Divididos incendió Once Unidos con el alma intacta

La banda liderada por Ricardo Mollo volvió al club Once Unidos con un show de tres horas de clásicos, homenajes y mucha mística ante más de 2000 espectadores.

20 de Noviembre de 2017 14:32

En un fin de semana largo y con variada actividad, Divididos pasó por Mar del Plata con un brillante concierto de tres horas, el sábado en el estadio cerrado del Club Once Unidos, un reducto cálido y colmado por más de 2.000 personas (entradas agotadas desde hace semanas). Allí se habían presentado en septiembre de 2015, como es habitual año a año antes de cada temporada veraniega, para “tocar solo para los marplatenses”. 

Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella, cada uno con un virtuosismo superador, desplegaron toda la energía para que la “aplanadora” retumbe por todo Parque Luro, con sus clásicos de siempre, homenajes a distintos símbolos del rock y un sonido que fue de menor a mayor, implacable para los oídos.

Divididos es una garantía. Divididos no te va a defraudar. En un escenario musical que fue perdiendo a sus líderes y agrupaciones ya sea por desgracias o separaciones, la banda de Hurlingham se aproxima a la tercera década de vida con total vigencia. Y Ricardo Mollo se erige como un símbolo, pero que acorde a su conducta de siempre, se despoja de todo vedetismo y caretaje, para acercarse a su público entregando el corazón. Su cara de buen tipo es acompañada de gestos: desde el compromiso social ante el dolor y la injusticia, pasando por recordarles a los pibes que “dejen de escribir por Facebook o whatsapp, vayan a tocarle el timbre a los amigos y denles un abrazo”, hasta terminar el show bajando al piso para saludar y sacarse fotos de punta a punta con los privilegiados y apretados fans ubicados contra las vallas. Ah, y además cada día toca mejor la viola, entonando cada canción en los mismos registros que fueron grabadas.

La banda abrió con el Himno Nacional Argentino, ya una característica, para desandar el camino con “Tanto anteojo”, “Paisano de Hurlingham”, “Haciendo cosas raras” y la primera directa al presente socioeconómico argentino: la canción “Ay que Dios boludo”, que antes de tocarla Mollo expresó “la hicimos en el 2001, ¿otra vez Dios se hace el boludo? Ojalá que no”, en una letra que termina cantando “aquelarre de presidentes/un ratito cada uno/la azafata vuelve a ser/la que trae el perfume y el pedal”. 

Antes del set acústico, una extraordinaria versión de “Hombre en U”, "Nene de antes", para desembocar en el trío “Qué tal”/”Azulejo”/”La Rubia tarada”, con una dedicatoria en el medio a la “cheta de Nordelta”: “Vamos todos a tomar mate a la Bristol, la c… de su madre”, tiró Mollo entre risas y aplausos .

Llegó la calma con el "Cóndor" Arnedo y su socio "¡desde hace 40 años!" sentados en sus banquetas, la iluminación más tenue, y una seguidilla que sirvió para aquietar las almas y luego tomar envión. Pasaron las baladas “Como un cuento”, “Spaghetti del rock”, “Par mil” y “Huelga de amores”, que estuvo precedido del agradecimiento a dos obsequios recibidos en la previa al concierto y que el cantante mostró a su gente en detalle.

La cercanía de Ricardo Mollo y la banda con su público quedó evidenciada en otro acto más. Morena, una seguidora marplatense, escribió en un cartel a modo de súplica que rezaba "Mollo dame un abrazo". Y el líder de Divididos lo vio, sonrió e hizo subir a esta chica al escenario, que no podía más de la felicidad, sin querer soltar jamás a cada uno de los integrantes del trío. "El abrazo es terapéutico", cerró el guitarrista.

La segunda mitad del show fue una peregrinación de hits. Llegaron, entre otros, “Sábado”, "Tengo" (el conocido cover de Sandro), “Salgan al sol” (de "La Pesada del rock and roll") hasta aterrizar en un homenaje improvisado a AC/DC, en el mismo día del fallecimiento de uno de sus fundadores, el guitarrista base Malcom Young. “Angus, sin Malcom, es una cosa. Pero con Malcom, es AC/DC", sentenció Mollo, que recordó que cuando volvía a su casa tras trabajar de zapatero, se bañaba escuchando “ese discazo en vivo”, por "If you want blood you´ve got it" (1978). Así, la banda desenfundó un buen tramo del clásico "Whole Lotta Rosie" de la banda australiana (“qué querés, no son ni ingleses ni norteamericanos, son australianos…”). 

La emotiva “Amapola del 66”, que Ricardo Mollo utilizó en su momento para homenajear a los fallecidos Luis Alberto Spinetta o Gustavo Ceratti, ahora va dirigido a Santiago Maldonado. Tras cantar “en qué cuerpo estás hoy…”, el violero pronunció: “En el cuerpo de todos nosotros, hay una persona. Pero ésta tan reciente, tan fresca, joven, llena de vida, tan idealista y tan argentino… Que no solo quede en el corazón de cada uno, sino también en la memoria". Y agregó mientras retomaba los acordes de su guitarra: “Podría ser mi hijo. Por eso cuando uno toma consciencia de eso…que un pibe se te va de mochilero y después no vuelve, la concha de su madre, loco...Además, no es un delincuente. Es una persona", ante el aplauso cerrado de todo Once Unidos.

El cierre parecía no llegar más. Incluso, el personal de Once Unidos se "comió el amague" al prender las luces del estadio cuando todavía quedaban varias canciones más. El recuerdo para Pappo con "Sucio y Desprolijo", que en su zapada inicial tuvo acordes de "El monstruo de la laguna" y "Post Crucifixión" de Pescado Rabioso. 

"Cielito lindo" y un pogo circular enorme ordenado por el cantante, "Rasputín/Hey Jude", "Whole Lotta Love/Heartbreaker/Rock And Roll" de Led Zeppelin, la clásica "Ala Delta", "El 38", "El ojo blindado" del Sumo que supo integrar,, y el clásico final donde Mollo encuestó a su público: "¿Gaita o Next Week?". Ante la votación pareja, Ricardo no quiso problemas: "Bueno, hacemos las dos", cerrando con "Crua Chan" y "Next...".

Pasó Divididos. Aplanó las almas de todos los presentes. Cumplió con las expectativas, y más. Rock and roll en estado puro, pleno. Y se fue prometiendo volver para festejar el aniversario de los 30 años.

 

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