72 saquitos de té para el desayuno, sándwiches para el almuerzo

Eso es lo que envían los proveedores al comedor de la escuela secundaria 34 de Antártida Argentina, a la que asisten casi 200 alumnos. Otros días, como hoy, directamente no llevan nada. Los docentes hacen "vaquitas" para darle de comer a los chicos.

Lamentable. Las irregularidades en los comedores escolares ya no son novedad, están a la orden del día. Foto: archivo 0223

15 de Agosto de 2018 16:58

Por Redacción 0223

PARA 0223

A pesar de las promesas, el servicio alimentario escolar sigue siendo deficiente en los distintos establecimientos provinciales que funcionan en Mar del Plata, en donde todos los días hacen malabares para que ningún chico se quede sin su plato de comida caliente. Ese es el caso –uno de los tantos- de la escuela secundaria 34, del barrio Antártida Argentina, en donde reciben 72 saquitos de té para el desayuno –alimentan a más de un centenar de alumnos- o, directamente, nada.

“El servicio del SAE no ha mejorado, de hecho, hoy no enviaron comida”, denunció este miércoles Marcela Torres, secretaria del establecimiento. Sin mercadería, los docentes hicieron una “vaquita” y, gracias a la labor del cocinero, el menú fue polenta con salsa y pollo. “Ayer (por el martes), mandaron sándwiches”, agregó, preocupada porque sabe que para muchos de los 172 estudiantes ese fue su único plato de comida en el día.

En diálogo con Radio 10 Mar del Plata, la docente hizo hincapié además en que el Estado les otorga solamente 100 cupos por lo que deben “repartir” la comida para que todos prueben, al menos, un bocado. “Sino tendríamos que discriminar a quién se le  da o no y estos son chicos con muchas necesidades”, lamentó.

“Otras veces buscamos algo –algún pedazo de pan- que haya quedado al día anterior para servirles porque no podemos darle sólo té, tienen hambre”, subrayó.

Ante esta situación, dijo, los directivos optan por decirles la verdad a los estudiantes. “Les explicamos qué es lo que está pasando, por qué no les podemos dar los alimentos que recibían hasta las vacaciones de invierno”, comentó. 

Por último, Torres alertó que, más allá de la escasez de las porciones, la calidad de los alimentos que envían los proveedores es preocupante. “Recibimos unos medallones de pollo que no podían ser consumidos porque habían perdido la cadena de frío y en la escuela primaria, con la cual compartimos edificios, recibieron carne picada con mal olor; incluso, el mismo muchacho que hacía reparto decía que eso no podía ser consumido”, aseguró.

Además, indicó, “suelen traer los alimentos en una camioneta que no está en condiciones y en la que hay, por ejemplo, bolsas de comida para animales”.