Los desafíos de la nueva era comunicacional de Arroyo

Lejos de los micrófonos, Arroyo bajó su exposición pública. Foto: archivo 0223. 

2 de Mayo de 2018 19:50

Luego de admitir públicamente que el principal problema de su gestión era la falta de fondos para publicitar todo lo que estaba haciendo, Carlos Arroyo decidió aceptar el consejo de rearmar su equipo de comunicación y cambiarle el perfil. La estrategia no es milagrosa, ni mucho menos. Es, en definitiva, lograr lo que muchos le han recomendado al jefe comunal y hasta aquí no lograron: que no sea tan Arroyo.

“No hay mucho misterio. La idea es que el intendente baje su exposición y que la suban los secretarios. Que el intendente solo aparezca para comunicar buenas noticias”, resumió uno de los nuevos responsables de comunicación.

El equipo era el que tenía pensado comandar Emiliano Giri, cuando se rumoreó que regresaba al gabinete. Se trata del político Agustín Neme y el publicista Ezequiel Villar. Ambos se sumaron al director de Prensa Marcelo Marcel, que seguirá al frente de la elaboración de los comunicados, mientras que los nuevos funcionarios asumirán la estrategia y la imagen de la comunicación.

Hasta ahora el plan parece marchar sin sobresaltos: desde hace semanas, Arroyo prácticamente no enfrenta micrófonos.   Para muchos políticos eso significaría un problema. De hecho trabajan en distintas estrategias para poder tener acceso a los medios de comunicación. En el caso de Arroyo es un alivio: sus declaraciones estridentes o polémicas suelen dejarlo expuesto y traerle más problemas que alegrías.

 

“Yo no voy a cambiar”, les advirtió el jefe comunal en una de las primeras reuniones que mantuvo con los nuevos funcionarios. Le aclararon que, a esta altura, nadie espera que cambie, pero sí que acepte la ayuda que él mismo fue a buscar.

Hubo algunas turbulencias en el debut de la nueva era comunicacional del gobierno. Lo primero fueron las entrevistas que dio el secretario de Hacienda Hernán Mourelle, quien les apuntó directamente a los concejales radicales por su falta de apoyo a las ordenanzas fiscal e impositiva. Luego salió un comunicado del municipio que buscó bajarle el tenor a la disputa, pero minutos después Mourelle volvió a dar entrevistas y redoblar la apuesta.

“A veces es difícil coordinar todo, porque hay secretarios que tienen ego y personalidad”, admitió una fuente consultada, pero remarcó que la idea es bajar una línea clara de que cualquier cosa que se diga en público tenga la venia del equipo de comunicación. “Nosotros no decimos cuánto tienen que aumentar las tasas pero sí cómo se va a comunicar ese aumento”, graficaron.

 

Los cambios también llegaron acompañados de una nueva imagen: logos, mayor  presencia en redes sociales y reemplazo de placas y videos por texto. Pero también lanzaron una aclaración: “Los problemas políticos no se pueden solucionar desde la comunicación”.

La nueva era comunicacional se da en un momento de ebullición política. Arroyo parece estar fuera de cualquier esquema de Cambiemos y amenaza con competir por fuera de la alianza gobernante. Tiene en claro que es imposible que gane de esa manera (o al menos en su entorno tienen claro eso), pero sabe que el caudal de votos consolidado puede ser un dolor de cabeza para el candidato oficialista.

A su vez, el intendente comenzó a cerrar el círculo cada vez más al arroyismo duro. Más allá de la reunión que mantuvo con el bloque radical y sus dichos sobre todo lo que aporta ese sector de Cambiemos, la evidencia muestra que Arroyo cada vez confía más en los propios y menos en los ajenos.

Esto no es fácil de manejar en materia de comunicación. Cuando se mezcla la gestión con lo electoral la cosa se “contamina”. “Y lo electoral está llegando demasiado pronto, eso no es bueno”, señalaron desde el entorno de Arroyo, a quien le recomendaron abandonar todo tipo de declaración vinculada a su reelección o sus posibles rivales en los comicios de 2019.

Apenas van un par de semanas para trazar un balance de esta nueva apuesta de la gestión de Arroyo. Por ahora se cumplen algunas premisas aunque no sería la primera vez que cuando el barco parece navegar por aguas calmas una tormenta inesperada ensombrece el panorama.