Estela espera hace un año turno para el oculista: fue al tren sanitario y tampoco logró que la atiendan

Vecina de Playa Serena, pidió turnos en la salita del barrio en octubre de 2016, la derivaron al Cema y nunca la llamaron. Este lunes fue a la Ferroautomotora, llegó a las 5 de la mañana y tampoco consiguió que vieran a sus hijas: solo atienden a 80.

11 de Octubre de 2017 18:42

Por Redacción 0223

PARA 0223

Estela vive en Playa Serena y en octubre del año pasado fue a la salita de salud del barrio a pedir un turno para sus dos hijas, de 14 y 19 años. Ambas necesitan ser atendidas por un oculista, sobre todo la mayor, que tuvo un incidente y busca asistencia en uno de sus ojos, el cual requiere de un lente con aumento para mejorar su visual. En ese momento, su solicitud fue derivada al Cema, desde donde no obtuvieron más respuestas.

365 días después, al tanto de la llegada del tren sanitario a Mar del Plata, Estela se preparó para resolver el problema, sin embargo, los resultados fueron los mismos: sus hijas siguen sin ver a un oculista.

“Salimos a las 3,30 de la madrugada, nos tomamos el 221 y luego el 511. Llegamos a eso de las 5, pero nos encontramos con una larguísima fila de gente, algunos durmiendo, que estaban desde horas antes. Como dan 80 turnos por día para ver a los oculistas, ya no accedimos a que nos atiendan”, contó la mujer en diálogo con 0223.

Según Estela y muchos otros residentes del sur marplatense, los inconvenientes surgen por el estado de las salas de salud de los barrios. En el caso de la de Playa Serena, “se ven por un lado desperfectos de estructura, se llueve mucho por dentro y, por otro lado, faltan médicos, particularmente pediatras”, describió la vecina.

 

 

“Ahora estoy organizándome para ir a la Ferroautomotora el jueves, desde la 1 de la mañana”, contó Estela sobre la continuidad de su odisea.

Conocida su historia, desde la sociedad de fomento de Playa Serena compartieron con 0223 imágenes de la sala de salud del barrio, tomadas la semana pasada y afirmaron: “Los residentes del sur no quieren que el tren pase solo una vez en la vida. Siempre castigados, no solo por la falta de mantenimiento de sus calles, sus luces, sino también en la salud. Esta vecina hizo todo un viaje sin sentido y se volvió amargada por sentir una vez más que nos toman el pelo”.

 

 

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