones les cambiaron la vida a tres chicos, el joven abrió un sitio web para recibir pedidos y multiplicar sonrisas.   

Gerónimo y Miranda se vieron por primera vez este miércoles a la mañana. Allí estaban todos: padres, abuelos, tíos. Uno de los abuelos prefirió esperar en el auto para que nadie viera si se le escapaba alguna lágrima de emoción.

En los instantes previos a recibir la manito violeta, Miranda, inquieta, pidió que la acompañaran al baño del café que habían elegido como punto de encuentro. Allí, en la intimidad de ese pequeño espacio, le confió un secreto a su mamá: “No sé qué siento, es como que me duele el corazón de la alegría”.