Hicieron estallar las Paso

Recita el Martín Fierro “la ley es como el cuchillo, no ofiende a quien lo maneja...”, y nada deja más en evidencia este concepto que las leyes electorales que estuvieron vigentes en la Argentina, diseñadas para que grupos concentrados de poder construyan con candidaturas digitadas, más poder.

Esperábamos que los vientos de cambio trajeran una reforma política que por lo menos termine con las practicas del robo de boletas que los grandes y adinerados aparatos imponen haciendo desaparecer otras alternativas, esperábamos que el cambio trajera la boleta única que ponga fin a las prácticas desleales que ensombrecen la legitimidad del acto eleccionario.

Pensábamos también que sería el fin de las boletas sabanas, que es la puerta para que gente irrepresentativa, termine tomando decisiones sobre los intereses comunes, pero muy lejos de estos anhelos no solo no existió en la Provincia de Buenos Aires ni la más mínima intención de impulsar una reforma profunda para elegir a quienes nos gobierna, además profundizaron las prácticas autoritarias de voltear listas y candidatos a gusto dentro de sus propias fuerzas, lo que da a pensar ¿Qué nos espera, a las fuerzas que se presentan como alternativas independientes?.

Las Paso que fueron presentadas como una forma de dar participación a los ciudadanos independientes en la construcción de candidaturas,  fue tan solo un relato como cualquier otro, es verdad que toda la comunidad puede participar en las elecciones internas de candidatos, pero también es cierto que se utiliza este instrumento para prescribir candidatos, ¡todos votan, lo que los dueños de las lapiceras les permite elegir! y lamentablemente se ve a gente joven llevando adelante estas reprochables actitudes.

Es tiempo que todos exijamos con fuerza una reforma política, que consagre lo más representativo de su pueblo, que dé oportunidades de representación política solo para los que tienen dinero o aparato político, porque todos deben tener no solo el derecho de elegir o ser elegido, también debemos tener la posibilidad práctica para ejercer ese derecho, porque debemos tener en claro que vivimos con lo que votamos.