Bocco: "El ajuste fiscal será muy grande y el gobierno espera que la sociedad no se movilice"

El economista y exdirector del Banco Central anticipó que el dólar seguirá en alza y opinó que la economía del gobierno de Macri "está sin rumbo". 

Arnaldo Bocco brindó una charla en Adum. Foto: Prensa Adum.

3 de Octubre de 2018 11:32

Por Redacción 0223

PARA 0223

Una economía sin rumbo, un dólar que seguirá en alza, los riesgos de enfriar la economía y el temor a un nuevo default. Estos fueron algunos de los conceptos que el economista y exdirector del Banco Central Arnaldo Bocco dejó en una entrevista con 0223, en el marco de una charla que brindó en Adum.  

"El ajuste fiscal va a ser muy grande y el gobierno confía que la sociedad no se va a mover. Mi sensación es que por mucho menos que esto López Murphy sufrió un ataque muy fuerte", opinó Bocco, quien remarcó, además, que este ajuste golpeará directo a la clase media y que se vienen "seis o siete meses" muy duros.

El economista además planteó que el gobierno de Mauricio Macri dejará subir el dólar y anticipó que a fin de año estaría por encima de $48,5, que es la previsión del Banco Central.

-¿Tiene rumbo la economía actual?

-Diría que no. La transición entre la crisis previa al desborde que se dio con diciembre de 2017 y la salida al mercado de capitales de la Argentina (que todavía no se dio, estamos en negociaciones del segundo tramo con el Fondo Monetario) no deja muy claro por dónde el gobierno quiere llevar la situación que él mismo creó: una inflación muy alta, recesión marcada, fuga de capitales importantes y un tipo de cambio que todavía no llegó a su techo.

El grueso de los empresarios, pequeños comerciantes, clase media, sectores trabajadores, el conjunto de la sociedad tiene expectativas, pero no necesariamente coincidentes porque saben que el gobierno no los está llevando por un buen rumbo. Debería encarrilarse el gobierno, pero lamentablemente hace diez meses que va por la banquina. Y que vuelva a subirse a la ruta no es la percepción que tiene el 90% de la sociedad.

-Hasta hace un tiempo se sostenía el discurso de inversiones, pero ahora el nuevo presidente del Banco Central ya confirmó que el plan es enfriar la economía.

-Enfriar la economía implica lo que pasó el lunes: bajó el tipo de cambio. Pero hubo una trampita. El Banco Central en lugar de vender dólares e intervenir en el mercado, lo que hizo fue hacerle vender a los bancos públicos. Y vendieron bastante. Así lo aplacaron, lo cual no está mal, pero es pan para hoy y hambre para mañana.

Además cotiza en un 70% la tasa de interés para las letras de liquidez. ¿Que son? Es tomar pesos de los bancos que están destinados a prestarlos, sacarlos del mercado y darles una garantía a los bancos de una tasas de entre el 67 y el 72%. Esto tiene un mensaje: no habrá créditos.

El empresarios Pyme, exportador, el industrial, agropecuario, trabajador, cualquiera que busque tomar un crédito va a pagar fortuna, una tasa arriba del 80 o 90%. Eso está hecho para que caiga la demanda, haya tres o seis meses de recesión y frenar cualquier expectativa de atesoramiento que pudiera haber en sectores que tengan algún ahorro por ese lado.

-¿Qué va a pasar con el dólar?

-Mi lectura es que el gobierno va a dejar subir el dólar, porque necesita es subir el tipo de cambio.

-¿A cuánto puede llegar?

-Más arriba de 48,5 que es el dólar esperado a fin de año, según lo que propuso el Banco Central.

-¿Qué beneficio trae dejarlo subir?

-Porque al encarecer el dólar va a haber gente que no lo va a comprar. Habrá gente que no importará y consumirá localmente. Y el Banco Central, al dejar de vender dólares, va a recuperar pesos. Se va a quedar con la posibilidad de enfriar la economía, profundizar la caída. El riesgo que tiene es que sometés a alguien a caminar con menos 15 grados y está con 40º de fiebre. La Argentina está con inflación alta, desempleo en ascenso, pobreza e indigencia subiendo.

 

-¿Cree que el gobierno tiene en cuenta esos aspectos negativos?

-El equipo económico está mirando que la Argentina no entre en default, que es a lo que se comprometió con el FMI. Después, ¿qué le pasa al resto de la sociedad? Es para el día siguiente, no para hoy.

-¿Eso quedó garantizado ya?

-Está garantizado que cubrirían las necesidades de financiamiento hasta 2019. Después de 2019, hay un sistema de vencimientos muy altos, de todo el endeudamiento que fue tomado en los últimos tres años. El gobierno que continúe, sea este u otro, se encuentra con un panorama que no le deja muchas alternativas. Va camino a un sendero muy estrecho. ¿Cómo lo supera? No tiene más alternativa que renegociar los vencimientos de deuda.

Eso se puede hacer bien, con tiempo. Si la recesión se profundiza Lagarde se lo va a proponer hacer a Macri. Lo sacrificará, pero no va a dejar que la Argentina deje de pagar la deuda.

-En estas últimas semanas cobró mucha relevancia el Banco Central y su presidente. ¿Cuál es su rol en la economía de un país?

-Todo lo que no hizo hasta acá. Veremos qué hace la nueva gestión que recién comienza y no se puede calificar aún. El Banco Central debe garantizar que haya una buena gestión de la política monetaria, que esa gestión de la política monetaria conduzca a que el camino de la economía esté encausado, que se lubrique con políticas financieras el crédito y se aceite la dinámica de crecimiento económico. Y la carta orgánica le manda que vigile el crecimiento y el empleo.

Hasta aquí el gobierno le dio la espalda a eso, porque encaró otra cosa. Quiso bajar la inflación y no lo hizo; al contrario, la subió. Le pidió que hubiera oferta de crédito y no hubo, se encarecieron las tasas. Y el tipo de cambio no lo controló, que sería la tercera pata.

-¿Y hay expectativas de que eso cambie?

-La nueva gestión sigue un monetarismo muy duro. Se sigue un extremo de la escuela de Chicago que no se había aplicado en ninguna parte con esta dureza. Se llama déficit doble cero. Cero crecimiento de la tasas de oferta monetaria y cero déficit fiscal. El cero déficit fiscal es relativo, porque hay una parte que es el déficit de pago de intereses de la deuda y algunos servicios que no se renuevan. Son del orden de 15 mil millones de dólares, que no es cualquier cosa.

El ajuste fiscal va a ser muy grande y el gobierno confía que la sociedad no se va a mover. Mi sensación es que por mucho menos que esto López Murphy sufrió un ataque muy fuerte.

-¿Había menos protección mediática en aquel entonces?

-Creo que tuvo muy poca cintura política. Quiso arancelar las universidades, que en manos del radicalismo salieron rápidamente a tomar la calle. Era incompatible con aquel radicalismo. No sé si este radicalismo aprobaría el arancelamiento universitario, pero han aprobado cosas peores, como los acuerdos con los fondos buitre o la política previsional.

 

-¿Qué puede esperar la gente de esta situación?

-Lamentablemente, menos actividad económica. Una economía muy fría, por no menos de seis o siete meses. Si todo sale bien, tendremos un año muy amarrete en el 2019 con un crecimiento muy relativo, porque habrá 6 meses de estancamiento con inflación. Después veremos qué pasa en el segundo semestre de 2019. Es un año electoral, pero necesita caja y tiene una serie de cosas en contra.

Este ajuste va a la clase media pura y dura. Sube tarifas, va a pagar más impuestos, muchos sectores que no pagan Ganancias van a pagar, bajó las deducciones de la cuarta categoría que antes incluía obras sociales, número de hijos, gastos de salud y adicionales, hoy ya no se podrán deducir de Ganancias y le va a hacer pagar una alícuota más alta. Entre la dolarización de tarifas, combustible y transporte, el golpe va directo a la clase media.

-Tras estos meses de recesión, ¿cómo se sale?

-Tendría que haber una política muy activa de reactivación. El gobierno baja 60% la obra pública. Elimina el fondo sojero que era la lubricación de los municipios para hacer obras;  recortó el gasto en salud. Si llega a una inflación más baja y con estabilidad, no alcanza para reactivar esto. Necesita inyectar recursos para reactivar.

-¿Cuánto influye la aprobación del presupuesto tal como fue enviado?

-Es una presión que ejerce el Fondo Monetario. El presupuesto tiene componentes que la oposición no va a votar. La presión impositiva, el impuesto a mutuales y cooperativas. Hay aspectos del retroceso en el gasto educativo, miles de millones de pesos que han recortado, que es un sinsentido. Bajar las retenciones al campo y subirle a los sectores exportadores va a ser conflictivo, porque tiene un desincentivo muy fuerte la industria para exportar pagando retenciones.

Y lo otro es que va a haber una puja muy grande el día que se vote. El peronismo y los sindicatos están dispuestos a movilizar lo que no tienen para generar un hito parecido a lo que fue la reforma jubilatoria y el tratamiento de la ley del aborto. Hay una sociedad movilizada, que le va a dar batalla al gobierno.

Con este presupuesto, las provincias también son grandes perdedoras. Desaparece el Fonavi, que era histórico. Desaparece el Fondo Sojero, baja la coparticipación federal. Un gobernador puede acompañar al gobierno pero también quiere ganar la elección.

-¿Y qué margen tiene el gobierno para ceder algunos de estos puntos?

-Bastante poco. No lo va a empujar el Fondo a Macri, porque teme que la oposición plantee un default. Y en eso la oposición debiera ser lo suficientemente inteligente para hacer otra cosa, no un default como en 2001. La oposición tendría más margen y mucho aire para trabajar.

-¿Por qué es tan complejo resolver el problema de la inflación en la Argentina?

-Es una mezcla de factores. Hay cuestiones macroeconómicas, otras de carácter social y otras políticas. En lo macroeconómico, el error del gobierno fue haber elegido el sistema de metas de inflación, levantar la tasa que llevó a una inflación más alta. Hubo errores autoinfligidos.

En segundo lugar, la apertura de la economía trajo mucha recesión. Hubo un atesoramiento de dólares y fuga de capitales que genera inestabilidad y desconfianza en el peso. Eso retroalimenta la inflación. Para tener retención de pesos hay que subir la tasa de interés y si no la subís la gente se va a dólares. Y el otro tema es que la Argentina no es igual al resto del mundo: hay puja distributiva. La persona que está ocupada, si ve que pierde salario, da batalla. Es un país con calle y la gana. Esto va a pasar.

-Y el empresario es especulativo...

-El empresario tiende a ser especulativo, pero hace 30 días que el círculo rojo productivo está activo y dice A Macri hay que ponerle un límite, si no la economía se destruye. No hay cadena de valor que resista.