Si Evita viviera, Salas sería ingeniero
22 de Mayo de 2007 21:20
Por Redacción 0223
PARA 0223
De abanderado de Carlos Menem, transformándose luego en soldado de Eduardo Duhalde a venal político del eje del intendente Katz en su salto al kirchnerismo. Esta es una fugaz síntesis de la simbiosis del ingeniero Eduardo Salas aplicada al pragmatismo de su carrera de concejal, que lleva ya más de 10 años, y que concluye, Partido Justicialista mediante, el 10 de diciembre próximo. Por estas horas el ya "legendario" concejal definirá con su voto la continuidad del injusto e injustificable aumento de tasas. De abanderado de Carlos Menem, transformándose luego en soldado de Eduardo Duhalde a venal político del eje del intendente Katz en su salto al kirchnerismo. Esta es una fugaz síntesis de la simbiosis del ingeniero Eduardo Salas aplicada al pragmatismo de su carrera de concejal, que lleva ya más de 10 años, y que concluye, Partido Justicialista mediante, el 10 de diciembre próximo.
En épocas de campaña electoral toma vigencia una frase “ningún político resiste un archivo”, todo un barbarismo tratándose del edil, ya que aunque parezca mentira, excede esa definición. Aunque su propia página no lo ayuda mucho en ese sentido (www.concejalsalas.com.ar)
Es un hombre que llegaba de la mano de las causas populares y con la doctrina del general Juan Domingo Perón debajo de su brazo.
El ingeniero ha argumentado en diversas ocasiones su acompañamiento a proyectos oficialistas por el sólo hecho de ser “amigo de Daniel (por Katz)”, de los años en los que compartieron el manejo de la estratégica Comisión de Obras del Concejo Deliberante.
El concejal Salas es del desconocido Grupo Autónomo del Partido Justicialista, así tal cual, hace lo que quiere con prescindencia de sus autoridades, ya que no se conoce que se encuentre acéfalo. Salas tampoco comulga con “Rolo” Worschitz, quien preside formalmente al PJ de Mar del Plata.
Según el diputado provincial Juan Garivoto, Salas es quien mejor mide como candidato a intendente en el Partido Justicialista.
Por otra parte, la señora Cristina Di Rado de Garivoto sostuvo que el partido Justicialista de General Pueyrredón no aprobó el nuevo TSU (eufemismo bajo el cual gira el monstruoso aumento de tasas) que contó con el inestimable apoyo del voluntarismo político de Salas con el solo fundamento de no convertirse en un profeta del caos.
Apelando a trazos gruesos, se puede recordar que Salas llegó a su banca diciendo que Mar del Plata tenía las tasas más altas del país, además que los contribuyentes pagaban por servicios que no recibían (en alusión a los departamentos que sólo se ocupan en temporada), que no se invertía en salud, en desagües, en educación, en nada.
Es más no sólo mantenía que las tasas no debían aumentar sino que deberían ser rebajadas.
Otro tanto ocurrió con el transporte urbano de pasajeros, o mejor dicho fue un impertérrito y contumaz opositor a todo lo que diera vuelta alrededor del servicio, mucho más cuando se trataba de aumentar el boleto.
Constan en los libros de sesiones del Concejo, para no tener que recurrir a los archivos de los diarios, sus lecciones sobre pasajero kilómetro, kilómetro recorrido, frecuencias, recorrido, tarjeta magnética, máquinas monederas, unidades con piso bajo para discapacitados, lo que pueda ocurrir en “Un mundo de 20 asientos” recordando la telenovela exitosa del malogrado Claudio Levrino.
Ahora Salas también se alineó en la compensación de millones de pesos a las empresas del transporte, enrojeciendo de vergüenza a un camaleón, acostumbrado a mutar de color según la ocasión, como dice la cumbia de Chico Novarro.
Pero no es todo, públicamente abonó el proyecto de Daniel Katz de incorporar a la factura del consumo eléctrico, el equivalente del alumbrado público en la composición del ex ABL, y hoy TSU. Remó con ese propósito de voraz recaudación que impulsó Katz, hasta que le sonó el despertador: ¡¡¡Los barrios se le venían encima!!! “desensillá Turco”, le dijo Juan Garivoto “es inconstitucional”. ¿Inconstitucional? Si decían que se aplica en 70 municipios del Gran Buenos Aires.
En las últimas horas hay una tendencia de los concejales a replantear la exacción del TSU, es cómo que parece qué no saben lo que votaron, y no pensaban qué era así, balbucean, se desdicen, ataques repentinos de amnesia.
Pero haciendo un rápido ejercicio de memoria, quienes cubren todo lo que ocurre en el Concejo Deliberante, saben que Eduardo Salas resultó decisivo para que lo votos le den al oficialismo para imponer el TSU. Sin Salas el proyecto no hubiera prosperado, lo inédito es que haya izado su diestra sin la anuencia del Partido Justicialista.
Como si resultara insuficiente, sus argumentos superaron a Luis Rech y Walter Malagutti, primeras espadas del intendente Katz. Una exaltación de los carapintadas que se ubicarían por ejemplo a la derecha de Mohamed Seineldín y de Aldo Rico, con tal de complacerlos.
En la boleta electoral de 2003, Salas figuró segundo en la lista; ¿Renunció?, ¿Lo expulsaron?, ¿Formó bloque unipersonal?. No; cabalgó sobre la anarquía de la conducción política de su partido, la única explicación posible para poder comprender su conducta.
¿Salas representa con fidelidad a los ciudadanos que lo votaron hace 4 años?
No es justo que la democracia se degrade por este tipo de actitudes, reñidas con los mínimos postulados de un sistema de gobierno, que el pueblo abraza para intentar mejorar su calidad de vida y de futuras generaciones.
¿Qué significa no ser profeta del caos? En la ideología saliana: permitir vergonzosas excepciones para eximir del pago a poderosos empresarios, consentir que hay que pagar exorbitancias por basura que no se junta, calles que no se arreglan, alumbrado público apagado, árboles que no podan, bancar una administración al borde del colapso, una errática política de personal, una inexistente política de tránsito (en los primeros lugares del ranking de victimas fatales en el país) y más.
El Jueves la mano de Salas definirá una vez si se revisa o no el injusto e injustificable aumento de tasas (con el nombre que a uno más le guste) esa misma mano podría ser la que -sin querer, claro- se meta en los bolsillos de los viejitos de Mar del Plata, de los que pagan mes a mes su prefabricada, de los humildes que en definitiva son los que cumplen, aquellos que aun guardan la estampita de Evita en la cabecera de la cama, aquellos que a pesar de todo, un discurso grabado de Perón hoy les hace mojar los ojos de impotencia.
AUTOR / FUENTE: JORGE ELIAS GOMEZ
En épocas de campaña electoral toma vigencia una frase “ningún político resiste un archivo”, todo un barbarismo tratándose del edil, ya que aunque parezca mentira, excede esa definición. Aunque su propia página no lo ayuda mucho en ese sentido (www.concejalsalas.com.ar)
Es un hombre que llegaba de la mano de las causas populares y con la doctrina del general Juan Domingo Perón debajo de su brazo.
El ingeniero ha argumentado en diversas ocasiones su acompañamiento a proyectos oficialistas por el sólo hecho de ser “amigo de Daniel (por Katz)”, de los años en los que compartieron el manejo de la estratégica Comisión de Obras del Concejo Deliberante.
El concejal Salas es del desconocido Grupo Autónomo del Partido Justicialista, así tal cual, hace lo que quiere con prescindencia de sus autoridades, ya que no se conoce que se encuentre acéfalo. Salas tampoco comulga con “Rolo” Worschitz, quien preside formalmente al PJ de Mar del Plata.
Según el diputado provincial Juan Garivoto, Salas es quien mejor mide como candidato a intendente en el Partido Justicialista.
Por otra parte, la señora Cristina Di Rado de Garivoto sostuvo que el partido Justicialista de General Pueyrredón no aprobó el nuevo TSU (eufemismo bajo el cual gira el monstruoso aumento de tasas) que contó con el inestimable apoyo del voluntarismo político de Salas con el solo fundamento de no convertirse en un profeta del caos.
Apelando a trazos gruesos, se puede recordar que Salas llegó a su banca diciendo que Mar del Plata tenía las tasas más altas del país, además que los contribuyentes pagaban por servicios que no recibían (en alusión a los departamentos que sólo se ocupan en temporada), que no se invertía en salud, en desagües, en educación, en nada.
Es más no sólo mantenía que las tasas no debían aumentar sino que deberían ser rebajadas.
Otro tanto ocurrió con el transporte urbano de pasajeros, o mejor dicho fue un impertérrito y contumaz opositor a todo lo que diera vuelta alrededor del servicio, mucho más cuando se trataba de aumentar el boleto.
Constan en los libros de sesiones del Concejo, para no tener que recurrir a los archivos de los diarios, sus lecciones sobre pasajero kilómetro, kilómetro recorrido, frecuencias, recorrido, tarjeta magnética, máquinas monederas, unidades con piso bajo para discapacitados, lo que pueda ocurrir en “Un mundo de 20 asientos” recordando la telenovela exitosa del malogrado Claudio Levrino.
Ahora Salas también se alineó en la compensación de millones de pesos a las empresas del transporte, enrojeciendo de vergüenza a un camaleón, acostumbrado a mutar de color según la ocasión, como dice la cumbia de Chico Novarro.
Pero no es todo, públicamente abonó el proyecto de Daniel Katz de incorporar a la factura del consumo eléctrico, el equivalente del alumbrado público en la composición del ex ABL, y hoy TSU. Remó con ese propósito de voraz recaudación que impulsó Katz, hasta que le sonó el despertador: ¡¡¡Los barrios se le venían encima!!! “desensillá Turco”, le dijo Juan Garivoto “es inconstitucional”. ¿Inconstitucional? Si decían que se aplica en 70 municipios del Gran Buenos Aires.
En las últimas horas hay una tendencia de los concejales a replantear la exacción del TSU, es cómo que parece qué no saben lo que votaron, y no pensaban qué era así, balbucean, se desdicen, ataques repentinos de amnesia.
Pero haciendo un rápido ejercicio de memoria, quienes cubren todo lo que ocurre en el Concejo Deliberante, saben que Eduardo Salas resultó decisivo para que lo votos le den al oficialismo para imponer el TSU. Sin Salas el proyecto no hubiera prosperado, lo inédito es que haya izado su diestra sin la anuencia del Partido Justicialista.
Como si resultara insuficiente, sus argumentos superaron a Luis Rech y Walter Malagutti, primeras espadas del intendente Katz. Una exaltación de los carapintadas que se ubicarían por ejemplo a la derecha de Mohamed Seineldín y de Aldo Rico, con tal de complacerlos.
En la boleta electoral de 2003, Salas figuró segundo en la lista; ¿Renunció?, ¿Lo expulsaron?, ¿Formó bloque unipersonal?. No; cabalgó sobre la anarquía de la conducción política de su partido, la única explicación posible para poder comprender su conducta.
¿Salas representa con fidelidad a los ciudadanos que lo votaron hace 4 años?
No es justo que la democracia se degrade por este tipo de actitudes, reñidas con los mínimos postulados de un sistema de gobierno, que el pueblo abraza para intentar mejorar su calidad de vida y de futuras generaciones.
¿Qué significa no ser profeta del caos? En la ideología saliana: permitir vergonzosas excepciones para eximir del pago a poderosos empresarios, consentir que hay que pagar exorbitancias por basura que no se junta, calles que no se arreglan, alumbrado público apagado, árboles que no podan, bancar una administración al borde del colapso, una errática política de personal, una inexistente política de tránsito (en los primeros lugares del ranking de victimas fatales en el país) y más.
El Jueves la mano de Salas definirá una vez si se revisa o no el injusto e injustificable aumento de tasas (con el nombre que a uno más le guste) esa misma mano podría ser la que -sin querer, claro- se meta en los bolsillos de los viejitos de Mar del Plata, de los que pagan mes a mes su prefabricada, de los humildes que en definitiva son los que cumplen, aquellos que aun guardan la estampita de Evita en la cabecera de la cama, aquellos que a pesar de todo, un discurso grabado de Perón hoy les hace mojar los ojos de impotencia.
AUTOR / FUENTE: JORGE ELIAS GOMEZ
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