Quilmes lo dejó pasar y Peñarol ganó un partido inolvidable

En dos suplementarios, después de haber ido en desventaja durante casi toda la noche, con Quilmes que tuvo la oportunidad de ganarlo en el tiempo regular y el primer extra, el "milrayitas" le tiró la historia encima y se quedó con un triunfo para la historia.

Todd Brown fue una de la figuras de Peñarol, que en distintos momentos tuvo hombres importantes. Pero el foráneo se destacó con 28 puntos y 6 rebotes en el inolvidable triunfo "milrayitas". (Fotos: Diego Berrutti)

17 de Enero de 2019 23:27

Por Redacción 0223

PARA 0223

Es un parido que puede dejar secuelas. A Peñarol lo puede envalentonar, darle confianza y comenzar a encontrar el funcionamiento que pretende, con muchas cosas para mejorar, pero un golpe anímico que vale y mucho. A Quilmes, lo puede golpear muy duro. El "tricolor" dejó pasar dos veces el tren de la victoria, en el tiempo regular y en el primer suplementario, en una noche que lo tuvo como dominador en el resultado durante casi los 50 minutos, con algunos lapsos en los que el "milrayitas" lo igualó, pero no más. Y los de Leonardo Gutiérrez fueron los que supieron golpear en el momento justo, los que asestaron el golpe de nock out en la primera que tuvieron. Fue una noche inolvidable en el Polideportivo "Islas Malvinas" con el partido más apasionante de la Liga Nacional. Y a lo que ofrecen en las tribunas, le adosaron un encuentro emotivo, en el que Peña salió mejor parado, se llevó un triunfo épico y reavivó los fantasmas de un Quilmes que no logra cerrar los partidos a su favor y sólo tiene una victoria en la temporada.

El primer cuarto, prometió mucho. Arrancó mejor Quilmes, por momentos abusando del tiro exterior, pero convirtiendo y defendiendo duro para tomar una rápida ventaja de 10-0 que obligó el rápido tiempo muerto de Leo Gutiérrez. 2' 30" tuvieron que pasar para que Peñarol anote sus primeros puntos y empiece a ganar confianza. Ortiz era la carta "cervecera" que de tanto apostar al perímetro, se secó y empezó a padecer a Todd Brown, que se volvió incontrolable para De La Fuente, le metió tres triples seguidos (13 puntos en fila para su equipo) y, pasando la mitad del parcial, lo puso al frente por primera vez en la noche por 18 a 17. Nuevamente Ortiz se encargo de encaminar a los de Javier Bianchelli que cerraron mejor, Essengue hizo 4 puntos seguidos y se fueron al descanso igualados en 25, con un muy entretenido juego.

Con mucha soltura, las ofensivas siguieron prevaleciendo contra las defensas, que no tenían la intensidad necesaria y entonces el goleo era alto. Otra vez comenzó mejor el "cervecero", repartió puntos y volvió a sacar una buena ventaja de 9 (40-31). También otra vez, se repuso el "milrayitas", con Nicolás Gianella como abanderado, pero que se tuvo que ir con 3 faltas promediando el capítulo. Sin embargo, con más apariciones de otros jugadores, los de Gutiérrez siguieron en partido, supieron recuperarse de las pequeñas ventajas y tomaron la delantera con menos de dos minutos por jugar (48-49) con otra buena carta ofensiva como Juani Marcos. En el final, no se sacaron ventajas y fueron camino al vestuario con todo como al principio: 52-52.

Como era de esperar, en algún momento iba a bajar el goleo, las defensas iban a afirmarse más y los porcentajes ya no serían tan altos. Y eso sucedió al regreso del vestuario, con la mano fría y (seguramente) algún tirón de orejas de los entrenadores, el tercer segmento fue desprolijo, con muchas impresiciones, no sólo a la hora de los lanzamientos sino en la circulación de la pelota y elaboración de las ofensivas. Lo que no cambió, fue lo emotivo, porque siguieron "palo y palo", ninguno de los dos se pudo cortar y Peñarol sacó una mínima ventaja para entrar al frente al cuarto final: 67-68.

El arranque de los 10' finales, fue todavía peor desde lo basquetbolístico. Apenas 1 punto en 2'30" para dejar todo igualado, pero con pérdidas y malas decisiones ofensivas de los dos lados. Quilmes tomó una pequeña luz de 4 (72-68), con 6' 36" y obligó al minuto de Leo Gutiérrez, principalmente porque su equipo no había convertido en casi tres minutos y medio de parcial. Todo venía tranquilo hasta que a falta de 3'50", Brown fue a depositar una bandeja para quedar a uno y Vasirani lo tapó después que la pelota tocara el tablero, los árbitros no la vieron, en la contra le cometieron falta a De La Fuente y la cancha se volvió un hervidero. El pibe marró los dos libres y el clima ya había cambiado para el tramo final, con las dos tribunas queriendo ser un jugador más. Quilmes tenía tres de ventaja y quería defenderla como sea, con tranquilidad y jugando con la desesperación de Peñarol. Pero falló más de lo permitido en esa instancia desde la línea y los de Gutiérrez se mantuvieron en partido hasta el final.

Una tapa de Brown que terminó con una bomba de Marcos del otro lado, lo dejó a uno (80-79) a 55' para la chicharra y cualquier cosa podía pasar. Bianchelli pidió minuto, pero increíblemente, Bolivar en total soledad no tocó ni el aro en un triple de 45 grados. Gianella tuvo la chance de adelantar a Peña con un tiro de frente pero lo erró y la visita se vio obligado a cortar a Ortiz con 13.3" en el reloj. El goleador de la noche ahora no perdonó, lo dejó al "tricolor" con tres de ventaja y la obligación a su rival de una "bomba" en la última bola para forzar el suplementario. Sin embargo, Brown fue hasta abajo, volvió a dejar el juego a uno (82-81) y otra vez le dieron la responsabilidad a Ortiz, que esta vez erró el primero y metió el segundo. Con 6.2" en el reloj, Peñarol sacaba de mitad de cancha, ahora necesitando un doble para empatar y un triple para ganar. Y Gianella se adueñó de la pelota, fue hasta abajo, ahora no perdonó y se fueron al tiempo extra, para que Quilmes volviera a padecer el mal de los cierres.

Como si fuera una mueca del destino, el arranque del suplementario fue con Ortiz en la línea, acertando los dos y mirando hacia el cielo sabiendo que dejó pasar una oportunidad inmejorable. Nadie regalaba nada y el que quería puntos se los tenía que ganar desde los libres. Ahí se vio más firme Quilmes y con Essengue desequilibrando (6 puntos seguidos), sacó 3 (91-88) a 2' 30". Encima, metió una tapa a Alloatti bajo el aro e hizo explotar el Poli. El "tricolor" tenía 3 de ventaja y la pelota con 30" en el reloj, pero Bolivar se apuró, erró un triple, Brown descontó desde la línea y otra vez la misma película: 93-92 y 24 segundos, una sola posesión. Peñarol cortó y Bolivar, como Ortiz en el tiempo regular, marró el primero, metió el segundo y lo dejó con vida al "milrayitas" a 23" del final. Gianella se encargó de igualar el juego y la última era para el "cervecero" con 6 segundos para correr la cancha. Lo más insólito, es que el reloj no funcionó dos veces, entonces esos 6" fueron 5 minutos de idas y vueltas, con el nerviosismo e impaciencia en las tribunas y la cancha. Esa espera, desconcertó al local que tuvo una salida forzada, perdió la pelota y Marcos recuperó y casi lo gana con un triple. No pasó, y 5' más. Increíble.

Las piernas ya pesaban el doble y podía pasar cualquier cosa. Brown sacó ventaja de uno y Quilmes desaprovechó dos ofensivas con triples que podrían haberle dado aire a Peñarol que falló las suyas. Bolivar acertó de afuera, Brown erró otra vez un personal y el "tricolor" estaba arriba por la mínima a falta de 3'. Ortiz, el hombre de la noche, falló dos libres, Lauría puso al frente a su equipo con una bomba que bailó en el aro y el "9" tricolor le pagó con la misma medicina. Gosterrazu, actor de reparto, metió un doble con falta y otra vez los de Gutiérrez en ventaja. Quilmes se encegueció, Peñarol se tranquilizó y de la mano de Marcos empezó a encaminar el partido. Al "pibe" no le pesaron los libres (sacó de la cancha a Ortiz) y convirtió para una ventaja de 5 (100-105), la máxima de la visita en la noche a 42.3". Y Peñarol no lo dejó ir. El tren pasó una sola vez para los de Garay y Santiago del Estero, se subieron y fueron cantando a la victoria.