De boletos, bolazos y los que esperan

Nuevamente  el ciudadano marplatense acude a una nueva representación del viejo sainete local: el aumento del boleto del colectivo, donde cada personaje se esmera  en concitar la atención de un público cada vez más apático y conocedor de las repetidas puestas en escena y que sabe su invariable final.

Hay que reconocer que este año se sumó como aditamento la propuesta del “Metrobús surrealista” que con una inversión de $ 516 millones, propone llevarnos a ninguna parte y que ha conseguido para sí, el fatal e irresoluto final de su antecesor, el Plan Estratégico de Transporte.

El Partido de General Pueyrredon precisa medidas de fondo para salir de su crisis crónica de decadencia que claramente se expresa en distintos sectores, desde lo ambiental, lo económico, lo social y la clara falta de un proyecto de ciudad que sea capaz de contener a sus habitantes.

Ya, a esta altura, finalizados los efectos etílicos que nos tenían esperanzados en que los inversores extranjeros traerían sus dólares para resolver nuestros problemas. Es claro y evidente que ha llegado la hora de gobernar, que no es otra cosa que reorganizar nuestro capital interno y sin duda el Transporte es un elemento estratégico fundamental para incentivar el desarrollo local.

La ciudad oscila entre dos grandes retos urbanísticos: uno, el micro y macrocentro saturado tanto en tránsito como en su capacidad de dar servicios y por otro lado, el resto del territorio del Partido de General Pueyrredon que carece de desarrollo, porque ninguna de las últimas gestiones municipales integró el territorio con un Sistema de Transporte eficiente.

Batán, Sierra de Los Padres, Chapadmalal, Estación Camet, Felix U. Camet, etc. están afuera de toda consideración e incluso gran parte de Mar del Plata está relegado y no hay en ejecución ninguna planificación que integre el territorio en búsqueda de un desarrollo armónico.

Pero, es difícil pensar que un cambio profundo se realizará con el actual modelo de gestión, concretamente la concesión de servicios públicos es un modelo agotado y ésta es la cuestión. No se puede pretender de empresarios que tan sólo les interesa hacer caja, que nos den las soluciones que precisa nuestra comunidad. 

Hoy la Municipalidad está discutiendo el precio del transporte con aquéllos que tienen causas abiertas por fraudes al fisco, en la causa de los “choferes fantasmas”.

La concesión de servicios, es un modelo de gestión que hace años no se practica en el mundo, la municipalidad debe tomar el control del servicio y gestionar la integración de todo el territorio que gobierna, los servicios públicos no pueden quedar en manos de los que tan sólo les interesa sus particulares intereses