Condenan a tres miembros de la “Banda del Handy” tras un juicio abreviado

Tres de los integrantes de la denominada “Banda del Handy” que cometió al menos trece robos calificados –en su mayoría a ancianos- en Mar del Plata fueron condenados a penas de entre cinco años y cuatro meses a nueve años y medio de prisión luego de que se validara un acuerdo de juicio abreviada ante el Tribunal Oral en lo Criminal 4.  A través de sus defensas los imputados ratificaron sus respectivos acuerdos y optaron por esa vía abreviada y dejaron de lado la celebración de un debate oral y público.

Una de las características de la banda desbaratada por la Dirección Departamental de Investigaciones en el marco de una causa a cargo del fiscal Mariano Moyano es que funcionaba sin un líder, tenía pequeñas células que reclutaban gente para hechos puntuales y coordinaban –a través de dos mujeres- el monitoreo de la frecuencia policial horas antes de los robos. Ese rasgo distintivo hizo que los condenados recibieran distintas penas porque participaron de hechos diferentes, pero todos atribuídos a la misma organización.

Yamila Alejandra Farías –de 27 años- fue condenada a cinco años y cuatro meses de prisión como coautora de al menos cinco robos y de integrar una asociación ilícita. El cumplimiento de la pena seguirá siendo mediante la modalidad de arresto domiciliario.

Por su parte Miguel Alfredo Aponte –de la misma edad- seguirá alojado en la Unidad Penal 15 de Batán para cumplir los siete años de prisión como coautor de varios robos calificados e integrante de la misma asociación ilícita.

La pena más alta fue la de nueve años y medio de prisión acordada con José Luis Parra –de 28 años- por la comisión de cinco hechos entre el 15 de julio de 2015 y  el 6 de enero de 2016 que concurren materialmente entre sí.

El Juez Alfredo Deleonardis consideró legalmente acreditadas las coautorías de los tres imputados en cada uno de los hechos, descartó cuestiones eximentes de la responsabilidad penal y valoró algunos atenuantes para Aponte y Farías.

En cuanto a los agravantes se tuvo en cuenta la avanzada edad de algunas de las víctimas “indicadora de un mayor grado de vulnerabilidad e indefensión y, por ende, facilitadora de la consumación”, además de la logística empleada en los momentos previos, concomitantes y posteriores a la ejecución del ilícito por el uso de automóvil, equipos de telefonía y varios handy con frecuencia policial.